Murcia.- «Tenemos más de 400 denuncias por corrupción. El 80% acabarán archivadas porque, aunque haya muchas sospechas, no habrá pruebas»

LAVERDAD* : Después de cinco años como Fiscal Superior de Murcia, en los que ha hecho de la lucha contra la corrupción su estandarte y orgullo, acaba de ver renovada la confianza de la Fiscalía General. Lo cual quiere decir que hay López Bernal para otros cinco años. Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese. Pero serán sólo cinco años. Más que suficientes para jubilarse y disfrutar, si el Diablo así lo quiere, de un tiempo dedicado a la familia y a su pasión más secreta: escribir con la sola compañía del silencio, las estrellas y un gin-tonic. Respondiendo a un impulso, del que quizás más tarde se arrepienta, extrae de un bolsillo una cuartilla y lee un texto que hace corroerse de envidia al periodista por la magistral perfección con que enlaza las palabras. Luego no le permitirá publicar el relato, pero para entonces el plumilla ya le habría robado cuatro frases: «Mi madre siempre me dijo que creyera en algo». «Sólo el olvido asesina los sueños». «Hace ya sesenta años que empezó la función y todavía no domino el personaje». «El viejo lobo de raído pelaje seguirá aullando a la luna nueva». Quizá con ellas, piensa el ladrón de letras, esté queriendo contar algo de sí mismo. Quizás sólo sean cuatro frases sin sentido.

-Imagino que, si ha vuelto a optar al cargo de Fiscal Superior, ello sólo puede ser por una de estas dos razones, o por ambas: porque está satisfecho de lo que ha hecho en estos últimos cinco años, o porque aún está insatisfecho.
-Estoy satisfecho con algunas cosas, e insatisfecho con otras. Lo he pedido para acabar con el compromiso que asumí hace cinco años y para dejar una Fiscalía más avanzada en especialización, medios y personal de lo que estaba cuando la cogí.
-¿Cuál era ese compromiso?
-Intentar hacer una justicia lo más transparente e igualitaria posible, y que el fiscal llegue por igual a todos los extremos de la sociedad.
-¿Sigue teniendo la sensación de que la Justicia parece pensada sólo para perseguir a los más débiles, a los más desfavorecidos?
-Sí, lo sigo pensando. La Justicia no está suficientemente preparada, ni tiene los medios ni las estructuras necesarias, para perseguir a la delincuencia más importante, que es la que tiene todo tipo de recursos a su disposición. Eso no ocurre con otras personas...
-...que no tienen la misma capacidad de defenderse.
-Claro. La gran delincuencia cuenta con grandes medios, magníficos abogados y asesores de todo tipo... Y nosotros, en cambio, necesitamos más medios, más asesores, más policías, más unidades especializadas en la lucha contra la delincuencia organizada...
-Algo se ha avanzado, ¿no?
-Indiscutiblemente. Desde la Fiscalía General del Estado se ha hecho una apuesta muy decidida por la especialización, que es inexcusable. Eso es un auténtico hito. Pero, para que sea todo lo eficaz que debe ser, tiene que llevar aparejada una especialización de la Judicatura.
-Hace cinco años, al tomar posesión del cargo, aseguró que nada le frenaría ante un político si estuviera convencido de que había hecho algo ilegal. ¿Se ha tenido que frenar al final por algo?
-No. Ni yo ni mis compañeros. La Fiscalía no es sólo su jefe; es un grupo de gente trabajando en la misma dirección. Y le puedo asegurar que nada nos ha hecho variar de rumbo. Y que nada nos lo hará cambiar.
-¿Recuerda cuántas denuncias por presunta corrupción, hablo de denuncias, no de causas judiciales ya abiertas, habían llegado a Fiscalía cuando se hizo cargo de la jefatura?.
-Pues no. Como no me lo diga usted...
-Me permito recordárselo. Había cuatro: La Zerrichera, otra sobre la adjudicación del aparcamiento de San Esteban, una de IU contra el entonces alcalde, Manuel Sanes, de La Unión, y otra contra el ya ex alcalde socialista de Los Alcázares, Juan Escudero, que es la que acabó dando origen a la 'Operación Ninette'. ¿Cuántas denuncias tenemos ahora?
-Bastantes más (se ríe).
-Eso ya lo sé. Pregunto el número.
-No puedo saberlo exactamente. Hay una veintena de causas de ese tipo abiertas en los juzgados.
-Hablo de denuncias de ciudadanos o instituciones que llegan a Fiscalía por supuesta corrupción.
-Pues..., ahora mismo..., podría haber..., en total..., cuatrocientas..., cuatrocientas y pico.
-Seguimos avanzando. Eso demostraría que hay muchas personas que se están animando a denunciar asuntos sospechosos que antes permanecían ocultos. Al menos ahora existe la oportunidad de analizar si hay materia delictiva.
-Vienen muchas personas a denunciar. Por eso vamos a tener que aumentar el número de fiscales, porque estamos muy por encima de lo que podemos asumir.
-¿Algún ayuntamiento se libra de haber sido denunciado?
-(Vuelve a reír). Imagino que alguno se libra. Debe de haber muchos que se han librado hasta ahora.
-¿Muchos? Eso sí que no lo creo.
-¿Cuántos ayuntamientos hay? ¿Cuarenta y cinco? No creo que haya más de veintitantos denunciados.
(Le llama en ese momento el Fiscal Superior de Madrid, de nombre, también, Manuel. El Manuel de Murcia le agradece la felicitación y responde: «Yo estoy contento, pero mi familia está muy cabreada. En fin, no me voy a quejar ahora...»).
-Le iba a preguntar si considera que estos años han servido para lanzar un aviso a navegantes, en especial a aquellos funcionarios o cargos públicos que hayan podido tener la tentación de incurrir en comportamientos desviados.
-Creo que haber presentado denuncias o querellas por esas causas siempre tiene un efecto preventivo. Si en algún momento hubo una sensación de impunidad, pues es bueno que algunos teman que todo pueda llegar a saberse si es que han hecho algo mal. Yo tengo muy presente una anécdota de un amigo, una anécdota triste, que vio cómo una serie de personas, quizás ejecutivos, apostaban a que en la Región nadie actuaría jamás contra la corrupción. Me pareció lamentable. Eso es tener una visión muy negativa de los murcianos, que no es la que yo tengo.
-Lo que parece evidente es que esas personas perdieron su apuesta.
-Sí la han perdido, sí.
-¿Queda mucho por limpiar?
-Quedan procesos, unos cuantos procesos. Pero esto no se soluciona sólo con procesos penales; hay que hacer modificaciones legislativas para evitar que esas cosas ocurran. Lo que no quiero es que se establezca la imagen de que ser funcionario es igual a ser corrupto. Sería muy injusto. Hay funcionarios corruptos en cualquier administración u organismo.
-¿También en la Fiscalía?
-(A juzgar por su cambio de expresión, la pregunta no le hace la menor gracia). Espero que no. Yo no los conozco. Pero si alguien los conoce, agradecería que me diera nombres.
-¿Ha logrado usted quitarse de encima el estigma de que su actuación está guiada por motivaciones políticas?
-Para la gente bienintencionada, sí. Hay un sector de gente malintencionada para los que no. Pero ellos saben que lo que dicen es mentira y sólo buscan intoxicar a base de repetir las mismas idioteces. Recientemente se ha vuelto a publicar que mi mujer es letrada del PSOE, aunque les consta documentalmente que no ha llevado asuntos del PSOE desde quince o veinte días antes de que yo tomara posesión como fiscal jefe, en enero de 2006. Para entonces ya había presentado la renuncia.
-Usted sabe que hay un dossier que apunta a que vive en una casa construida ilegalmente.
-Sí, claro que lo sé. Es absolutamente cómico. Este ayuntamiento me ha certificado que no se ha violado norma urbanística alguna en mi casa y que jamás se ha abierto un expediente sancionador. Quien dice eso, lo hace sabiendo que es mentira y con la única intención de desprestigiarme como fiscal jefe de una institución que persigue la corrupción. Lo que me apena e indigna es que los delincuentes a quienes investigan los fiscales estén investigando a los fiscales que los investigan. Que se estén metiendo en nuestro ámbito más íntimo. Pero, a la vez, me da alegría que después de lo que me han investigado, hasta meterse en mis narices, lo único que me achacan es que entré en mi casa sin cédula de habitabilidad. Si eso es todo lo que han encontrado, pues es un orgullo. Igual podrían haberme acusado de ser bajito y calvo.
-De lo que sí se le puede acusar con razón es de no tener un solo pelo negro en la cabeza. ¿Es la edad o las preocupaciones?
-La edad. Bueno, y las preocupaciones. Hace un tiempo todavía me quedaba alguno...
-Pero el hecho de que le estén investigando no puede haberle cogido por sorpresa...
-No. Por supuesto que era previsible. Y además les invito a que sigan haciéndolo. La gente decente seguirá estando con esta fiscalía, y los indecentes no me importa dónde estén.
-La sensación generalizada en la sociedad es que los asuntos de corrupción responden fielmente a la expresión: arrancada de caballo, parada de burro. Que entran los UCO en los ayuntamientos, se llevan la documentación, detienen a los concejales o alcaldes, se les toma declaración y encantados de habernos conocido y hasta nunca.
-Soy consciente de que esa sensación existe, y en muchos casos se alienta esa idea, que tiene una parte de verdad. Pero los tiempos mediáticos no son los de la justicia. Analizar la documentación intervenida en un registro lleva muchísimo tiempo y nos faltan unidades especializadas. Y es verdad que por eso hay varios asuntos paralizados.
-Hay causas que llevan años durmiendo el sueño de los justos.
-Hay causas muy paradas, es verdad.
-A la Zerrichera, o al 'caso Ninette', por ejemplo, no se les ve la punta por lado alguno, pese a los años que llevan abiertos.
-Nos faltan medios. Medios humanos, técnicos... Eso es así. No tenemos un grupo especializado de policías y expertos adscrito a la Fiscalía.
-Pero, ¿de qué estamos hablando? ¿De diez o doce agentes e inspectores bien formados en materia fiscal y en derecho administrativo y urbanístico?
-Estamos hablando de eso, sí. De un grupo que pudiera llevar cuatro o cinco grandes investigaciones a la vez. En eso radica el problema. Los fiscales estamos teniendo que asumir investigaciones que son propias de esos especialistas.
-Este año van a empezar a salir sentencias de casos relevantes de corrupción, como 'Tótem' o 'Limusa'. ¿Va a servir para que los ciudadanos se convenzan de que estos asuntos no eran sólo humo?
-Eso esperamos. Y vendrán unos cuantos juicios más de esa índole este año, y también el siguiente. Van a ver que esto era mucho más que el arreón inicial.
-¿Hay base para condenar?
-Nosotros nos ceñimos a los principios de legalidad, objetividad e imparcialidad. Si acusamos es porque estamos convencidos de ello. Pero los jueces pueden llegar a otra conclusión y hay que respetarlo, aunque eso no quiere decir que no puedan equivocarse. Unas veces se equivocan ellos, y otras, nosotros.
-Quizás ellos, los jueces, sean especialmente garantistas, ¿no?
-No. Tanto como nosotros, que archivamos el 80% de las denuncias que nos llegan. Hay muchos casos en que, habiendo sospechas muy serias, tenemos que archivarlos porque no disponemos de pruebas.



* La Verdad - RICARDO FERNÁNDEZ - 13.02.11

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