La costa de Lugo sufre la crisis del ladrillo con unos 3.000 pisos vacíos

LAVOZDEGALICIA* : El bum de la construcción, que hizo a muchos vecinos millonarios de la noche a la mañana, pasa ahora su factura. La costa de Lugo, A Mariña, paradigma del bum urbanístico gallego, parece estar pagando ahora los excesos de una construcción desbocada. Lo hace en forma de miles de pisos vacíos, ya acabados o en fase avanzada de ejecución.

Así era A Mariña: promociones que se vendían con solo colocar en una finca un cartel anunciando una próxima edificación; vecinos que se hacían millonarios de la noche a la mañana con terrenos que sus padres y abuelos habían dedicado a sembrados o pastizales y que multiplicaban su valor con solo nombrarlos; rumores que se pagaban a precio de oro; inmobiliarias de toda España que acudían a la llamada del dorado; intermediarios que aparecían en cualquier esquina; lugareños que se hacían expertos en urbanismo hablando de porcentajes de edificación y planes sectoriales en barras de bar y en la cola del pan? Ciertamente, en pocos lugares como la costa de Lugo se vivió un bum urbanístico semejante al calor de las hipotecas baratas. Eran los años 2005 y 2006.
Pero hoy el panorama es muy diferente y pasa factura en forma de pisos vacíos. Son centenares de viviendas, probablemente varios miles. Los promotores consultados ofrecen cifras muy dispares, pero comparándolas parece cuando menos prudente hablar de unas 3.000 de nueva construcción.
José Quintas -administrador de Proquintas- se anima a asegurar que solo en Foz puede haber entre 500 y 1.000, mientras que en Barreiros calcula que son unas 600. El alcalde barreirense, Alfonso Fuente, reduce la cifra a entre 300 y 400. En Burela, el Partido Popular local -que ha propuesto al Concello que cree una bolsa de alquiler- estima que son entre 500 y 600. En Viveiro -según el Ayuntamiento- hay entre 700 y 800. En O Vicedo se habla de más de cien. Cervo, Ribadeo, Xove y otros concellos suman algún centenar más de pisos a la lista.
Y a ello hay que añadir proyectos pendientes de iniciar, obras paralizadas y promociones por concluir, que auguran que el ajuste de la construcción en A Mariña aún tiene por delante un largo recorrido. No obstante, se aprecian algunos «brotes verdes». El alcalde de Foz, José María García Rivera (PSOE), se muestra exultante al hacer balance del verano: «Houbo un empuxón moi grande. En Foz vaise vender todo canto se constrúa e vaise converter nunha cidade importante. Sei dun edificio que a 1 de xuño tiña vendidas 15 vivendas e hoxe ten 47». Pero no es menos cierto que basta dar un paseo por algunas calles para ver la cantidad de vivienda libre que sigue existiendo.
El Sanxenxo de A Mariña
«Barreiros, el Sanxenxo de A Mariña». La frase fue atribuida al alcalde con motivo de un concierto patrocinado por Proquintas para promocionar una urbanización de 54 chalés de lujo en primera línea de playa. Fue a finales del año 2006 y constituyó todo un acontecimiento, insólito en A Mariña. Actuaron David Civera, Natalia de Operación Triunfo y la Década Prodigiosa. Pero la licencia, entre otras, fue recurrida por la Xunta y el juzgado ordenó la paralización cautelar de las obras. Más de dos años después así continúan. De nada le ha valido al promotor, José Quintas, disponer de la licencia de obra del Ayuntamiento. Él continúa sintiéndose cabeza de turco de una operación de maquillaje de la anterior Xunta. «A proba é que preto da miña finca, de 80.000 metros cadrados, hai edificios facéndose», señala.
Quintas afirma que en una semana vendió el 25% de los chalés: «Os compradores seguen aguantando, porque esperamos que todo se amañe», dice, y asegura que tiene licencia para unas 400 viviendas que no ha iniciado «por culpa da Xunta». A su entender, el panorama que se presenta para muchos constructores es «complicado».
Vuelven los clientes
El ribadense José Pulpeiro representa como pocos el perfil del constructor hecho a sí mismo. A sus 74 años sigue al pie del cañón de una profesión que heredó de sus padres y en la que ha instruido a sus hijos. Reconoce que nunca se ha vivido una crisis semejante: «Pero por fin parece que agora está remontando un pouco. Despois de dous anos sen vender nada empezan a vir clientes a ver as obras».
Pulpeiro apunta un culpable de la crisis (los bancos) y la puntilla en A Mariña (la intervención de la Xunta). «Aos construtores de toda a vida fíxonos moito dano a especulación, a xente que acudiu buscando o carto fácil porque subiu moito o prezo do solo. Todas as empresas que empezaron provisionalmente, sen ter experiencia, van caer, porque non dan acabado as obras e teñen que entregalas», explica.
El cambio ha sido radical. Hay datos concluyentes. Por ejemplo, en el primer semestre del 2009 en Foz se visaron solo cuatro viviendas, mientras que en Barreiros fueron siete. Hace unas semanas la Asociación Provincial de Empresarios de la Construcción logró arrancar del conselleiro de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas, Agustín Hernández, el compromiso de que a finales de este mes o a principios del próximo intentará presentar un plan para desbloquear el urbanismo en Barreiros. Para bien o para mal, A Mariña seguirá dando de qué hablar.







* La Voz de Galicia - José Alonso Quelle - 6.09.09
Foto: obras paradas. Una promoción de chalés tasada en 30 millones en Barreiros está parada cautelarmente por el juzgado desde el año 2007 - lavozdegalicia.es

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La lentitud judicial con las denuncias urbanísticas juega a favor de los infractores

LAVOZDEGALICIA* : Ayuntamientos, promotores, arquitectos y los mismos jueces son conscientes de que la lentitud de la maquinaria judicial es el factor primordial que juega a favor de los infractores urbanísticos. Los procesos judiciales son largos porque la propia materia es compleja, con un sinfín de normas que los más expertos ayudan a exprimir para provocar que las resoluciones se demoren.

Pueden pasar hasta cuatro años para que una licencia se impugne. Transcurre un tiempo hasta que el ayuntamiento responde, casi siempre en sentido contrario a la petición. Después llega al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que, en estos momentos, tiene un retraso de tres años en resolver, pero que en la década anterior llegó a los cinco. Otros tantos va a pasar el proceso en el Supremo. En total diez años, en el mejor de los casos; tiempo al que hay que añadir las sucesivas incidencias hasta llegar a la orden definitiva de demolición.

Trucos

La picaresca abunda en estos conflictos. En más de una ocasión los denunciantes de las infracciones urbanísticas intentan llegar a acuerdos económicos -en la jerga judicial se denomina «venta de sentencias»- con los concellos o los constructores, prometiéndoles no instar la ejecución. Así se lo hacen saber al tribunal, pero es un vano intento, porque lo que no esperan los firmantes de tal acuerdo es que los tribunales no pueden acceder a sus pretensiones. La Justicia tiene que ejecutar la resolución, porque se ha cometido una infracción urbanística y hay que restablecer la legalidad con la norma legal vigente.

En muchas ocasiones, los ayuntamientos alegan falta de competencia para ejecutar alguna demolición. Suele ocurrir en la zona rural con los cementerios parroquiales y en los edificios costeros. Un magistrado manifestó: «Aquí no conseguimos derribar ni los nichos ilegales». A veces son los vecinos los que se oponen al derribo. Luego están los jueces, que entienden que los propietarios de un edificio afectado por una orden de derribo, que compraron los pisos sin conocer la ilegalidad de los mismos, no tienen culpa alguna. Ante esto, terminan por mirar hacia otro lado.






* La Voz de Galicia - 6.09.09
Foto: justicia lenta - elpais.com

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¿Contra la reconstrucción de Barcelona?

ORIOL BOHIGAS* : En estos últimos meses, los ciudadanos de Barcelona están alarmados por la degradación física y social en la que va cayendo la ciudad, después de una temporada en la que se la veía cuidada y próspera, con promesas de futuros positivos y esperanzadores y en una consideración internacional creciente. Se daban críticas y advertencias de pasos mal dados y quizá de errores de ideología, de criterio o de gestión, pero, en general, existía la confianza en unas mejoras urbanas –en el sentido físico, social, representativo– que, incluso con una visión crítica, la valoraban desde dentro y desde fuera.

Ahora, protestas más generalizadas se refieren, principalmente, a la grave dejadez del espacio público: la suciedad enquistada, el ruido, la mala educación, las obras desorganizadas, los usos descontrolados del espacio público, la delincuencia callejera, el botellón, los top manta, etcétera, son los principales motivos de malestar, no solo por sí mismos sino también por las mafias y el desorden social que conllevan. No es que no se recalquen también temas estructurales más profundos que denotan insuficiencias y abandono, pero la descalificación grosera y malsana del espacio público ha arrancado una indignación popular, sobre todo cuando los medios de comunicación han denunciado el sector quizá más llamativo: el terrible espectáculo de la prostitución desenfrenada al aire libre en todo el Raval, principalmente bajo la columnata del entorno de la Boqueria. Es desesperante ver cómo aquella Barcelona ilusionada y prometedora de la primera democracia y de los Juegos Olímpicos ha acabado –o existe el riesgo de que acabe si las autoridades no asumen su autoridad o si no se resuelven los grandes problemas sociales y sus precedentes económicos– en un urinario público, alternado con las urgencias de un prostíbulo cochambroso.
Pero sería un error pensar que estos espectáculos más degradantes son hechos aislados que hay que atender y corregir como situaciones autónomas y aisladas. A mí me parece que son consecuencia de una falta de atención a la importancia social del espacio público, de sus valores representativos y de su función colectiva. Diría que el espacio público, el espacio en el que se conforma la vida urbana, o sea, el espacio generador de la ciudadanía, no es hoy tan protagonista en las intenciones de los políticos que nos gobiernan como lo era en las de los políticos de aquella Barcelona que culminó con los Juegos Olímpicos. Porque la degradación del pórtico de la Boqueria es muy llamativa y muy noticiable, pero existen casos de mayor envergadura, como es, por ejemplo, la degradación lenta pero segura de muchas plazas y muchos parques construidos hace 25 años. Podríamos decir que lo que ocurre en la Boqueria –o en la calle de Petritxol, o en la Rambla, o en los alrededores de la plaza Reial– es solo el escaparate de una situación nefasta que afecta a buena parte de Ciutat Vella.

Este cambio de actitud respecto al espacio público urbano se manifiesta, por ejemplo, en todo lo que está pasando en unos espacios muy significativos de la política urbanística de aquellos años pasados: la plaza de los Països Catalans y el parque Joan Miró. Los dos fueron muestras cruciales de una nueva forma de entender el diseño urbano y, específicamente, la imagen, la función, el signo cultural del espacio público. Podríamos decir que, junto con algunos proyectos de la misma época –parques de L’Espanya Industrial, el Clot, Pegaso, la Creueta del Coll, plazas de La Palmera, Sóller, etcétera–, quedó marcado el modelo Barcelona, no en el sentido demasiado absorbente de política general en el que hoy se utiliza, sino en el de un estilo y un método específico de diseño urbano que conquistó reconocimientos internacionales. Pues bien, la plaza de los Països Catalans está toda destrozada, anulada y ridiculizada por culpa de unas obras que hace años que duran y que han ocupado lo que queda de ella con servicios y escombros de la obra pública. No queda nada de su poética sutil ni del testimonio de una primera experiencia mundial de plaza amueblada.

En el Parque Joan Miró la catástrofe todavía es peor: el proyecto ejecutado en 1981 fue el resultado de un concurso muy polémico en el que se discutieron temas esenciales para el futuro del método, estilo y gestión del espacio público. Al cabo de unos cuantos años de inaugurarse se transformó radicalmente para incluir en él un depósito regulador de agua, un aparcamiento y otros servicios. Tuvieron el acierto de encargar la modificación a los mismos autores. Pero esta modificación se dejó inacabada y, por tanto, mutilada. Ahora, de pronto, el ayuntamiento ha decidido ocupar la plaza con un cuartel de bomberos, un edificio cuya provisionalidad es dudosa por la envergadura, los costes y las imprevisiones de gestión ya incorregibles al programar una ampliación del Hospital Clínic en el solar del viejo cuartel.

Podemos ampliar la lista de intervenciones urbanísticas de los años 80 y 90 que han recibido últimamente malos tratos, todas ellas programadas bajo la bandera de la reconstrucción de Barcelona y de la recuperación del espacio colectivo como marca de imposición civilizadora. Ahora parece que se acabó la voluntad de reconstrucción y que, al acabarse, sobresalen los desechos indignos, las enfermedades incurables, como la prostitución al aire libre del Raval. Pero, ¿podemos quejarnos solo aisladamente de que la columnata jónica de la Boqueria sea maculada por la prostitución, mientras el ayuntamiento destroza la plaza de los Països Catalans y el parque Joan Miró? ¿No habrá que hacer una crítica seria sobre la Autoridad de las autoridades?



*Arquitecto.






* El Periódico - Opinión - 6.09.09

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Barcelona: Los vecinos recurren las obras del parque de bomberos en Joan Miró

ELMUNDO/Barcelona* : Después de la manifestación de agosto en la que unos 150 vecinos de los alrededores del parque Joan Miró protestaron por las obras que el Ayuntamiento está realizando para construir un parque provisional de Bomberos, varios vecinos de la zona denunciaron ayer la "ilegalidad" de las obras, tras haber tenido acceso al expediente.

Es por ello que el jueves decidieron presentar un recurso de alzada en el Consistorio "para exigir que se cumplan las leyes" y que "se restituya el daño causado" en la zona para que recupere su estado original.

La abogada que representa a los vecinos, Patricia Plaza, explicó que algunos de ellos han tenido al acceso al expediente de las obras, gracias a la mediación del Síndic de Greuges. Según su versión, el terreno sobre el que se alza el parque de Bomberos está calificado como parque y jardín en el Plan General Metropolitano (PGM), "lo que no permite edificar, ni siquiera equipamientos", detalló.

Una de las vecinas contrarias a estas obras, Jacqueline Contreras, afirmó que, según el expediente municipal, "para poder edificar sobre esta zona la cuestión debe debatirse y aprobarse en un pleno del Ayuntamiento de Barcelona, cosa que no ha ocurrido", criticó.

El Ayuntamiento de Barcelona ha decidido que L'Escorxador albergue un parque provisional de Bomberos ya que el de la calle de Provença pasará a formar parte del Hospital Clínic. La elección de esta zona está justificada, según el Consitorio, por el hecho que desde allí se puede dar una rápida cobertura a cualquier punto del Eixample, en diez minutos.

A este respecto, Jacqueline Contreras afirmó ayer por la tarde que «ese tiempo de actuación es imposible porque ahora mismo la calle por la que debieran salir los coches de Bomberos está completamente atascada de tráfico».

Los vecinos de la zona critican que el Ayuntamiento de Barcelona no les ha consultado sobre esta operación, que además eliminará uno de los pocos espacios verdes que quedan en el distrito.






* El Mundo - Xiana Siccardi - 5.09.09
Foto: Barcelona, ayuntamiento - wikipedia.org

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El botín de la crisis / El Roto



ELPAIS.com - 5.09.09 - El Roto

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