«El urbanismo loco es la causa del cambio climático»

IDEAL* : El físico e ingeniero Millán Millán Muñoz (Granada 1941) inventó a los 24 años el detector de metales de los aeropuertos. En 1995, el diseño de un dispositivo que predice las erupciones volcánicas le valió la nominación al Premio Nobel. Director del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), con sede en Valencia, el científico pronunció ayer en la Estación Experimental del Zaidín del Centro Superior de Investigaciones Científicas una conferencia sobre cambio climático.

En una charla con periodistas previa a su intervención, Millán aseguró que los gases de efecto invernadero influyen en el clima «a largo plazo», pero las «perturbaciones» meteorológicas que estamos viviendo estos días son el resultado de treinta años de «urbanismo loco» en la costa mediterránea. Según sus datos, la pérdida de vegetación, tanto natural como agrícola, es la causante directa de los «eventos extremos» actuales: prolongados periodos de sequía seguidos de lluvias torrenciales e inundaciones, olas de frío en invierno y olas de calor en verano... «Tú construyes 10 kilómetros cuadrados en Castellón y el nivel de formación de nubes en Teruel sube 150 metros», argumentó el especialista. En resumen: a menos plantas, menos lluvia.
El físico recalcó que esta idea no es en absoluto nueva. Ya el hijo de Colón apuntaba en sus crónicas americanas que los bosques parecían atraer la lluvia: cuando cortaron los árboles y abancalaron el terreno, cesaron los chaparrones.
«El suelo es el mecanismo de disparo de la lluvia -señaló el director del CEAM-. Para que se dispare una tormenta en los montes del sistema ibérico hacen falta 20 gramos de agua por metro cúbico de aire. Del mar vienen 10. La evaporación de los cultivos, de los humedales y albuferas añadía esa humedad de más. Si no se añade vapor de agua suficiente, no se forma la tormenta o empieza a formarse pero no acaba de cuajar». Ese aire húmedo vuelve al mar y forma frentes que acaban causando inundaciones veraniegas en Inglaterra y en el centro de Europa, mientras en el Mediterráneo hay sequía. Y en invierno, el Atlántico está demasiado caliente y sobre él se forman borrascas que descargan sobre nosotros «en dos semanas toda el agua que debería haber caído en un año».
Prioridad a la Vega
«La agricultura regula el sistema y juega un papel fundamental en los ciclos locales, y eso se propaga a escala europea». Por ejemplo, recordó, en tiempos antiguos en Granada, cuando había sequía, se cortaba el suministro a la ciudad y se mantenía el sistema de riego en las acequias. «La Vega era capaz de evaporar lo suficiente para disparar la tormenta en la Sierra por la tarde y que hubiera otra vez agua para todos. Antes se sabía que pasaba, pero no por qué; ahora ya sabemos por qué», zanjó.
De hecho, la ONU ya advirtió en 1971 de que el cambio de uso del suelo provocaría avenidas de agua, sequía y desertización. «Pero nadie ha hecho nada porque es políticamente incorrecto», lamentó. Por un lado, el urbanismo en la cuenca mediterránea ha sido el motor económico durante décadas; por otro, a muchos países no les interesa que se hable de unas condiciones meteorológicas extremas que ahuyentarían el turismo.
A pesar de todo, cree que la situación aún es reversible: habría que establecer un mecanismo de compensación por el cual por cada hectárea que se urbanizara, se reforestaran tres, «para mantener el balance de vapor de agua en esa cuenca».
Pero los políticos no están por la labor. Millán, que asesora a la Unión Europea en asuntos ambientales, reconoce que el sistema no se puede parar de golpe porque tiene «su propia inercia social, urbanística, industrial...». Como se ha visto en la reciente cumbre del clima, «nadie quiere cortar» la emisión de gases de efecto invernadero. «Copenhague ha sido una catástrofe», resumió. Allí «no había científicos, sólo políticos».
Otro problema de las políticas internacionales sobre el clima es que están basadas en datos científicos antiguos, «desfasados 15 años, con suerte». Y por si fuera poco, en la Unión Europea se toman decisiones en virtud del ciclo hidrológico del norte del continente: «Los modelos que se están utilizando, basados en investigaciones realizadas en Holanda, Bélgica o Alemania, no funcionan en el Mediterráneo».
Un ejemplo. «La directiva marco del agua está pensada por unos señores de Dinamarca: a ellos se les inundan los campos y cuando hacen acequias para drenar los cultivos el problema es que ese agua puede tener muchos nitratos, así que la directiva marco está orientada a la calidad del agua. En cambio, aquí necesitas las acequias para llenar de agua los campos, lo opuesto. Aquí tendrías que pagarle al agricultor para que regara y mantuviese el sistema».
Olas de frío y de calor
Millán subrayó que lo más evidente del cambio climático no será la subida de las temperaturas, como piensa mucha gente. «Como promedio, puede ser, pero lo que se va a notar es el aumento de eventos extremos: olas de frío, olas de calor, sequías extensas, lluvias impresionantes... y, escondida en eso, una paulatina subida de temperatura».
¿Y qué pasará en Sierra Nevada? «Pues lo que se está viendo que pasa: en vez de tener una precipitación relativamente continua durante el año, puede ser que te quedes sin nieve durante el verano y luego tengas nieve de sobra en un periodo relativamente corto en el otoño-invierno. Tanta, que a lo mejor no la puedes ni digerir. Y luego en la primavera siguiente te vuelves a quedar sin nieve».





* Ideal - Opinión - 17.01.10
Foto: Benalmádena Costa - J.Rojas (El País)

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Urbanismo con mal de altura

INFORMACIÓN/Alicante* : Varios metros cuadrados de suelo urbano consolidado han terminado esta semana en el fondo de un acantilado del Cap Negre de Xàbia. Un desprendimiento ha dejado a un paso del abismo a los chalés construidos a principios de los años 80 en este escarpado y peligroso litoral. Sus propietarios y el Ayuntamiento de Xàbia, cuando hace unos meses la Dirección General de Costas -que depende del Ministerio de Medio Ambiente- planteó un nuevo deslinde que protegía estos acantilados, olvidaron la amenaza de los desprendimientos y, por contra, invocaron los derechos urbanísticos adquiridos.

Esos derechos se han ido ahora precipicio abajo.
El derrumbe ha demostrado que Costas no estaba tan desencaminada cuando establecía en los acantilados una servidumbre de protección de cien metros. El Consistorio recurrió el deslinde porque contradecía su planeamiento urbanístico. Reclamó que en suelo urbano (por ejemplo, el Cap Negre) la línea de protección fuera sólo de 20 metros. Los dueños de los chalés de los acantilados también alegaron contra las restricciones urbanísticas que pretendía imponer Costas.
Ahora, tras los desprendimientos, cualquier restricción parece poca. Este urbanismo que se asoma al vacío da vértigo; está aquejado de mal de altura. Además, en ese frente litoral del Cap Negre, donde han ocurrido los derrumbes, los chalés forman una barrera infranqueable, que tiene su punto débil por el mar. La erosión ya ha socavado cimientos de terrazas y jardines y amenaza los de las viviendas.
Así, ante las lluvias torrenciales y los violentos temporales marítimos, al final, resulta imposible dominar la naturaleza inestable de los acantilados y la dinámica del litoral. La cala del Moraig del Poble Nou de Benitatxell es un ejemplo muy claro. El Ayuntamiento, gobernado por el PP, tras un temporal que ha destrozado el aparcamiento de esta playa, se ha afanado en pedir a la Dirección General de Costas que repare los daños.
La práctica urbanística de edificar chalés en los acantilados no es, ni mucho menos, exclusiva de Xàbia. En Calpe, donde la Dirección de Costas también ha presentado una propuesta de deslinde, hay incluso un edificio de apartamentos construido sobre el precipicio. Los desprendimientos en su terraza, así como en el talud sobre el que está la finca, mantienen cerrada desde principio del pasado verano la playa del Borumbot. La presión del Ayuntamiento y los propietarios ha provocado que Costas haya corregido el deslinde para reducir a veinte metros los cien de servidumbre de protección.
Pero el caso más llamativo es el de la urbanización Cumbre de Sol, en el Poble Nou de Benitatxell. Este plan parcial de 378 hectáreas se ha desarrollado en los cortados y laderas del Puig de la Llorença, una montaña litoral de 445 metros de altura. Sobre precipicios de más de cien metros hay auténticos nidos de chalés. Todavía hoy se edifican nuevas viviendas colgadas de los acantilados. Cumbre del Sol es un laberinto de calles y chalés en el que viven unas 900 personas.
Aunque todo este abrupto litoral forma el Lugar de Interés Comunitario de Penya-Segats de la Marina, los intereses urbanísticos se siguen imponiendo. Sólo el cabo de Sant Antoni (parque natural del Montgó), el Portitxol, la Granadella o el Peñón de Ifach son islas verdes en una costa fuertemente urbanizada.
Los últimos temporales, que se han tragado las playas del litoral norte de Dénia, y los desprendimientos en los acantilados demuestran que la costa está viva y experimenta cambios.






* Información - 17.01.10
Foto: Aparcamiento público destrozado por los temporales en la playa de Benitatxell A. P. F.. diarioinformacion.com

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La perversión de la ciudad

SEPTEMNOSTRA/Ceuta* : Hace algunas semanas me comprometí, con un familiar a tratar en este espacio de opinión, el tema de la proliferación de edificios de altura desproporcionada en el centro urbano de nuestra ciudad. Entre los ejemplos que salieron a relucir en el transcurso de la conversación que mantuvimos a este respecto, citamos el edificio que se está construyendo junto a la iglesia de los Remedios o el que se erige pegado a la fachada del Ayuntamiento que da a la Plaza de África.

En el primero de ellos, su altura va a restar luminosidad al edificio “Florencia”, promovido curiosamente por la misma empresa, y no digamos ya a la estrecha calle Isabel Cabral. Esta inadecuación de los volúmenes edificatorios con la anchura de las calles en el centro urbano de Ceuta ha sido objeto de comentarios en anteriores ocasiones. Solemos citar como ejemplo de este tipo de desmanes al grupo de viviendas que se han construido en estos últimos años en el entorno del Cine África y la parte trasera de la Delegación del Gobierno. Cualquiera que pase por esta zona podrá apreciar la estrechez de las calles en comparación con la altura de los edificios que las delimitan. El resultado ha sido la creación de callejones fríos, húmedos y oscuros que causan auténtica claustrofobia a los viandantes. Nos podemos imaginar que en estos días de frío las estufas no darán abasto en las casas que dan a estos callejones.
Respecto al inmueble que se construye entre dos edificios tan emblemáticos como el Hotel Majestic,-en el Paseo de las Palmeras-, y el Ayuntamiento, salta a la vista que las tres plantas extras que han construido rompen la estética de la zona y suponen, por tanto, un claro atentado contra el paisaje urbano de un espacio considerado el corazón de la ciudad. No podemos entender cómo se ha podido permitir la desfiguración de la principal fachada de la ciudad y la afección a la imagen de la propia casa consistorial. Suponemos que en esta ocasión no podrán alegar desconocimiento, al menos que su ceguera intelectual y selectiva sea ya absoluta.
Cualquiera podría pensar que se trata de hechos aislados, pero no lo son. Todo apunta a que nos encontramos ante una estrategia para mantener a toda costa el crecimiento urbanístico de nuestra ciudad. Ya que resulta a todas luces complicado el desarrollo urbano en superficie debido a la escasez de suelo, han pensado que la única solución es crecer en altura. Una idea nada novedosa que cuenta con la aquiescencia de la mayoría de los arquitectos, continuadores del pensamiento de Le Corbusier. Según el ideólogo de la mayor parte de la arquitectura que se practica en el mundo, la paradoja que pretendía descongestionar los centros urbanos aumentando la densidad y al mismo tiempo mejorar el tráfico y aumentar el número de espacios verdes se resolvía edificando más alto y en un espacio más reducido. Como el término hacinamiento suena mal se prefiere utilizar el término densificación, poniendo en contraposición a la dispersión urbanística que sufren muchas urbes en el planeta.
Se suponía que creciendo en sentido vertical se podrían crear más espacios para nuevos viales y espacios libres, pero lo que se ha conseguido son mayores cuotas de densidad de población y el consiguiente colapso de los equipamientos e infraestructuras urbanas, así como la invasión de los vehículos y la inhabitalidad de las viviendas. Los únicos que han salido ganando han sido los especuladores de suelo y los constructores, quienes aumentan sus beneficios con la reducción del tamaño de las viviendas y el incremento de la edificabilidad de las parcelas.
En Ceuta, para nuestra desgracia, el urbanismo que algunos han imaginado para el futuro de nuestra ciudad es una mezcla entre “la ciudad de la noche espantosa” y “la ciudad de los torres”, tal y como nos las describe Peter Hall en su obra “Ciudades del Mañana”. Nuestra ciudad se quiere construir a partir de la combinación de las peores características de los barrios pobres de la ciudad del siglo XIX, eso sí con edificios de estilo internacional, con las desventajas del modelo preconizado por Le Corbusier, basado en edificios de gran altura. Al menos en la idea original de Le Corbusier se establecían medidas correctoras de la elevación vertical de los edificios, como la dotación de amplias zonas libres a su alrededor que han sido eliminadas en la versión actual de esquema corbusiano.
Para nosotros resulta evidente que el urbanismo de la ciudad no puede conducirse hacia la densificación o, al reverso de esta moneda, hacia la dispersión incontrolada. Nuestros esfuerzos tendrían que dirigirse a la búsqueda de un equilibrio entre territorio y población. En definitiva, al establecimiento de un necesario límite de crecimiento urbano, planteamiento que debe aterrar por igual a políticos y empresarios relacionados con la construcción. A todos ellos les recomendamos que lean las ideas de Aristóteles sobre la necesidad de la constante búsqueda del término medio y del equilibrio, cristalizada en el dicho délfico “nada en demasía”. Así, en su obra “Política”, nos recuerda que las ciudades están “sometidas a ciertos límites, como cualquier otra cosa, como los animales, las plantas, los instrumentos. Cada cosa, para poseer todas las propiedades que le son propias, no debe ser ni desmesuradamente grande, ni desmesuradamente pequeña, porque, en tal caso, o ha perdido completamente su naturaleza especial, o se ha pervertido”. ¿Habremos iniciado el camino de la perversión?.





* El Faro Digital - Opinión - 16.01.10
Foto: Ceuta, ayuntamiento - ayuntamiento.es

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La operación urbanística de Costa Roja, al descubierto

CANARIASALDÍA/Lanzarote* : La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que lleva a cabo la investigación de la Operación Unión, considera en un atestado fechado el pasado 22 de mayo que el empresario Juan Francisco Rosa iba a ser el gran beneficiado de la operación urbanística de Costa Roja.

Esta operación urbanística originó la operación policial, ya que el promotor inicial de los terrenos, Luis Lleó, intentó presuntamente sobornar a Carlos Espino (secretario insular del PSOE) a través de Fernando Becerra para desbloquear los problemas legales que tienen esos terrenos en Playa Blanca (Yaiza).

El intento de soborno se habría producido en junio de 2008. Espino puso los hechos en conocimiento de la Guardia Civil y comenzaron una serie de negociaciones, grabadas por la UCO, entre Becerra y Espino. Según se recoge en el atestado de la UCO, el primero dice que Lleó ya tiene un comprador para esa parcela, que valdría 18 millones de euros y le ofrece la mitad de una comisión de unos 900.000.

Ese mismo mes, Lleó, al que se le pincha el teléfono, tiene múltiples conversaciones telefónicas con banqueros, abogados y asesores en las que se especifica el intento de compra-venta de los terrenos de Costa Roja a Juan Francisco Rosa.

Tras un encuentro entre Rosa y Lleó, según se deduce de las conversaciones de este último con otras personas, Lleó da instrucciones a su asesor fiscal, Jerónimo Campón, para que se ponga en contacto con el asesor fiscal de Rosa para la compra venta de Costa Roja. Todo ello siempre según la versión recogida en el atestado de la UCO.

Lleó, posteriormente, le dice por teléfono al abogado Matamoros que ha cerrado las negociaciones con Rosa. Una parte de la parcela la adquiriría Rosa subrogándose tres cuartas partes del préstamo que tiene Lleó con Bancaja y otra parte se haría mediante en contrato privado.

Nuevos contactos

La operación urbanística se frustra, en un principio, por la mala situación financiera de Rosa, si bien en el mes de septiembre se retoman los contactos. Lleó comenta en dos conversaciones interceptadas, una con su abogado y otra con el director de Bancaja, que le ha llamado Rosa para decirle que quiere el 100% de los terrenos que Costa Roja tiene en Playa Blanca por cuarenta millones de euros.

La Guardia Civil cree que Rosa no puede renunciar a la parcela porque tendría firmado algún preacuerdo de compraventa. Dada la falta de liquidez de Rosa, Lleó incluso intenta ejercer de intermediario en la venta del edificio de El Mercadillo de la Calle Real, que pertenece a Rosa, a la familia Becerra. Lleó sondea a Fernando Becerra para cerrar una operación que la daría liquidez a Rosa y por tanto facilitaría la venta de Costa Roja.

Beneficios

La UCO considera que Juan Francisco Rosa sería el gran el gran beneficiado de esta operación porque salvaría sus dos hoteles (Princesa Yaiza y Son Bou, dos de los tres que no tendrían posibilidad de ser legalizados, según el documento elaborado por el PSOE y presentado un año después, el 15 de octubre de 2009 cuando gobernaba en el Cabildo) y porque pasaría a ser el propietario de los terrenos y a lograr un beneficio económico.

La Guardia Civil considera que Rosa podría ser auto de un delito de tráfico de influencias y además, en dos autos firmados por el juez César Romero, el 5 de febrero y el 1 de abril de 2009, se nombra al empresario Juan Francisco Rosa como imputado en el procedimiento.

Este empresario, en un escueto comunicado, aseguraba la semana pasada que no ha participado en ninguna trama para la construcción de la urbanización Costa Roja en Playa Blanca y que si tal trama ha tenido lugar es "por completo ajeno a ella".






* Canarias al Día - 16.01.10
Foto: Yaiza (Lanzarote), hotel Princesa Yaiza - google.com

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Hasta Gil visitó Jabalcuz en Rolls-Royce

IDEAL/Jaén* : Ahora se intenta que no se construya más, tras el evidente fracaso en la rehabilitación privada de las termas y demás espacios públicos. Oculto en las últimas décadas como si la montaña que le da nombre y sombra lo hubiera escondido para el resto de los jienenses, la importancia del paraje de Jabalcuz la saben sólo quienes viven allí y las generaciones más mayores que conocieron el esplendor decadente del balneario y que en excursiones dominicales enseñaron a sus descendientes los encantos de sus jardines y de su historia.

No en vano, de sus aguas termales se tienen noticias desde 1526, y hace ya casi cuatrocientos años aparecía en el Catálogo Monumental de España (1628). Aunque su esplendor fue en el siglo XIX (sus famosas aguas participaron en la Exposición Universal de Barcelona en 1888) y comienzos del XX. Allí creó la Compañía de Aguas de Jabalcuz el que fuera ministro de Instrucción Pública y alcalde de Madrid, el ingeniero agrónomo José del Prado Palacio, quien encargó al director de Parques y Jardines del Ayuntamiento madrileño y jardinero mayor del Retiro la construcción de los queridos jardines de Jabalcuz.
Planes
También han valorado Jabalcuz los constructores, que han campado a sus anchas, como llegó a reconocer el propio Ayuntamiento hace tres años, en un pleno municipal en el que aprobó por unanimidad una moción de la Plataforma Ciudadana que, entre otras cosas, hablaba de las «múltiples agresiones medioambientales» en una paraje que, curiosamente, tiene desde el año 1982 un pomposo 'Plan especial para la recuperación de la zona situada en los alrededores del conjunto del Balneario y Jardines de Jabalcuz', aprobado por la Junta de Andalucía.
El Ayuntamiento lo modificó en el año 1993 aprobando otro de nombra igual de altisonante: 'Plan Especial de Protección y Mejora del Conjunto del Balneario y Jardines del Jabalcuz'. Pero con el tiempo, ni protección ni mejora. Incluso después de reformarlo para permitir a los constructores más edificaciones, en teoría a cambio de que pudieran rehabilitar los edificios históricos y comunes, incluidas las termas, para disfrute público.
El propio Consistorio tuvo que reconocer la evidencia, los «incumplimientos sistemáticos de las obligaciones que eran contrapartidas de los aprovechamientos lucrativos», incluso a pesar de ampliar la superficie edificada en la zona por encima de los 40.000 m2 permitidos en la última reforma del Plan Especial.
Constructores
El primer plan permitía ya al construcción de viviendas, promovidas por el constructor jienense Juan León, muy activo por entonces y presidente del Real Jaén, apoyado por el PSOE. Todavía no había llegado el 'boom' inmobiliario que despegó en 1997, pero la construcción era un sector pujante, sobre todo para constructores como el famoso Jesús Gil y Gil, presidente del Atlético de Madrid, que llegó a visitar la zona en un deslumbrante Rolls-Royce que aún se recuerda.
Izquierda Unida se opuso a este proyecto inicial al considerar que se perdía el jardín histórico. Y no salió adelante. Sí lo hizo en 1993, a pesar de que incluía más viviendas, a cambio de que se rehabilitara los edificios públicos. La promotora era entonces Termas y Jardines, integrada por acreedores de Juan León, que poco después vuelven a plantear que necesitan construir más para hacer viable la rehabilitación. Por lo que en 1996 se modifica el plan especial para ampliar la superficie edificable y se aprueba por unanimidad. Y así sucesivamente.
En su posterior ejecución, en los tres mandatos de gobierno del PP, se sobrepasa incluso dicha edificabilidad, como recoge la moción aprobada en 2007 por la corporación. «Quizás hubiera hecho falta una actitud más decidida en materia de vigilancia y control de la disciplina urbanística», admitió el propio equipo de gobierno.
Y sobre todo se llega a una conclusión: el sistema de compensación no funciona, ya que los promotores han construido incluso por encima de lo permitido y apenas han rehabilitado. «Jabalcuz es un claro ejemplo de cómo la privatización de un espacio público conduce al fracaso». Ahora el modelo es que la iniciativa sea pública e intentar parar la construcción de más viviendas, incluso aunque tengan licencia de obras, como ha pasado esta semana. Pero sus resultados están todavía por ver.






* Ideal -17.01.10
Foto: Máquina en el desmonte realizado esta semana para ampliar la urbanización Bellavista, en el paraje de Jabalcuz. :: FRANCIS J. CANO, ideal.es

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Rehabilitación sin destrucción

TRINI SIMÓ/Valencia* : Ninguna ciudad es la suma de barrios idénticos sino que cada uno de ellos tiene su propio carácter, su idiosincrasia, su cuerpo social, su arquitectura. Y esa es la ciudad, por donde ha pasado la historia con sus distintos soplos. El Cabanyal es un barrio histórico, popular, marinero, con casas muy personalizadas pero similares, casas de dos plantas con un patio posterior y en general con las fachadas recubiertas de azulejos. Cuando se estaba construyendo el Cabanyal se había recién edificado la Estación del Norte y varios de los que trabajaban en este edificio, muy simbólico para Valencia, lo recordaban al hacer sus casitas.

Hay por ello un cierto homenaje -los azulejos, por ejemplo- a aquella grande y hermosa Estación de los Ferrocarriles del Norte, hoy Estación del Norte, en su tiempo una de las primeras de España. Sí, un cierto homenaje y un cierto orgullo.

La zona se asienta en una estructura de largas calles paralelas al mar, de manera que se recibe directamente el viento fresco marino que refresca toda la casa gracias a la corriente que se establece con la parte posterior. Un barrio que fue bien pensado, muy bien situado y al que el tiempo le ha ido dando vida e historia propias.

El proyecto de prolongación de la avenida Blasco Ibáñez, que ahora quiere llevar a cabo el PP, con doña Rita a la cabeza, partiría el barrio en dos partes, justo por su mitad, con una avenida de 48 metros de anchura más los edificios que se construirían a ambos lados, lo cual supondría un corte de unos cien metros en total de ancho. Un corte, cuidado, perpendicular al mar, es decir en clara oposición a la estructura histórica de las calles. Una verdadera muralla que dividiría el barrio, como se acaba de decir, derribaría 1.651 viviendas, destrozaría esa trama tan acertadamente hecha para nuestro clima, mandaría más o menos a freír espárragos a buen número de vecinos y echaría por la borda la singularidad de la zona. ¿Qué gran parte del conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural en su día? ¡Eso no importa para doña Rita! ¿Qué el Ministerio declara que eso sería expoliar? ¡Bueno, tampoco importa! Eso es nuestro porque nosotros, los del PP, somos los que mandamos ahora, y el que no esté de acuerdo es porque no es ni se siente valenciano.

Pero sin embargo, todos perderíamos: la diversa unidad, esa inteligente trama, un gran número de edificios, de hogares que tienen dueño y habitantes; y perderíamos también en democracia, algo muy importante pero también muy frágil, sobre todo con nuestros dirigentes locales.

Otra cosa es el tema de la necesaria y urgente rehabilitación del barrio debido a la total falta de cuidado, año tras año, de nuestros políticos. No han querido intervenir en este asunto, de manera que por ley natural la zona se ha degradado. Un viejo sistema ya muy conocido. Por lo tanto ahora toca la rehabilitación, tras un serio y honesto análisis de la situación en la cual se encuentran los Poblados Marítimos. Rehabilitar, regenerar, rehacer. Esto es el abc de la sostenibilidad. Esto es el buen gobierno. Esto es estimar a la ciudad. Y esto es, doña Rita, y me atrevo a decirlo porque nuestra alcaldesa ha empleado a menudo esta metáfora, ser valencianos. Y yo añado, ser valencianos de corazón.

Una cosa, señores gobernantes, es cuidar la ciudad, y otra muy distinta es hacer un buenísimo negocio a base de unas pobres y dignas gentes y a base del expolio más cruel y obtuso. Obtuso, claro, desde el punto de vista de la cultura.



* Trini Simó es profesora de Historia de la Arquitectura y del Urbanismo.




* ELPAIS.com- Opinión - 17.01.10


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