Eco-Utopia: Las casas ecologicas del futuro

DIARIOECOLOGÍA* : No hay que ser un futurista para imaginarse una ciudad autosuficiente construida con materiales orgánicos no contaminantes, transitada con vehículos inteligentes interconectados entre sí y amoldables a los pequeños espacios, y embellecida con jardines flotantes para reducir el efecto de calentamiento urbano y depurar las aguas residuales. Lo cierto es que no estamos muy lejos de empezar a materializar esta utopía. En la actualidad, ya hay varios expertos, entre ellos arquitectos, ingenieros, científicos, urbanistas y ecologistas, que se han agrupado alrededor del mundo para diseñar proyectos urbanísticos con visión ecológica. La idea de los trabajos de estos progresistas radica en combinar arquitectura, tecnología y urbanismo con ecología, sostenibilidad y autosuficiencia con miras a la construcción de la ciudad del mañana.

Uno de estos genios ecológicos, ampliamente reconocido como poseedor de una gran mente visionaria que idea proyectos que rozan con lo fantástico, pero invitan al mismo tiempo a la reflexión sobre su factibilidad, es Mitchell Joachim, líder ecológico en diseño, urbanismo y arquitectura.

Catalogado por la revista “Rolling Stone” como uno de los 100 agentes de cambio de Estados Unidos, y considerado por el mismo Barack Obama entre las quince personas más inteligentes, según la publicación “Wired”, el urbanista Joachim ha reformulado completamente el modelo de las ciudades del siglo XXI.

Al catalogar sus trabajos, descarta el uso de la etiqueta ‘sostenible’, ya que el término tiene una acepción muy débil y a la vez ‘genérica’, pues no da esa idea de ‘evolución, inteligencia y crecimiento’.

Por tal razón, prefiere etiquetarlos como ‘socio-ecológicos’, pues es una condición que define precisamente el escenario, en el que se combina una parte cultural y social, con otra científica. Es una mezcla de ambas.

Joachim busca construir una ciudad autosuficiente: transporte inteligente, uso eficiente de recursos, generación energética, producción de alimentos y tratamiento de desechos.

Las telecomunicaciones también ayudarán al rediseño de las metrópolis y, según Joachim, no tardarán mucho tiempo en convertirse en tecnologías de uso público diario. En cuanto a los cambios en el modelo de transporte, piensa que se necesitarán 15 años para ver vehículos eléctricos en las calles.

Sin embargo, si se piensa en modificar la arquitectura de las ciudades, pueden pasar entre 30 y 40 años para ver un cambio de paradigma en el modelo de construcción de las edificaciones.

Apuesta también por el diseño de ciudades construidas a partir de desechos (plástico para el ventanaje, compuestos orgánicos para los andamios temporales, metales para las estructuras principales) y la construcción de viviendas usando organismos vivos.

Esta idea radica en construir una “casa vegetal”, usando una técnica de jardinería ancestral: el entretejido de enredaderas, arbustos y árboles para crear estructuras. Gracias a unos andamios y un sistema de control vegetal, se fuerza la dirección de crecimiento de la vegetación con geometrías calculadas.

Por otra parte, Joachim se ha adentrado también en el mundo de la biotecnología al fundar, con el biólogo Oliver Medvedik, el instituto Bioworks e iniciar cultivos orgánicos de células, haciendo crecer carne in vitro para luego fabricar productos de uso humano, como cuero.

Si bien todas estas propuestas urbanísticas pueden sonar para muchos como una utopía o una película futurista, lo cierto es que algunas de sus bases yacen en principios ancestrales basados en relaciones simbióticas y en ideales ecológicos de Thomas Jefferson.

Sin embargo, el paso del tiempo ha ayudado a aumentar la factibilidad de estos proyectos, pues se cuenta con conocimientos tecnológicos y científicos cada vez más avanzados para hacer posible un intercambio biológico más sano entre el ambiente y los habitantes, lo que contribuiría positivamente a la calidad de vida de todos.

Mitchell Joachim: No construya su casa, ¡hágala crecer!


* Diario Ecología - 18.03.11
Foto: Casas ecológicas futuristas - diarioecología

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La Fiscalía acusa por primera vez en Málaga al dueño de un chiringuito

LAOPINIÓN* : La Fiscalía pide un año y medio de prisión y una multa de 10.800 euros para el dueño del chiringuito Smile, ubicado en una playa de Rincón de la Victoria, por un supuesto delito contra la ordenación del territorio cometido al ocupar más superficie del dominio público de la que en un principio se le había concedido. Es la primera vez que el área de Medio Ambiente del ministerio público acusa formalmente de un delito urbanístico al dueño de un negocio playero. Según consta en la calificación fiscal, J. C. S. A., «con la intención de explotar permanentemente un restaurante de día y bar de copas por la noche, en el dominio público de Rincón de la Victoria, pero con la autorización de un chiringuito de temporada de veinte metros cuadrados, el 2/01/2008 solicitó al Ayuntamiento la concesión de la instalación temporal de un kiosco/chiringuito (k-4) dentro de la propuesta del Consistorio a la Demarcación de Costas Andalucía-Mediterráneo de Málaga». Esa institución elabora cada año un plan de gestión del dominio público marítimo terrestre.

Ocupación máxima de 20 metros
Pese a ello, no le fue concedido el aprovechamiento como instalación desmontable de temporada, porque un real decreto exige que tengan una ocupación máxima de 20 metros cuadrados y una separación mínima de 100 metros de otra infraestructura. En este caso, el negocio se halla a 200 metros de una carpa de ferias y de un parque infantil.
El entonces alcalde del municipio, José Miguel Hernández, hizo alegaciones ante el órgano competente y, entretanto, antes de la llegada del verano, le permitió instalar un chiringuito en la temporada estival de 20 metros cuadrados (y 40 para hamacas), sin posibilidad de prórroga y condicionado a las órdenes de Costas.

El 26 de junio de 2008, vigilantes de Costas comprobaron que el acusado había montado una plataforma de madera de 196 metros cuadrados (con pérgola y reservada del viento con toldos), explica el fiscal, alrededor de un cuerpo central de 24 metros cuadrados.

Costas abrió un expediente por ocupación del dominio público sin autorización. El 15 de julio, además, había construido una caseta separada para servicios y, en otoño, cerró con madera y cristales la ocupación. En diciembre de 2008, el Consistorio le requirió para que restituyera el dominio público, pero el procesado, «desconociendo las órdenes municipales y la incoación del expediente, amparado en la tardanza de los procedimientos administrativos y con la intención de obtener beneficios de la ocupación ilegítima de la playa, ante la llegada del verano, repitió el procedimiento defraudatorio», relata el fiscal.

Sin desmontar su establecimiento, el 8 de enero de 2009 solicitó autorización para un negocio de 20 metros de temporada, con el presunto objetivo de «mantener su restaurante/pub de más de 200 metros cuadrados en la playa todo el año».

El 2 de junio de 2009, el Consistorio denegó el aprovechamiento, ya que ni lo incluyó en el plan de Costas. El acusado, desde el 3 de julio hasta hoy, siempre según la Fiscalía, «mantiene la edificación desmontable pero destinando permanentemente a su actividad de restauración y ocio nocturno, ocupando en julio de 2009 una superficie de 249 metros de playa.


* La Opinión Málaga - 17.03.11
Foto: Imagen del chiringuito Smile, ubicado en Rincón de la Victoria, cuyo propietario se enfrenta a un año y medio de cárcel.- laopinion


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Santa Cruz.- La Plataforma contra el PGO denuncia al secretario del Ayuntamiento por prevaricación

CANARIASAHORA/Tenerife* : El secretario general del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Luis Prieto, será denunciado antes de 48 horas ante la Fiscalía de la Audiencia Provincial por un presunto delito de prevaricación urbanística, al no haber informado como era preceptivo sobre la revisión del Plan de Ordenación de la ciudad, aprobado el pasado viernes por el Consejo Rector de la Gerencia de Urbanismo y que el próximo lunes irá a Pleno municipal para su aprobación definitiva. Además, la Plataforma en contra del PGO de la capital tinerfeña hará llegar antes del lunes a todos los concejales de la corporación municipal las ilegalidades que contempla la nueva redacción del Plan Urbanístico, que según el abogado de la Plataforma, Felipe Campos, sigue dejando fuera de ordenación las viviendas de cerca de 100.000 personas, sin que tampoco se hayan subsanado las ilegalidades que la Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias, COTMAC, señaló en julio pasado al anterior texto y por las que fue devuelto al Ayuntamiento para su subsanación.

“Si los concejales aprueban el Plan, la Plataforma contra el PGO presentará una querella por la vía penal contra todos ellos por delitos contra la Ordenación del Territorio, que se castiga con penas de entre 1 y 4 años de cárcel, ya que el informe al detalle del Secretario es preceptivo, según el artículo 320 del Código Penal”, informó Campos a este periódico.

Es un capítulo más en el folletín en que se ha convertido el Plan General de Ordenación Urbanística de Santa Cruz de Tenerife, que CC, PP y CCN pretender aprobar el lunes para su remisión posterior a la COTMAC, la misma que el pasado verano tumbó la anterior redacción del Plan por encontrarle 173 errores y 187 reparos de legalidad, lo que obligó a rehacerlo de nuevo.

Una ilegalidad sobre otra

La clave es si la Gerencia de Urbanismo, que dirige la concejal de CC, Luz Reverón, ha subsanado esas ilegalidades. De entrada, los vecinos han planteado al nuevo texto nada menos que 16.669 alegaciones frente a las 285 que recibió el anterior, que se aprobó deprisa en un pleno extraordinario en diciembre de 2009, y que los técnicos de la Dirección General de Urbanismo rechazaron por incumplir el PIOT, por permitir alturas de más en zonas colmatadas, como el caso de la Clínica Parque o del edificio La Moderna, y por pretender urbanizar laderas de barrancos, entre otros puntos.

Según Felipe Campos esas ilegalidades, “que ocupan más de 300 folios y que haremos llegar a todos los concejales para que no puedan alegar que no estaban informados”, se mantienen, así como los privilegios que contempla el PGO a determinados empresarios afines a Coalición Canaria.

El secretario general Luis Prieto afirma en su “informe” a la Gerencia que no sabe si esas ilegalidades han sido corregidas, ya que le han metido tanta prisa que no ha tenido tiempo ni para leerse el nuevo Plan ni para examinar las cerca de 17.000 alegaciones al mismo. “Es necesario poner de manifiesto la perentoriedad del plazo concedido a esta Secretaría General del Pleno para elaborar un dictamen sobre un documento extraordinariamente complejo y cuya importancia no parece preciso destacar”, afirma el abogado municipal. El expediente administrativo le llegó el pasado 11 de marzo.

“Ello nos obliga, obviamente, a limitar dicho informe a determinados aspectos procedimentales muy concretos, sin posibilidad de examinar en detalle ni el documento, ni las alegaciones, ni el informe-propuesta del equipo redactor sobre las mismas, por lo que no puedo pronunciarme sobre dichos extremos”, prosigue. “Si el presente documento contuviera determinaciones contrarias al planeamiento superior o a la legislación urbanística, esas determinaciones serían nulas de pleno derecho”, advierte.

Con estas imprecisiones el Consejo Rector dio el visto bueno a la aprobación del PGO y su remisión al Ayuntamiento, con los votos de los representantes de CC, PP y CCN.

Martín corrige a Tavío

Pese a que el Consejo Rector aprobó el revisado PGO con la ayuda del Partido Popular, la aspirante a alcaldesa y presidenta del PP en Tenerife, Cristina Tavío, manifestó el lunes en rueda de prensa que se debería esperar a aprobar el PGO “hasta que se despejen todas las posibles dudas sobre la legalidad de su tramitación y convocatoria”, y se incluya el informe completo del secretario.

A este respecto, el portavoz del grupo municipal socialista, José Ángel Martín, afirmó a CANARIAS AHORA, que “Tavío miente, porque el PP sí dio el visto bueno al PGO el viernes en el Consejo Rector y en todo caso, lo que pide es sencillamente que se cumpla".


* Canarias Ahora - 16.03.11
Foto: Santa Cruz de Tenerife, ayuntamiento - skyscrapercity.com

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Valladolid.- Un técnico de Urbanismo dice que firmó algunos informes sin leerlos

NORTECASTILLA* : El segundo de los seis técnicos del Ayuntamiento de Valladolid llamados a declarar por el juez de Instrucción nº1, en relación con la manipulación de artículos del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que fue reformado en 2003, aseguró ayer que no tuvo ninguna participación en la elaboración de planos y artículos que fueron publicados de forma diferente a los aprobados por los concejales del Pleno de la capital, y que en muchas de las ocasiones estampaba su firma con el visto bueno sin leer en su totalidad los informes que le presentaban los técnicos de Urbanismo del Ayuntamiento. Modesto M. G. declaró ayer por espacio de dos horas en una sala de vistas en la que su testimonio se grabó en vídeo, al igual que el primero de los funcionarios citados, que declaró este miércoles. El director del Área de Planificación e Infraestructuras del Ayuntamiento dijo que él llegó al área de Urbanismo en noviembre de 2003, cuando ya estaba redactado el texto refundido que se remitió a la Consejería de Fomento para su revisión.

En febrero de 2004, el Boletín Oficial de la Provincia publicó el nuevo texto del Plan General, donde ya se incluían aumentos de edificabilidad y cambios de uso que con anterioridad los concejales, tanto del PP, PSOE como de IU, no habían autorizado.
A la copistería
En noviembre de 2003, la Consejería de Fomento, que dirigía Antonio Silván, dio un plazo al Consistorio de Javier León de la Riva para que adaptase el Plan General reformado a la normativa urbanística regional. Y del Ayuntamiento habría partido hasta la copistería para su publicación en papel en el Boletín Oficial de la Provincia el 27 de febrero de 2004.
¿Por qué manos u ordenadores pasaron los planos y artículos en esos meses? Esa es la pregunta que tanto la fiscal asignada al caso como el juez José María Crespo tratan de concretar desde que en 2008 el Grupo Socialista presentó la denuncia ante la Fiscalía por la que se abrió esta investigación por las manipulaciones.
El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla y León ha sostenido en una sentencia del pasado mes de febrero que las alteraciones «no pueden calificarse como errores materiales», ya que en algunos casos los «llamados errores permiten que algunos proyectos obtengan licencia cuando no podrían con lo aprobado provisionalmente y nunca enmendando en la aprobación definitiva».
La fiscal preguntó al técnico imputado uno por uno por los artículos manipulados, negando Modesto M. en todo momento que tuviese vinculación con estos «cambios». De no haberse aprobado estas modificaciones, algunas de las edificaciones consumadas por promotores y propietarios de los solares y edificios catalogados no se habrían podido levantar.
Modesto M. indicó al magistrado que tuvo conocimiento con posterioridad de los cambios que implicaban aumentos de edificabilidad en sectores urbanísticos de la capital cuando comenzaron a presentarse los recursos administrativos por empresas y particulares.
En este sentido reconoció su firma en parte de la documentación que obra en las diligencias judiciales, y que fue remitida al juez por el Ayuntamiento hace meses.
«¿Y usted se fiaba de lo que le pasaban los técnicos?», le preguntó la fiscal, a lo que Modesto M. contestó con un «sí, por su puesto».
Respecto a las vinculaciones con constructoras, o su participación mediante la elaboración de trabajos de asesoramiento a promotoras que tienen intereses en el municipio, el técnico municipal negó tal extremo. En 2008, Modesto M. formó parte como directivo municipal del Grupo Capitol de Baloncesto. Las dos primeras declaraciones de funcionarios imputados no han aclarado de dónde podría haber partido la autoría de estas alteraciones.


* El Norte de Castilla - 18.03.11
Foto: Valladolid, ayuntamiento plaza mayor - wikipedia.org

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La cartera de suelo de bancos y cajas quintuplica a las ventas de todo 2010

ELPAÍS* : Las entidades tienen terrenos por 20.000 millones netos y todas las transacciones del sector en 2010 no alcanzaron los 4.000 millones. Los bancos y las cajas tienen suelo para rato. De mantenerse el actual ritmo del mercado, y aunque se les concediera el monopolio de la venta de terrenos, necesitarían cinco años para deshcerse de todos los solares que se han ido quedando en sus balances ante el impago de los créditos por parte de las promotoras inmobiliarias. Las entidades financieras han confesado que tienen suelo en sus balances por un importe original de 30.000 millones de euros. De esa cifra, han provisionado unos 10.000 millones, de modo que las entidades podrían vender sus terrenos sin asumir pérdidas adicionales por unos 20.000 millones. No obstante, esta cifra neta equivale a cinco veces el importe de todas las transacciones de suelo realizadas por bancos, promotoras, otras empresas y particulares a lo largo de 2010 en toda España, ejercicio en el que se vendieron 3.970,9 millones, según los datos difundidos hoy por el Ministerio de Fomento.

Como, obviamente, los bancos no son los únicos que venden suelo, al ritmo de ventas actual el mercado tardaría mucho más que esos cinco años en digerir el suelo que las entidades financieras poseen. La esperanza de los bancos y las cajas es que el sector inmobiliario se reanime, de modo que pueda ir absorbiendo más velozmente sus existencias de suelo. El problema es que el elevado stock de viviendas vacías sin vender (buena parte de ellas también en manos de la banca) no permite ser muy optimista al respecto.

Además, la enorme cantidad de créditos a promotoras aún vivos que tienen el suelo como garantía (unos 62.000 millones) ni siquiera anima a pensar que los bancos vayan a ser capaces de ir dando salida al suelo que ya tienen a un ritmo más rápido que el de entrada de nuevos terrenos por créditos impagados.

En todo caso, la cifra de transacciones de suelo del año 2010 es la más baja de la serie del Ministerio de Fomento. El máximo se alcanzó en 2004, año en que las transacciones sumaron más de 23.000 millones de euros. Solo en el último trimestre de ese año, se compró y vendió suelo por más de 7.000 millones, una cifra muy superior a la de todo 2010. En 2008 empezó a notarse la crisis, que se acentuó en 2009 y aún más el pasado año, en el que el importe de las transacciones ha caído más del 53%.

En cuanto a los precios, la estadística oficial muestra una caída de solo el 1,8% en el suelo urbano (no se publican datos del precio del suelo rústico), una cifra que sorprende en el sector. Las estadísticas oficiales señalan que el precio por metro cuadrado de suelo urbano se situó en 227,7 euros en el cuarto trimestre del año. La caída acumulada desde el máximo de 285 euros que alcanzó en el tercer trimestre de 2007 es del 20%.

Según informa el Ministerio de Fomento, en los municipios de más de 50.000 habitantes el precio medio ha descendido en tasa interanual un 3,3%, y se sitúa en 528,4 euros por metro cuadrado. Los precios más elevados se registran en los municipios de más de 50.000 habitantes. Los más caros se encuentran en Barcelona, con una media de 1.074,5 euros el metro cuadrado, Madrid, con 1.002,5 euros y Cantabria, con 645,2 euros. Los precios medios más bajos dentro de los municipios de más de 50.000 habitantes se anotaron en las provincias de Badajoz con 80,6 euros el metro cuadrado, Ourense, con 86,3 euros, y Zamora, con 134,2 euros.


* El País - 16.03.11
Foto: Oficinas de bancos y cajas de ahorros en una calle de Madrid.- elpaís

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El Tribunal Supremo anula el plan de urbanismo de Ourense

LAVOZDEGALICIA* : El fin del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) de Ourense ya está escrito. A falta de notificación oficial, el Tribunal Supremo ha confirmado la primera de las nueve sentencias del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) que desde abril del año 2008 habían declarado la nulidad del PXOM. Los recursos de casación contra las sentencias, presentados por el Concello de Ourense, por la empresa promotora de un centro comercial Eroski y por la Asociación de Constructores, han permitido mantener vigente el planeamiento, al no ser firmes las resoluciones, pero con la confirmación del Supremo del primer fallo que declaraba su nulidad, el plan queda efectivamente eliminado.

Aunque la notificación de la sentencia no se ha producido, en medios municipales se estimaba ayer que la comunicación será inminente. En el entorno del bipartito ourensano (PSOE y BNG) se manejan informaciones de las que se desprende que la primera de las sentencias del Supremo sobre este contencioso confirma la nulidad del plan, aprobado por el PP durante el mandato de Manuel Cabezas como alcalde.

El fin de la incertidumbre sobre el ordenamiento urbanístico de Ourense y la resistencia en precario del PXOM se empezaron a vislumbrar a mediados de febrero. Lo hizo una providencia de la Sección Quinta de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo. Advertía a las partes personadas en el procedimiento del recurso 3037/08, formulado en contra de una de las sentencias del TSXG, que en el 2008 había declarado la nulidad del plan por ausencia de un preceptivo y exigible informe de telecomunicaciones, que el 2 de marzo se reunía el tribunal para votación y fallo.

Todavía vigente

El inminente desenlace animó a algunas empresas y particulares a agilizar trámites. Al no haber sido comunicada formalmente la sentencia del Supremo, como ayer mismo confirmó a La Voz de Galicia un portavoz del Concello ourensano -que dijo desconocer su existencia- el PXOM se mantiene vigente, por lo que seguramente se seguirán gestionando proyectos y concediendo licencias de obra.

Nuevo PXOM desde el 2009

La probabilidad de que el Supremo acabase confirmando la nulidad de PXOM de Ourense, sumado al hecho de que el PSOE hubiese rechazado en el 2003 la aprobación del plan, llevó al actual bipartito a agilizar la redacción de un nuevo documento. Los trabajos, de hecho, le fueron adjudicados a finales del 2008 a la empresa Oficina de Planeamiento S.?A., que trabaja en el nuevo plan desde el 2009.

Los trabajos del nuevo PXOM, del que únicamente se ha conocido un avance que nada desvela sobre las intenciones de los redactores del nuevo planeamiento urbanístico, han superado el primer trámite formal. La Secretaría Xeral de Calidade e Avaliación Ambiental ha aprobado el llamado documento de referencia para la evaluación ambiental estratégica del plan general de urbanismo.

La primera sentencia que declaró nulo el PXOM fue notificada al Concello el 24 de abril del 2008. Luego llegaron otras ocho. Los motivos son dos. Uno, diferencias entre los planos expuestos al público y el documento final; dos, la ausencia de un informe técnico.



* La Voz de Galicia - 17.03.11
Foto: Ourense, praza maior - ourense.es

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La naturaleza en la ciudad

JOSÉ FARIÑAS* : En el primer número de la nueva etapa de la revista URBAN (una de las publicaciones que actualmente edita el departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio de la UPM en el que desarrollo mi actividad docente regular) puede leerse un artículo de Erik Swyngedouw que se titula “¡La naturaleza no existe! La sostenibilidad como síntoma de una planificación despolitizada”. El artículo no tiene desperdicio y recomiendo que lo leáis. Prometo además que escribiré otro día acerca de nuestras publicaciones, porque pienso que tienen bastante interés para los lectores de este blog (aunque tengo que esperar a salga el primer número de Urban-e, que se resiste). Pero hoy, sencillamente me refiero a este artículo concreto para decir que, a pesar del sugerente título del mismo me he atrevido a titular el mío como lo he titulado. Y no es para crear controversia, sino porque ya hace años que en los programas de algunas de las asignaturas que imparto figura así. Y, además, me gusta. Pero no voy a entrar en si existe la naturaleza o no. En si se trata en realidad de una metáfora. O si es el “opio del pueblo” o una construcción mental útil para entender la realidad. Simplemente voy a dar por hecho que en la ciudad, además de cemento, baldosas hidráulicas, edificios de ladrillo, asfalto, contaminación y personas, existen árboles, zonas verdes, ratas, cucarachas, mirlos, gorriones y algún geranio (de los que han conseguido resistir la última plaga) plantado en una maceta. Bueno, también algo de césped, suelo sin cementar, y ahora mismo un montón de obras porque se acercan las elecciones municipales.

Casi desde el mismo momento en que se inventó la ciudad surgió la necesidad de introducir en ella árboles, vegetación, flores, animales. Pero no cualquier elemento natural, sino una naturaleza (esa cosa que no existe, simple metáfora de la realidad) controlada y antropizada. No me canso de repetir que la ciudad es entendida en casi todas las definiciones tradicionales como algo distinto “al campo”. La importancia que a lo largo de los años la Humanidad ha concedido a esta identificación se concreta en el cuidado que ha tenido a la hora de fijar físicamente esta separación. En los ritos fundacionales de la ciudad, el surcus primigenius, la línea que señalaba el recinto urbano, era tan importante que los muros construidos siguiéndola eran sagrados. Esta fundación inicial nacía con vocación de mantenimiento, de permanencia a lo largo de muchos años. Muros, murallas, cercas o fosos, establecían un límite que iba a permitir conocer de forma inequívoca que partes del territorio estaban ordenadas de forma antrópica. Los ciudadanos manipulaban el espacio para dar lugar a una organización distinta y mucho más controlada de las pequeñas porciones de territorio que abarcaba el recinto de la ciudad. Es decir, a estructuras urbanas. Esta manipulación no era, inicialmente, gratuita, sino que respondía a motivaciones más o menos conscientes. Para la sociedad urbana se trataba de convertir un espacio “natural” (¿tendré que empezar a poner comillas a partir de ahora?, me reconcome la duda) cuyo comportamiento le resultaba difícil de predecir, en un medio mucho más aprensible y que generara un espacio de mínima incertidumbre.

Pero esta radical diferenciación respecto a la naturaleza (lo siento pero voy a obviar el artículo de Swyngedouw y continuaré como si no lo hubiera leído) implicaba, paradójicamente, una necesidad bastante acuciante de la misma. Y esta necesidad ha ido aumentando al aumentar el tamaño de la ciudad y distanciarse de lo que, genéricamente, podíamos llamar “el campo”. La naturaleza está presente en las ciudades a lo largo de toda su historia, principalmente a través de jardines, huertos, o como fondo escénico. Pero también en otras formas menos paisajísticas: terremotos, riadas, frío, calor. En la Edad Media, los espacios agrícolas circundantes eran imprescindibles para el abastecimiento de la población urbana e incluso una parte del recinto intramuros eran parcelas cultivadas. En el barroco alcanzan su máximo esplendor los paseos arbolados, con claros fines escenográficos, y las grandes áreas ajardinadas. Pero es a lo largo del siglo XIX cuando nace el concepto de parque público, y Joseph Paxton, en 1843, proyecta un "parque público de la comunidad" que tenía una extensión de unas 50 hectáreas. En la actualidad las reservas de zonas verdes urbanas están reguladas y son cesiones obligatorias en cualquier nuevo desarrollo residencial estando consideradas, más o menos, como lo que en urbanismo se llama equipamiento. De tal forma que la historia de la urbanización está salpicada de intentos de introducir la naturaleza en las ciudades. Desde los jardines de Babilonia a las formas de disposición de los espacios que favorezcan un mayor contacto con elementos menos antrópicos como la Ciudad Lineal.

El espacio urbano está sometido a una gran cantidad de ruidos y contaminación que reducen la presencia de la flora y la fauna en él. Normalmente la contaminación hace disminuir la vitalidad, acelera la vejez, aminora la biomasa y altera la capacidad reproductora de las especies vegetales y animales. La evolución de la ciudad como paisaje cultural densamente edificado, conlleva la destrucción de los ecosistemas naturales (¿existen los ecosistemas urbanos?) y la desaparición total de la vegetación autóctona. Incluso en los espacios libres y zonas verdes las especies autóctonas son sustituidas por otra vegetación planificada, por plantas ornamentales no propias del lugar y por aquellas otras que son capaces de resistir el ambiente agresivo de la ciudad. No se trata aquí de justificar la necesidad de algo “que no existe” (me estoy refiriendo al artículo que no me puedo quitar de la cabeza), sin embargo, como hemos visto en otros lugares del blog hay muchos trabajos e investigaciones, como los de Kaplan, que así lo atestiguan y lo incluyen como uno de los indicadores de calidad de vida más importantes. Algunas de las justificaciones más razonables que se refieren a esta necesidad de introducir la naturaleza en la ciudad se encuentran en el libro de Sukop y Werner llamado precisamente Naturaleza en las ciudades, publicado en español en el año 1989 por el antiguo Ministerio de Obras Públicas. Entre ellas podemos destacar:

* Ornamentar la ciudad
* Proporcionar espacios recreativos, para la expansión de la población y favorecer el contacto de ésta con la naturaleza
* Mejorar las condiciones climáticas de la ciudad: aumento de la humedad y control de la temperatura
* Reducir la contaminación ambiental, ya que las hojas sirven para el depósito de las partículas contaminantes en suspensión.
* Servir como filtros y freno a la velocidad del viento.
* Amortiguar el ruido de baja frecuencia
* Proporcionar espacios adecuados para el desarrollo de la vida animal
* Reflejar los cambios estacionales a lo largo del año.

Como puede observarse algunos son de índole práctica y otros psicológicos, pero en general se refieren a un aumento de la comodidad del ciudadano o a mejoras higiénicas. En un estudio sobre los Parques Naturales en España realizado por Corraliza y García Navarro en el año 2002 se demuestra esta especie de ley general de preferencia por la naturaleza, domesticada eso sí, como se desprende de la mayoritaria respuesta positiva, mas del 90%, a la pregunta de si, por cualquier razón, a los entrevistados les gustaba el área del parque. Esta casi unanimidad, y otras del mismo tipo, es lo que hace decir a sus autores que: “... la respuesta de preferencia general y admiración por los escenarios naturales puede ser considerada (y en este estudio lo es), como una respuesta psicológica, en gran medida involuntaria. Constituye algo así como un mecanismo de respuesta reflejo, intensamente relacionado con una experiencia estética, cuya caracterización compartimos en gran medida con el resto de individuos de nuestra especie”.

Pero existen otras muchas razones, como por ejemplo, las de favorecer la sostenibilidad del territorio. Así, en un artículo titulado “Ciudad y entorno natural” incluido en el Primer catálogo español de Buenas Prácticas y escrito por Fernando Parra en el año 1996, puede leerse lo siguiente: “En principio, la creación de un área verde, además de incrementar la habitabilidad urbana tiene un efecto disuasorio de presión sobre los entornos rurales, silvestres y naturales más frágiles y a los que las masas urbanas suelen acudir no tanto como muestra de aprecio por lo natural como de huida de la dureza urbana; en este sentido, se trata de una práctica sostenible que “aligera de presión” otros ámbitos. No obstante, el “cómo” el diseño y mantenimiento real del área verde puede no ser sostenible bajo el aspecto del consumo de agua o de otros recursos”. Parece, por tanto, que se acumulan las evidencias acerca de la necesidad de introducir árboles, mirlos, gorriones, praderas, etc., en nuestras ciudades, no sólo por añoranza del Paraíso Terrenal sino para regular nuestro equilibrio psíquico e, incluso, nuestras relaciones sociales. En otro lugar del blog hablaba de la ciudad higiénica como contraposición a la ciudad surgida de la Revolución Industrial. La ciudad higiénica culminó con las propuestas de Le Corbusier y el Movimiento Moderno: “Soleil, espace, verdure”. Y poco después esta necesidad de que en nuestras antropizados ciudades exista algo de verde se reflejó en las legislaciones de la mayor parte de los países del mundo.

Pero como seguramente conocen todos los seguidores de este blog y mis alumnos (en caso contrario, probablemente suspenderán), la ciudad del siglo XXI ya no debe responder sólo a los requisitos de una ciudad higiénica, bella y adecuada a los fines para los que ha sido creada, sino que también debe ser sostenible (ya he mentado a la bicha, además de hablar de naturaleza ese constructo metafórico, ahora voy y escribo sostenibilidad ese otro concepto inexistente, inabarcable, indefinible y que sólo sirve como coartada política). Entendiendo por sostenible aquello que tiene que ver con la justicia intergeneracional, interterritorial y social. Ahora no tengo tiempo de meterme en esta cuestión, aunque no sé si debería, pero resumiéndola mucho diría que el problema de los límites del crecimiento que Malthus relacionaba con la demografía y los alimentos y que el informe Meadows ampliaba a otros temas como los energéticos, lo tenemos ya encima. El planteamiento es obvio y no por muchas veces repetido es menos obvio: en un mundo finito no se puede propugnar un crecimiento infinito. Y el paradigma económico dominante está basado en el crecimiento sin fin. Mientras inventamos algo de forma urgente, hay que recurrir a cuidados paliativos para que el ajuste que ya se ha empezado a producir se haga de la forma menos traumática posible. Desde una perspectiva urbana tenemos que aumentar radicalmente la eficiencia de su funcionamiento. Y esto en todos los ámbitos. También en la forma de introducir la naturaleza en la ciudad que, ya veremos más adelante, puede ayudar a mejorar la situación actual.

Cuando que refería a la ciudad higiénica ya insinuaba la función de las áreas de naturaleza en su interior. Se podría decir que tienen una evidente función de equipamiento. Igual que un gimnasio, unas instalaciones deportivas o un Club de la Tercera Edad. Estas áreas son necesarias, casi imprescindibles para la salud física y psíquica de los ciudadanos. De hecho, en muchos planes se consideran como un equipamiento más e, incluso, se permite la compatibilidad con otros como los deportivos. Y esto hay que seguir manteniéndolo. Porque seguimos necesitando ciudades en las que los ciudadanos puedan vivir de la forma más confortable y sana posible. Sin embargo, los requisitos que necesita la ciudad actual superan los requisitos de la ciudad que propugnaba el Movimiento Moderno. La pregunta es: ¿cómo cambian estos nuevos requisitos la consideración de las áreas de naturaleza en la ciudad? Sería largo de explicar pero, una vez más, me voy a atrever a hablar en blanco y negro. Soy consciente de lo que esto implica, pero como todavía tengo muchos megas hasta sobrepasar la capacidad que me ofrece gratuitamente Google para mantener el blog, espero tener el tiempo suficiente para, en sucesivos artículos poder explicarlo detalladamente y sacarle los grises (e incluso los colores). En resumen: las áreas de naturaleza en las ciudades ya no se pueden considerar exclusivamente como un equipamiento sino que también han de serlo como una auténtica infraestructura. Hasta el momento actual, incluso considerando su función relacionada con la higiene, no dejan de tener el aspecto de un equipamiento. De forma similar a como están concebidos, por ejemplo, los aparatos de gimnasia para mayores que nuestros ayuntamientos empiezan a distribuir por cualquier rincón de nuestras agobiadas ciudades tan llenas de artefactos mecánicos.

De las dos acepciones que el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua nos da de la palabra infraestructura la primera, “parte de una construcción que está bajo el nivel del suelo”, no parece que sea aplicable a lo que quiero decir. Pero la segunda, “conjunto de elementos o servicios que se consideran necesarios para la creación y funcionamiento de una organización cualquiera”, pienso que sí. Aunque no es el momento de meterme en consideraciones terminológicas sí que me gustaría acotar un poco el tema porque es importante para explicar lo que quiero decir. Para aquellos que estén leyendo esto y que no tengan mucho contacto con el urbanismo, en esta materia el término “equipamiento” está más relacionado con el conjunto de construcciones, espacios y servicios, complementarios de la habitación y del trabajo, necesarios para que el ciudadano pueda llevar a cabo una vida urbana digna, relacionarse con los demás, acceder a la educación, cultura, sanidad, etc. Mientras que el término “infraestructura” se refiere más bien a aquellos elementos de soporte de la ciudad necesarios para el funcionamiento de las actividades urbanas. Y de los equipamientos, claro. Es decir, simplificando, se entiende que una iglesia o una piscina son un equipamiento, y la red de colectores de pluviales o las calles y carreteras son una infraestructura. Hasta ahora podíamos considerar que la justificación para introducir elementos naturales era la de suministrar al ciudadano las condiciones para que pudiera relacionarse con determinados elementos de la naturaleza sin necesidad de subir a “la cumbre de las más altas montañas” (como nos decía cierto documental de la TVE2) y que, además, ayudaran a la construcción de una ciudad sana que permitiera el adecuado equilibrio social y personal del urbanita.

Sin embargo resulta que en el momento actual se hace imprescindible que la propia ciudad contribuya en la medida de lo posible (la célebre eficiencia a la que me refería en párrafos anteriores) a reducir su huella ecológica. Una de las formas más claras de hacerlo es, precisamente, introduciendo naturaleza en la ciudad. Es decir, introduciendo algo de ese “orden” diferente de “fuera de la ciudad” en su interior. Hay que ser consciente de que ello significa aumentar el desorden, visto desde la perspectiva urbana. Y mayor desorden cuanta más naturaleza se introduzca. Esta es una cuestión sobre la que tendría que escribir varios folios debido a su complejidad pero en los materiales complementarios que se recogen al terminar el artículo pueden leerse datos adicionales que ayuden a comprenderla. Otras cuestiones son más evidentes. La ciudad no puede dejar ya que determinados ciclos se cierren sólo fuera de ella. Si la ciudad contamina por ejemplo, es necesario plantar árboles en su interior que funcionen como sumideros sin necesidad de que lo hagan masas boscosas situadas a centenares de kilómetros.

Este ejemplo de la contaminación me va a permitir explicar algunas diferencias. Los árboles de alineación plantados adecuadamente en una acera de la calle-corredor permiten el paseo por dicha acera ofreciendo sombra en los meses sobrecalentados y sol en los infracalentados en el supuesto de que los árboles sean de hoja caduca. Excepto los barrenderos, los demás ciudadanos no tendrán nada que objetar al respecto. En verano tenemos hojas y los árboles dan sombra a la acera (suponiendo, claro está que la sección de la calles esté bien diseñada). Luego, en el otoño se caen, ya digo con gran disgusto de los servicios municipales de limpieza, y en el invierno el ciudadano pasea por la misma acera recibiendo los benéficos rayos del sol. Hasta aquí todo bien, los árboles de alineación funcionan fantásticamente convirtiendo la calle en un auténtico equipamiento. Lo mismo podría decir de un parque o de cualquier otro elemento de naturaleza bien situado en un entorno urbano y acertadamente diseñado.

Sin embargo, y hablaba antes de la contaminación, resulta que en el invierno las calefacciones funcionan a pleno rendimiento y los coches expulsan por sus tubos de escape ni se sabe cuantos elementos contaminantes porque la ciudad “rueda a tope”. Además, también es mala suerte, se empieza a producir lo que se llama el fenómeno de la “inversión térmica” porque una maldita capa de aire más caliente encima de la ciudad impide que toda esta contaminación se disipe hacia arriba al invertir el gradiente de temperaturas. Ahora las hojas de los miles de árboles que hemos plantado por toda la ciudad deberían ayudarnos a fijar esta contaminación. Pero mira por donde resulta que se les han caído las hojas y no pueden fijar nada. Los barrenderos encantados: si ya lo decíamos, hay que plantar árboles de hoja perenne. Pero resulta que si plantamos árboles de hoja perenne, ya no cumplen su función como equipamiento porque el paseo por las calles ya no será un agradable paseo al sol de invierno. En ambos casos, y detectado el funcionamiento, los árboles nos pueden ayudan a resolver un problema de confort o incluso sanitario, siempre que consideremos todos los aspectos de la cuestión y plantemos de hoja caduca o no dependiendo del sitio y del objetivo a conseguir. Sin embargo esos mismos árboles también nos sirven para reducir la huella ecológica porque están reduciendo la huella de carbono. Esto ya tiene que ver con la justicia intergeneracional, interterritorial y social. Es decir, con eso que podríamos llamar sostenibilidad. He recurrido a este caso para que se vea la diferencia entre considerar, por ejemplo, una zona verde como una infraestructura o como un equipamiento. En algunas situaciones, como la mencionada, podrán hacerse coincidir las finalidades de una y otro. Pero, sin embargo, otras veces esto no podrá ser así. Lo nuevo es que la función de la vegetación o de la naturaleza (en general) en la ciudad ya no es sólo la de aumentar el confort del ciudadano sino también contribuir al funcionamiento global de la misma igual que lo hacen la red de alcantarillado o las calles. Y, además, por supuesto, hacerlo no sólo de forma eficaz y bella, sino también eficientemente reduciendo el consumo de energía y la contaminación.

Y no sólo los árboles pueden contribuir a rebajar la huella ecológica. Arbustos o rastreras ayudan también. Y no sólo en los parques o en las aceras. En taludes de gran pendiente, en tejados, en paramentos verticales, en rotondas. Hay que reconsiderar la función de las áreas de naturaleza (verde o gris) en nuestras ciudades y empezar a conciliar confort, higiene y sostenibilidad. Ejemplos de la complicación que estas consideraciones traen consigo existen muchísimos. Así, un suelo cementado es ideal para caminar cuando llueve (en caso contrario nos embarramos y se hace complicado andar) y sin embargo impide la evapotranspiración cambiando la humedad relativa de las capas de aire cercanas a ese suelo. Además aumenta la escorrentía con el resultado de que bajan los niveles freáticos impidiendo que los árboles funcionen en régimen forestal (más eficiente que estar continuamente regando, abonando o distribuyendo plaguicidas que es a lo que obliga un régimen que se acerque más a la jardinería) y el riesgo de inundaciones es mucho mayor. Lo que importa es considerar que la introducción de la naturaleza en la ciudad ya no se puede hacer como antes. Que ya no es suficiente con pensar en el confort del ciudadano como requisito único, porque la ciudad del siglo XXI impone requisitos diferentes, algunos de primera importancia, tal y como he tratado de justificar a lo largo de este escrito. De lo que no parece haber duda, es de la necesidad de que exista algo de naturaleza en la ciudad, no sólo para asegurar el equilibrio físico y psíquico del ciudadano, sino también para ayudar a su funcionamiento y para contribuir a conseguir una mayor justicia intergeneracional, interterritorial y social. Claro, esto en el supuesto de que exista eso que llamamos naturaleza. Y que, por otra parte, la idea de justicia que implica el concepto de sostenibilidad sea algo más que una muletilla en boca de todos (iba a decir: sobre todo en boca de nuestros queridos políticos profesionales, aunque también en los escritos de algunos destacados miembros de la intelectualidad, pero me abstengo de hacerlo). Por cierto, espero que después de las reiteradas alusiones que he hecho al artículo de Swyngedouw, con el que estoy de acuerdo en buena parte de lo que allí dice, os intereséis en su lectura y, como quien no quiere la cosa, leáis el resto de la revista, que viene con bastantes cosas interesantes.


Materiales que he utilizado en la redacción del texto:
* Corraliza, J.A. y García, J.: Los Parques Naturales en España: conservación y disfrute, Fundación Alfonso Martín Escudero, Madrid, 2002.
* Fariña, J. y Ruíz, J.: “Orden, desorden y entropía en la construcción de la ciudad”, Urban nº 7, verano 2002. (Puede encontrarse un resumen muy escueto en español e inglés en pdf).
* Meadows, D.H.; Meadows D.L.; Randers, J.; Behrens, W.W.: The Limits to Growth, Universe Books, New York, 1972. Se hizo una revisión en el año 1992 titulada Más allá de los límites del crecimiento. Quizás lo más interesante sea leer directamente la última revisión: Los limites del crecimiento: 30 años después, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2006 (el original en inglés es del 2004). Un resumen muy básico del informe original se puede descargar aquí.
* Parra, F.: “Ciudad y entorno natural” en VVAA: Primer Catálogo español de Buenas Prácticas, volumen primero, Centro de publicaciones de la Secretaría General Técnica del Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, Madrid, 1996. (Este artículo puede encontrarse también en la Biblioteca de Ciudades para un Futuro más Sostenible).
* Sukopp, H. y Werner, P.: Naturaleza en las Ciudades, Centro de publicaciones de la Secretaría General Técnica del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, Madrid, 1989 (compendia los números 28 y 36 de la colección “Nature and environment series” publicada por el Comité Europeo para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales: Nature in Cities, Council of Europe, Strasbourg, 1982; Development of Flora and Fauna in Urban Areas, Strasbourg, 1987).
* Swyngedouw, Erik: “¡La naturaleza no existe! La sostenibilidad como síntoma de una planificación despolitizada”, Urban NS01, Marzo 2011.


* José Fariña Tojo, Catedrático de Urbanística y Ordenación del Territorio en la Universidad Politécnica de Madrid

* El Blog de José Fariña - 14.03.11

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