Urbanismo basura

CARLOS F. IRACHETA/Murcia* : En este 8 de noviembre, en que conmemoramos el Día Mundial del Urbanismo y que nos debería servir de jornada de reflexión sobre lo que estamos haciendo con nuestras ciudades, nuestro territorio y nuestro medio ambiente, la Dirección General de Urbanismo celebra su nefasta política urbanística, auspiciada por la no menos nefasta, oportunista y obsoleta Ley del Suelo Regional, con premios a troche y moche, se premia así misma como responsable del planeamiento urbanístico basado en el convenio, del todo urbanizable, de la desregulación, del urbanismo a la carta y del urbanismo basura que propician algunos ayuntamientos...
...entre los que merece especial mención el de Villanueva del Segura, donde se acomete el más ignominioso atentado urbanístico contra el medio natural y el patrimonio histórico del Valle de Ricote, en el paraje conocido como La Morra, morra que naturalmente ya no existe, en su lugar pululan como fantasmas bloques vacíos de cinco pisos. A pesar de estos mimbres, se le premia con una mención especial por «la dirección del proceso de planeamiento, el grado de información y la participación ciudadana», vamos, un modelo a seguir. Ante tamaño despropósito no es de extrañar, que asociaciones ecologistas y proteccionistas de la cultura y la historia del Valle de Ricote, hayan declarado «persona non grata» al consejero responsable, ¡Pepe, vaya un gol que te han metido los chicos de urbanismo!

Acuñamos el término urbanismo basura, por su analogía con las hipotecas basura, ambos representan la falsa panacea del máximo beneficio en el menor tiempo y con el menor riesgo. Productos del neoliberalismo económico que nos invadía y que nos ha llevado a la crisis actual. A pesar de ello, la estulticia de algunos responsables de la patronal murciana no les sirve de aprendizaje, todavía claman por la desregulación, por que la administración no intervenga nada más que para facilitar los créditos, que el mercado lo regule todo, ¡vaya que si lo regula! Que se lo pregunten a los que creyeron en el milagro, miles de ciudadanos que no pueden pagar sus hipotecas y a cientos de empresarios que no pueden devolver los préstamos ni refinanciar las deudas. Parados y arruinados aparte.

Urbanismo basura, convenios basura, planes basura, recalificaciones basura, políticos basura, campo abonado para especuladores basura, hipotecas basura sin más garantías que el cuento de la lechera y la plusvalía. Gigantes con los pies de barro van cayendo víctimas de su codicia y arrogancia. Y todo por culpa del urbanismo basura, del urbanismo que propicia en contra de todo principio de racionalidad que todo el suelo sea urbanizable, urbanizable para el que negocia y trajina convenios urbanísticos que luego no paga si no recoloca o especula los terrenos.

Suelo reclasificado, suelo abandonado, tierra quemada, crisis, convenios no cumplidos, ayuntamientos en ruina por vender la piel del oso antes de cazarlo, comisionistas y especuladores a la gresca, propietarios sin tierra y sin dinero, engañados, estafados, en pie famélica legión.

La riqueza que se prometía se torna quimera, falsas promesas, falsas expectativas que llevan al paro de muchos, a la ruina de algunos y a la desolación del ciudadano impotente ante tamaño desbarajuste del que nadie resulta responsable.

Este es el panorama y para colmo, planes de urbanismo premiados por dar cobertura legal a estas situaciones. Seguimos estando en las mismas manos, aquí no dimite nadie. El urbanismo ha muerto ¡Viva el urbanismo!


* Carlos F. Iracheta es arquitecto.




* Vegamedia Press - Opinión - 8.11.2008

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