"Homo urbanus": ¿Celebración o lamento?

JEREMY RIFKIN : "El año 2007 será un gran hito en la saga humana, con una magnitud similar a la era agrícola y la revolución industrial. Según Naciones Unidas, por primera vez en la historia la mayoría de los seres humanos estarán viviendo en grandes zonas urbanas con poblaciones de 10 millones de habitantes o más. Nos hemos convertido en el Homo urbanus.
El fenómeno de millones de personas apiñadas y amontonadas unas encima de otras en gigantescos centros urbanos es nuevo. Recordemos que, hace 200 años, una persona normal de la Tierra habría conocido entre 200 y 300 personas en toda su vida. Hoy, un habitante de Nueva York puede vivir y trabajar entre 220.000 personas en un radio de 10 minutos de su casa u oficina en el centro de Manhattan.

Sólo una ciudad en toda la historia -la Roma antigua- contaba con una población de más de un millón de habitantes antes del siglo XIX. Londres se convirtió en la primera ciudad moderna con una población de más de un millón de personas, en el año 1820. En la actualidad, 414 ciudades poseen una población de un millón de habitantes o más, y no se atisba el fin del proceso de urbanización, ya que nuestra especie está creciendo a una velocidad alarmante. Cada día nacen en el planeta 376.000 personas. Se espera que la población humana alcance los 9.000 millones en 2042, la mayoría de los cuales vivirán en densas zonas urbanas.

Mientras la raza humana dependió del flujo solar, los vientos, las corrientes y la energía animal y humana como sustento vital, la población se mantuvo relativamente baja para adaptarse a la capacidad de carga de la naturaleza: la capacidad de la biosfera para reciclar residuos y reponer recursos. El punto de inflexión se produjo con la exhumación de grandes cantidades de energía solar almacenada, primero en forma de depósitos de carbón, y luego, petróleo y gas natural bajo la superficie terráquea. Aprovechados por el motor a vapor y más tarde por el motor de combustión interna, y convertidos en electricidad y distribuidos a través del tendido eléctrico, los combustibles fósiles permitieron a la humanidad crear nuevas tecnologías que aumentaron de manera espectacular la producción de alimentos, los artículos manufacturados y los servicios. El incremento de la productividad derivó en el crecimiento desenfrenado de la población y la urbanización mundial.

No es sorprendente que nadie esté realmente seguro de si este profundo punto de inflexión en las modalidades de la vida humana debería celebrarse o lamentarse, o si simplemente deberíamos dejar constancia de él. Ello se debe a que nuestra población en aumento y nuestro estilo de vida urbano se han comprado a expensas de la desaparición de los grandes ecosistemas y hábitat de la Tierra. El historiador cultural Elías Canetti comentaba en una ocasión que cada uno de nosotros es un monarca en un campo de cadáveres. Si nos detuviéramos por un momento y reflexionáramos sobre el número de criaturas y recursos de la Tierra que hemos expropiado y consumido en nuestra vida, nos horrorizaría la carnicería y la explotación que han sido necesarias para garantizar nuestra existencia.

El hecho es que las grandes poblaciones que viven en megaciudades consumen cantidades ingentes de energía del planeta para mantener sus infraestructuras y su flujo diario de actividad humana. Para poner esto en perspectiva, sólo la Torre Sears, uno de los rascacielos más altos del mundo, utiliza más electricidad en un día que una ciudad de 35.000 habitantes. Y lo que es todavía más increíble: nuestra especie actualmente consume casi un 40% de la producción primaria neta de la Tierra, aunque sólo constituimos un 0,5% de la biomasa animal del planeta. Las demás especies tienen menos para consumir. La otra cara de la urbanización es la estela que dejamos en nuestro camino hacia un mundo de edificios de oficinas de 100 plantas, torres de viviendas y paisajes de cristal, cemento, luz artificial e interconectividad eléctrica. No es casualidad que mientras celebramos la urbanización del mundo, nos aproximemos rápidamente a otro hito histórico: la desaparición de la naturaleza. El crecimiento de la población y el consumo de comida y agua, la ampliación de las carreteras y los ferrocarriles, y la expansión urbana siguen invadiendo la naturaleza y la abocan a la extinción.

Nuestros científicos nos dicen que a lo largo de la vida de los niños de hoy, la naturaleza desaparecerá de la faz de la Tierra tras millones de años de existencia. La autopista transamazónica, que cruza toda la extensión de la selva del Amazonas, está acelerando la devastación del último gran hábitat natural. Otras regiones naturales, desde Borneo hasta la cuenca de Congo, están mermando rápidamente cada día que pasa, y abriendo camino a unas poblaciones humanas cada vez mayores que buscan espacio y recursos para vivir. No es de extrañar que, según el biólogo de Harvard E. O. Wilson, estemos experimentando la mayor oleada de extinción masiva de especies animales en 65 millones de años. Actualmente perdemos por la extinción entre 50 y 150 especies al día. En 2100, dos terceras partes de las especies restantes de la Tierra probablemente se habrán extinguido.

¿Adónde nos lleva todo esto? Intenten imaginar 1.000 ciudades de casi un millón de habitantes o más dentro de 35 años. Nos deja helados y es insostenible para la Tierra. No quiero ser aguafiestas, pero quizá la conmemoración de la urbanización de la raza humana en 2007 podría ser una oportunidad para replantearse nuestra manera de vivir en este planeta. Sin duda, hay mucho que aplaudir de la vida urbana: su rica diversidad cultural, sus relaciones sociales y la densa actividad comercial. Pero es una cuestión de magnitud y escala. Debemos reflexionar sobre la mejor manera de reducir nuestra población y desarrollar entornos urbanos sostenibles que utilicen con mayor eficacia la energía y los recursos, que sean menos contaminantes y que estén mejor diseñados.

En resumen: en la gran era de la urbanización hemos aislado cada vez más a la raza humana del resto del mundo natural en la creencia de que podríamos conquistar, colonizar y utilizar la rica generosidad del planeta para garantizar nuestra completa autonomía sin consecuencias funestas para nosotros y para las generaciones futuras. En la próxima fase de la historia humana tendremos que encontrar un modo de reintegrarnos en el resto de la Tierra viviente si pretendemos preservar nuestra especie y conservar el planeta para las demás criaturas.

EL PAIS 7/01

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Intereses urbanísticos en las competencias autonómicas en materia de agua

AGUA 10/01. Ecologistas en Acción considera que la reclamación de competencias que vienen realizando algunas Comunidades Autónomas, y que se debatirá mañana en la Conferencia de Presidentes, tiene como finalidad evitar cualquier cortapisa a grandes desarrollos urbanísticos aunque superen la disponibilidades hídricas renovables existentes en sus territorios. Ya en los últimos meses, algunos gobiernos autonómicos y numerosos ayuntamientos están autorizando la construcción de nuevas grandes urbanizaciones que no cuentan con la garantía de abastecimientos de agua potable para esas nuevas viviendas, y que cuentan con informes negativos de las Confederaciones Hidrográficas.

Ecologistas en Acción quiere mostrar su preocupación por el reclamo de competencias por parte de algunas Comunidades Autónomas en relación con el agua, (Castilla-La Mancha, Castilla y León, Andalucía, Aragón y Madrid) que superan con creces lo establecido en este sentido en el Estatuto de Cataluña y en la Ley de aguas del Gobierno Vasco. Además, considera que estas reclamaciones de competencias van en contra del concepto de gestión de unidad de cuenca establecido en la Ley de Aguas y en la Directiva Marco de Agua. Ecologistas en Acción entiende que esta reclamación de competencias tiene como finalidad evitar cualquier cortapisa a grandes desarrollos urbanísticos aunque superen la disponibilidades hídricas renovables existentes en sus territorios.

Según el artículo 25.4 de la Ley de Aguas, los nuevos desarrollos urbanísticos que se pretendan llevar a cabo deberán contar con un informe de las confederaciones hidrográficas o del órgano administrativo responsable de la gestión del agua (en el caso de que la competencia esté transferida), sobre la disponibilidad o no de agua potable para abastecer a esos nuevos desarrollos urbanísticos. Dado el espectacular desarrollo urbanístico que se está promoviendo en nuestro país, especialmente en el entorno de las grandes ciudades y en el litoral mediterráneo, y la escasa disponibilidad de agua existente en determinadas regiones, las confederaciones hidrográficas y otros órganos de gestión del agua, están emitiendo informes negativos sobre la disponibilidad de agua potable para esos nuevos desarrollos urbanísticos.

De hecho, en los últimos meses las confederaciones hidrográficas han informado negativamente a varias decenas de miles de nuevas viviendas, especialmente situadas en la costa mediterránea. Ante esos informes, tanto las comunidades autónomas como los ayuntamientos, han alegado que dichos informes no son vinculantes, y están aprobando nuevos desarrollos urbanísticos que muy posiblemente no van a disponer de abastecimiento de agua potable, al menos de manera continuada.

Ecologistas en Acción considera que dichos informes son vinculantes, pues se realizan en base a lo establecido en los Planes Hidrológicos de Cuencas, que sí lo son. Además, considera que la venta de viviendas que no dispongan de un elemento tan básico como es el abastecimiento de agua potable, podría ser constitutivo de delito, al poder considerarse una estafa.

En este sentido, Ecologistas en Acción está estudiando emprender acciones legales contra aquellos responsables de ayuntamientos y comunidades autónomas que pretendan aprobar la construcción de nuevas viviendas que no tengan asegurado el abastecimiento de agua potable. Asimismo, ha solicitado al Ministerio de Medio Ambiente, que haga público el contenido de dichos informes en su página web, de tal manera que los posibles compradores de esas viviendas sean conscientes de esa situación, y puedan emprender las acciones legales correspondientes cuando les falte el suministro de agua potable.

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¿Corrupción urbanística o corrupción del urbanismo?

FERNANDO GAJA I DÍAZ* : "Acaba el año con la corrupción urbanística convertida en estrella mediática, después de tanto silencio; utilizada como arma arrojadiza en la lucha partidaria, con mucho ruido, pero con escasa reflexión sobre los motivos que la impulsan. La premura de los comentarios periodísticos no ha impedido que voces interesadas arrimen el ascua a su sardina reclamando la recentralización de las competencias urbanísticas, hoy en manos de los ayuntamientos, con el argumento de una supuesta mayor impermeabilidad de la Administración estatal o autonómica a la corrupción. Un planteamiento que no entra en el fondo de la cuestión: ¿cuáles son los motivos de la epidemia de corrupción urbanística que se extiende (casi) por doquier? Sin una reflexión sobre sus causas mal podremos proponer medidas, salvo que se trate de aprovechar el río revuelto para conseguir otro tipo de objetivos.
La corrupción urbanística está vinculada al hecho de que las decisiones de la Administración en esa materia generan inmensas plusvalías. Como por arte de magia, o cual milagro multiplicador de panes y peces, un acuerdo municipal que recalifique unos terrenos supone instantáneamente un aumento de su valor que desborda los márgenes de beneficio de cualquiera otra actividad o negocio.

No hace falta invertir, ni producir nada; una simple decisión administrativa milagrosamente multiplica el precio del suelo. Y entonces, ¿por qué estas plusvalías que asombrosamente crea la Administración no son incorporadas a su patrimonio, máxime si estamos hablando de una Administración democrática que, como nos recuerda Hacienda cuando de cobrar se trata, somos todos?, ¿por qué se regalan a unos particulares que nada han hecho para apropiárselas?

Ésta es la clave de la corrupción urbanística, su última ratio: una decisión de un organismo público hace que el precio de suelo multiplique su valor instantáneamente. Como cínicamente decía hace poco un concejal de Urbanismo pillado in fraganti en un pueblo de la Comunidad de Madrid, su voto no iba a ser gratuito, y añadía con total desparpajo, que si hay regalos para unos agentes urbanos -que nada han hecho para merecerlo-, él también quería participar.

El urbanismo moderno, el de la sociedad industrial, el único que tenemos y conocemos, se construye con el objetivo central de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, dotándolos de equipamientos, de las infraestructuras que mejoran el hábitat urbano. Eso justifica que la Administración intervenga y regule un sector económico del volumen y la fuerza de la construcción -pese a las reticencias y resistencias que ya en el siglo XIX se oponen-. Pero en el último cuarto del siglo XX estos principios fundacionales se han alterado, se han corrompido: el urbanismo deja de ser fundamentalmente un servicio guiado por el interés de los ciudadanos para transformarse en una potente herramienta al servicio del sector inmobiliario, su desarrollo, crecimiento y enriquecimiento. Si no entendemos este cambio, estaremos condenados a pensar que la corrupción urbanística, como patología social, es resoluble exclusivamente en términos de represión penal. Mientras el urbanismo sea conceptuado y gestionado como una máquina de enriquecimiento, de fomento económico, existirá la corrupción urbanística, porque ese negocio inmobiliario, a diferencia de otros, requiere la intervención de los poderes públicos, o los solares seguirían siendo campos o montes.

La corrupción urbanística no acabará mientras la práctica del urbanismo no recupere lo que fueron sus objetivos fundacionales, hoy abandonados. Los planes han dejado de preocuparse por la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos (¿quién se atreve a plantear hoy una intervención para hacer la ciudad más amable, más acogedora, más vivible?), y han sustituido estos objetivos que fueron los que dieron sentido y vida al urbanismo por otros: por la competitividad, la captación de inversiones, el marketing urbano? El análisis de lo que los anglos llaman key words (palabras claves) en los planes e intervenciones urbanísticas contemporáneos lo confirman plenamente.

Júntense las dos razones expuestas: un urbanismo que ha abandonado sus objetivos, su razón de ser, para ponerse al servicio del sector inmobiliario (el urbanismo a la carta preconizado en la LRAU), y la ausencia de mecanismos que permitan que las plusvalías generadas por las decisiones urbanísticas queden en manos de quien las toma, y la corrupción está servida. Pero no se hable de corrupción urbanística, ni se presente como un problema que deba ser combatido exclusivamente por vía de la represión penal. Estamos ante un proceso de perversión del urbanismo, una evolución que inevitablemente nos aboca a la corrupción inmobiliaria. La corrupción urbanística no es más que la consecuencia de la corrupción del urbanismo.

www.terracritica.org

* Arquitecto, profesor de urbanismo de la Universidad Politécnica de Valencia.
Levante, 14/01

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El Consell pide la palabra en Bruselas

J.J. PÉREZ BENLLOCH* : "Otras muchas lagunas podremos denunciar de las autoridades comunitarias de Bruselas, pero no en modo alguno la ignorancia o indiferencia acerca del urbanismo que se ha desarrollado en el País Valenciano. Tanto es así que bien podría ser este asunto una de las almorranas administrativas que más fastidia intermitentemente a los altos mandatarios de la UE. Como se ha recordado estos días, en los últimos años se han incoado y sucedido dos expedientes por infracción de la anterior Ley Reguladora de la Actividad Urbanística (LRAU) y por la norma vigente, la Ley Urbanística Valenciana (LAV), mediando, además, 15.000 denuncias por presuntos abusos en este capítulo, dos visitas de eurodiputados para constatar sobre el terreno las quejas e irregularidades, y el llamado Informe Fourtou que las registró. En pocos otros capítulos habrá puesto más atención el Ejecutivo europeo.
Sin embargo, el Consell de la Generalitat no sólo se cree incomprendido por aquellos dignatarios, sino también traicionado por su representante legal y constitucional, que es el actual Gobierno de Madrid, el único interlocutor ante la Comisión Europea en nombre del Estado español. De ahí que, en un gesto meramente efectista y en previsión del revolcón jurídico que le acecha, el consejero de Territorio, Esteban González Pons, haya proclamado su intención de entrevistarse con el comisario europeo de Mercado Interior para defender sin intermediarios sus alegaciones a favor de la ley urbanística vigente, objeto del ya aludido expediente de infracción.

Según el mentado consejero -y el Consell con él- hay 13 comunidades autónomas que aplican la misma o muy parecida normativa urbanística, incluyendo la figura del cuestionado por estos pagos agente urbanizador. Y eso es lo que, en suma, se pretendía aducir ante Bruselas, pero que Madrid no ha incluido en su alegato porque sólo es el urbanismo valenciano el que está en candelero. ¿Por qué será, ciertamente, como se preguntaba el ex consejero socialista Eugenio Burriel? ¿Por malevolencia europea, por inquina del Gobierno de Rodríguez Zapatero, porque hay una conspiración contra el que fue descrito como "el modelo urbanístico más sostenible de España"? Los trinos populares de victimismo pueden alcanzar cotas insólitas.

Hay dos aspectos de este episodio que no acabamos de columbrar. Nos referimos, en primer lugar, a la salida de pata de banco que ha sido la referida pretensión de apelar directamente a Bruselas, obviando la mediación del Gobierno e instando una audiencia. ¿Habremos de creer que no ha sido previamente filtrada y valorada por nadie para impedir el disparate? De ser así, la conclusión está clara: el Consell no funciona coordinadamente y, además, está al albur de uno de sus miembros más temerarios, decimos del referido consejero, que en esta ocasión le ha dado por el desahogo secesionista como antes nos amenizó con el discurso verde. Un verdadero peligro para dejarlo a su aire. No obstante, lo probable -y patético- es que el núcleo duro del Gobierno autonómico estuviese al loro de esta pirueta recibida con pasmo y risa en los medios políticos.

El otro aspecto chocante es la desvelada propuesta de enmendar legalmente la referida figura del agente urbanizador, alfa y omega de todo este problema por cuanto condensa la inmensa mayoría de las protestas que han llegado a Bruselas. "Se acerca la hora de cerrar el grifo", ha declarado -y recogido en estas páginas- el consejero de marras, refiriéndose a la fórmula que ha permitido las vastísimas recalificaciones de terreno rústico a impulsos de quien no era su propietario, pero -añadimos nosotros- contaba con la complacencia o complicidad de la autoridad municipal y autonómica. Se trata, al parecer, de ponerle coto a este procedimiento, restaurando el ámbito de la iniciativa pública.

Ver para creer, pero si tal es el propósito, ¿por qué demonios no se activó cuando ya era evidente el correctivo sancionador que merecía la ley urbanística en vigor e incluso las intenciones de las instancias europeas? Es posible que fuese evidente para todos, menos para el PP valenciano, que se tiene por un dechado urbanístico. Hay desvaríos que requieren tratamientos severos.

*El País 14/01

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La vivienda bajará este año

Gonzalo Bernardos* :
"En España, muchos ciudadanos consideran que el mercado de la vivienda es una excepción al comportamiento de las leyes de la oferta y la demanda. Están de acuerdo en que, en otros bienes y activos (como el petróleo, las acciones y los bonos), el precio sube cuando la demanda supera a la oferta y baja en caso contrario. No obstante, según ellos, este comportamiento simétrico no tiene lugar en el mercado residencial.
Para la sabiduría popular, el precio de la vivienda sube tanto cuando la demanda excede a la oferta, como cuando esta supera a aquella. Pero no considera idénticas a ambas situaciones. En la primera, la subida supera a la tasa de inflación del periodo. En la segunda, dicho incremento se sitúa por debajo de la inflación. Ningún manual de Economía refleja la excepcionalidad de dicho comportamiento, pero casi nadie se opone a esa visión de funcionamiento del mercado residencial español.DISCREPO
de la sabiduría popular. El mercado de la vivienda en España no tiene ninguna característica singular para constituir una excepción de las leyes de oferta y demanda. Debido a ello, el precio de la vivienda baja cuando existe un exceso de oferta y los propietarios y promotores se convencen de que, para tener más posibilidades de venta, deben reducir los precios inicialmente establecidos. Creo que esta situación tendrá lugar en el 2007. En concreto, espero una reducción del precio de aproximadamente un 4%. Y este no será un año excepcional, pues es muy posible que el valor de mercado de las viviendas siga reduciéndose en los próximos.
Mi opinión se sustenta en tres motivos: un elevado estoc de viviendas sin vender; una reducción esperada de la demanda y una gran oferta prevista. El primer aspecto ya lo ve en las calles del país cualquier persona que preste un mínimo de atención a su entorno. Hay una proliferación de propiedades con el cartel "en venta", inexistente en los periodos inmediatamente precedentes. En obra nueva, escasas promociones se venden en su totalidad sobre plano. Y cada vez es más frecuente observar cómo, en el momento de constitución de la correspondiente comunidad de propietarios, más de un 50% de los pisos de la misma aún son del promotor (especialmente en las provincias de Madrid, Málaga y Alicante).
En vivienda usada, principalmente en las ciudades de Barcelona y Madrid, ha crecido espectacularmente el número de pisos que están a la venta desde hace más de un año. Ambas situaciones se observan porque en el 2006, aunque no bajó el precio de la vivienda en España, la absorción de la oferta por parte de la demanda sí que lo hizo de forma sustancial.
En el 2007, la demanda de viviendas sufrirá una significativa reducción. En la realizada por motivo de uso, las principales causas estarán relacionadas con la disminución de la capacidad financiera de las familias y con un menor crecimiento de la ocupación. En el primer caso, el factor clave será la evolución alcista de los tipos de interés. Una previsiblemente moderada desaceleración del PIB en Estados Unidos, unido a la subida del IVA en Alemania (del 16% al 19%) y a la probable confirmación de la recuperación de la demanda interna de su economía, pueden provocar que el euríbor a un año (principal índice hipotecario) alcance el 4,75% este año. El menor vigor del consumo privado (gasto de las familias) y la reducción del número de viviendas iniciadas generarán una inferior creación de empleo. Esta situación retrasará en un número significativo de parejas el cambio de una vivienda de alquiler por otra de propiedad o la emancipación del núcleo familiar original, mediante la adquisición de un piso.
En el caso de la demanda para inversión, el elevado exceso de oferta y la subida prevista de tipos de interés provocarán la reducción de la misma. El primer factor hará prácticamente imposible dar el pase (comprar y vender, obteniendo una elevada plusvalía, sin llegar a escriturar la vivienda). El segundo provocará que muchos inversores patrimonialistas, que destinan el piso adquirido al arrendamiento, ya no puedan pagar la cuota hipotecaria generada por la vivienda comprada con el importe del alquiler recibido. En la actualidad, la demanda por motivo inversión, especialmente la de carácter especulativo, se está trasladando al Este de Europa. Para muchos especuladores, ahora el Eldorado Inmobiliario ya no se encuentra en España, sino en los nuevos países de la UE (Polonia, Hungría, Rumanía).

PREVISIBLEMENTE, en el año 2006 el número de viviendas visadas rozará las 925.000 unidades. Constituirá un récord histórico y más que cuadruplicará el observado en el último año alcista del anterior boom inmobiliario (en 1991 se visaron 210.000 viviendas). Esta elevada oferta responde principalmente a tres causas: las grandes facilidades crediticias otorgadas a los promotores por parte de las entidades financieras (en algunas ocasiones, el importe del crédito cubre el precio del solar y el IVA generado); la creencia de numerosos promotores de que el precio de la vivienda no puede bajar en España; y la entrada en esta actividad de numerosos advenedizos atraídos por los elevados beneficios obtenidos por el sector en años anteriores. Aunque el número de residencias visadas disminuirá en el 2007, las 725.000 nuevas unidades continuarán siendo superiores a la demanda prevista (alrededor de 350.000 viviendas).
Por tanto, si tiene intención de adquirir un piso, tenga paciencia. Mire, compare y, sólo si encuentra una auténtica oportunidad, compre. En caso contrario, espere. Tendrá suficientes oportunidades en los próximos años para encontrar la residencia que desea. En cambio, si ha invertido recientemente en vivienda, no se lo piense dos veces: póngala en venta. Es posible que el próximo año le paguen menos de lo que obtendría en la actualidad.

*Director del máster de Asesoría
y Consultoría Inmobiliaria de la UB.
*El Periódico, 12 de Enero

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