Una trama empresarial desvió más de un millón de Aguas de Calpe

ELPAÍS/Alicante* : Una trama empresarial sirvió para desviar más de un millón de euros de unas obras de mejora en la red de abastecimiento de agua potable de Calp (Alicante) hacia un destino que, seis años después, todavía se desconoce y que está siendo investigado por un juzgado de Dénia. El caso Aguas de Calpe estalló en 2004 cuando se supo que el Ayuntamiento de esta localidad había adjudicado a una antigua empresa dedicada al buzoneo, que se convirtió en la mercantil Obras Hidráulicas, el proyecto por un valor de 4,7 millones que, tras excluir algunos anexos, se redujo a 3,3. Los trabajos valían, en realidad, 1,7 millones, según la Universidad Politécnica, o 2,2 millones, según la Generalitat. La diferencia entre lo que pagó el consistorio y lo que costó la obra realmente desapareció.

El máximo accionista de Obras Hidráulicas, Francisco Artacho, y el concejal responsable de Aguas en Calp en aquella época, Juan Roselló, son cuñados. Roselló, que está imputado en la causa, es todavía edil de Calp y diputado provincial por el PP en Alicante; pero Artacho, que ha roto su silencio por primera vez, insiste en exonerarle de cualquier responsabilidad porque, según dice, en ningún momento le aportó información privilegiada ni intervino a su favor para que le adjudicara los trabajos.

El responsable de Obras Hidráulicas, que como Roselló está imputado, denuncia la existencia de una trama empresarial para desviar el dinero de las obras, pero afirma que es un estafado más. Artacho culpa de las irregularidades al administrador de su propia empresa, Jesús Lara Santamaría, y al subcontratista que ejecutó las obras, Salvador Ibarra. Les acusa de entregar dinero a testaferros y de orquestar la quiebra simulada de empresas que endosaron las cantidades recibidas de la firma municipal Aguas de Calpe a otras firmas ajenas a la obra.

Artacho ha roto un silencio de seis años para denunciar que existió una trama empresarial que defraudó el dinero de los trabajos de la renovación de la red de suministro de Calp. Insiste, no obstante, en que él no intervino en el fraude y se presenta como un estafado más. El máximo accionista de Obras Hidráulicas de Levante, la mercantil a la que en 2004 Aguas de Calpe adjudicó esas obras cuando su cuñado y diputado provincial del PP Juan Roselló era concejal del abastecimiento, asegura que ese presunto fraude se articuló de dos formas: desviando el dinero que Obras Hidráulicas recibió de la concesionaria del agua a tres testaferros que nada tuvieron que ver con las actuaciones, y a través de quiebras fraudulentas de empresas subcontratadas que endosaron las cantidades recibidas a otras firmas.

¿Y si Artacho era el máximo accionista de Obras Hidráulicas, cómo es posible que no supiera que la mercantil estaba desviando el dinero a hombres de paja? El empresario sostiene que supuestamente era el propio administrador de la firma, Jesús Lara de Santamaría, quien controlaba los movimientos bancarios de la misma y que, por lo tanto, sería el responsable de esa situación. "Yo no conozco a ningún testaferro", asegura Artacho. No obstante, añade que uno de los supuestos hombres de paja, Antonio Céspedes, estaba vinculado a la empresa Buzoneo IRD, la mercantil dedicada a repartir propaganda que el propio Artacho adquirió para reconvertirla en Obras Hidráulicas. "Pero yo nunca he tenido ninguna relación con Céspedes", asegura el cuñado del concejal popular.

El hecho de que con anterioridad a quedarse con la renovación de la red, Obras Hidráulicas se dedicara a una actividad tan peregrina como el buzoneo también ha desatado honda polémica, pero Artacho defiende la normalidad de esa operación: "Se trataba de comprar una empresa que no tenía en ese momento ninguna actividad para dedicarla a la obra hídrica, un campo en el que yo tenía gran experiencia". De ahí que niegue que recibiera las obras porque era cuñado de Roselló: "No tuvo nada que ver. Nosotros estábamos preparados para realizar el trabajo".

En su declaración ante el juzgado, Lara Santamaría también habló de esos testaferros, sobre los que el juez ha dictado una orden de búsqueda al no tener ningún dato para localizarlos. Lara coincidió con Artacho en situar a Céspedes en la órbita de Buzoneo IRD y añadió que otro de los supuestos testaferros, Raimundo Lozano, era "un pintor que fue cliente" suyo "hace muchos años", si bien aseguró desconocer si había tenido relación con Obras Hidráulicas. Es más, Lara aseguró que quien realizaba unos pagos tan extravagantes y, por lo tanto, tenía contactos con los testaferros era Artacho. Sin embargo, el abogado de este último, Francisco López, esgrime: "Mi cliente no ha hablado con ninguna de esas tres personas y enviaremos un oficio a todas las compañías de telefonía móvil del país para demostrarlo".

Este letrado asegura que hubo un segundo método para desviar el dinero: acusa a Montubo -a la que Obras Hidráulicas le subcontrató las actuaciones reales- de simular su propia quiebra, dejando de ingresar las cantidades que le entregaba la firma de Artacho y "realizando endosos cambiarios sin ingresos a una tercera empresa ajena a las obras provocando su propia descapitalización".

El administrador de Montubo, Salvador Ibarra, siempre había contado esta historia de otra manera: acusó a la firma de Artacho de adeudarle casi 700.000 euros y de no hacer efectivos cinco pagarés de 50.000 euros. Ibarra siempre se escudó en este argumento para justificar que no pudiera a su vez pagar los 240.000 euros que debía a otra subcontrata que realizó también trabajos en la red, Excagata, y que por esa deuda está personada en la causa como acusación particular. En cambio, Artacho arguye que Ibarra miente y que Obras Hidráulicas pagó a Montubo todo el dinero pendiente. Así lo demostraría un documento notarial firmado por ambas empresas y una sentencia que le daba la razón a la firma de Artacho en este contencioso, al asegurar que los pagarés sí se habían hecho efectivos, además de declarar a Montubo en rebeldía procesal al no personarse en la vista. Es decir, que, según Artacho, Ibarra cobró y deberá ser quien explique dónde está el dinero y por qué su firma se fue a pique.

Artacho relata que percibió las irregularidades a mediados de 2005, cuando vio "que se acababan las obras y no cobraba nada". Es más, argumenta que a él todo este asunto le ha costado dinero de su bolsillo. Ahora arremete contra los otros dos imputados que le habían implicado en el caso, Lara Santamaría y Salvador Ibarra. Éste último desveló que en febrero de 2004 Artacho le informó durante una feria en Zaragoza de que su cuñado les tenía "preparada una obra en Calp" antes de que la misma se adjudicara en marzo de aquel año. El familiar de Roselló admite que efectivamente esa reunión se celebró, "pero delante de otros empresarios que escucharon la conversación". Y asegura que no disponía de información privilegiada de su cuñado, "ya que desde 2001 todo el mundo sabía en Calp que esas obras se iban a realizar, era algo que estaba en la calle".

Artacho libra de culpa a Roselló: asegura que el edil no supo nada del fraude en todo el proceso y especifica: "He tenido varias empresas hídricas y nunca antes ni después volví a trabajar para una Administración gestionada por mi cuñado, ni en la Diputación de Alicante ni en el Ayuntamiento de Calp".

Otra cuestión es si las obras, adjudicadas por 3,3 millones de euros, estaban sobrevaloradas: así lo dijo la comisión de precios de la Generalitat, que aseguró que en realidad solo valían 2,2 millones, precio que la Universidad Politécnica de Valencia redujo a 1,7 millones. En cambio, Artacho mantiene que las actuaciones se ajustaron a su coste real y esgrime otros dos informes realizados por expertos universitarios que así lo atestiguaban. Uno razonaba que el criterio de la universidad valenciana podía ser incluso "delictivo". Artacho defiende que las obras "han dado un gran resultado", en contra de otro pronunciamiento de la Politécnica que alertaba de notables deficiencias en su ejecución.






* El País - 25.07.10
Foto: Calpe - Císcar (ELPAIS.com)

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Construyendo un futuro para Caracas

ANALÍTICA/Marco Negrón* : Con particular intensidad desde fines del siglo pasado, un notable grupo de ciudades latinoamericanas han conocido transformaciones que muchos creían imposibles. Bogotá, Medellín, Quito, Lima entre muchas otras han logrado avances que en más de un caso se proyectan como ejemplos a seguir a escala mundial. Ellas comparten una serie de características que permiten entender el por qué de tales cambios, y una muy destacada es que han alcanzado grados importantes de autonomía de gobierno, no sólo por la capacidad de elegir sus autoridades sino también porque han logrado consolidar la autonomía fiscal. Pero aún así esos cambios no habrían sido posibles si ellas no hubieran sido capaces de dotarse de un proyecto compartido de futuro. Como lo señalara Jaime Lerner, el ex-alcalde de Curitiba, la ciudad brasileña que en 1966 dio inicio a esa sucesión de transformaciones urbanas que hoy exhiben con justificado orgullo tantas ciudades de nuestra región, “Una ciudad sólo puede encontrar soluciones de futuro a partir del momento en que sabe lo que quiere ser”. Y eso es posible solamente en la medida en la cual se cuente con una carta de navegación, un plan ampliamente discutido y compartido por los actores urbanos fundamentales.

El drama de nuestra capital es que, a estas alturas, ella no sabe lo que quiere ser, lo que le complica incluso la lucha por consolidar su derecho al autogobierno, que en los últimos años ha venido siendo erosionado lenta pero sistemáticamente por el gobierno central. La última propuesta de futuro ‑el Plan Rector formulado por la Oficina Metropolitana de Planeer y reproducirse; pero para que ese talento converja hacia una ciudad específica es necesario, entre otros requisitos, que exista un medio urbano idóneo, es decir una serie de condiciones en parte naturales pero sobre todo producidas, tales como infraestructuras, patrimonio arquitectónico y urbanístico, tradiciones culturales, capacidades tecnológicas difusas, seguridad, ordenamiento institucional, que inciden directamente en la calidad de vida de la población. La capacidad de las ciudades para responder a los estímulos del mundo contemporáneo sin embargo no depende mecánicamente de la mayor o menor riqueza del medio urbano: para ello es necesario que en su seno surjan las redes sociales capaces de convertirlas en actores colectivos de la escena internacional y neutralizar o limitar las condiciones de exclusión y marginación. Sin embargo, un medio urbano de calidad constituirá siempre un aporte decisivo tanto para el mejoramiento de la competitividad económica y la superación de la pobreza como para alcanzar la integración social y la sustentabilidad ambiental y cultural. No es por casualidad que de la exitosa experiencia de Medellín surgió el concepto de “urbanismo social”, que ha de ser el norte del Plan de Caracas.

Pero sería necio ignorar las barreras que se oponen al éxito de este proyecto, que pone en entredicho la política hegemónica, excluyente e hípercentralizadora del chavismo. Ellas sólo podrán ser superadas en la medida en que las propuestas del Plan sean progresivamente apropiadas por sectores cada vez más amplios de la sociedad y que sean estos quienes exijan su puesta en ejecución.

marco.negron@gmail.com


amiento Urbano (OMPU)- data de 1983, ya un cuarto de siglo largo; pero además, desde cuando en 1992 los alcaldes Mendoza y Fermín tomaron la infortunada decisión de eliminar esa oficina sin proponer ningún órgano sustitutivo, Caracas ha carecido de una institución capaz de pensarla globalmente y a largo plazo; las dos gestiones metropolitanas que se sucedieron entre 2000 y 2008, por razones que no es posible analizar aquí, no fueron capaces de suplir esa carencia. Como no podía ser de otra manera, esa conjunción de factores ha conducido a un proceso de creciente deterioro de la calidad de vida que a su vez ha inducido una dinámica de desmoralización de la población que, en el mejor de los casos, ve la ciudad apenas como un bien utilitario ‑un sitio donde ganarse el pan- que satisface cada vez menos sus expectativas y hacia la cual siente cada vez más desapego.

Conscientes de la situación, una de las primeras decisiones adoptadas cuando en diciembre de 2008 asumió funciones la actual Alcaldía Metropolitana fue la de integrar un equipo profesional del nivel más alto, seleccionado estrictamente por sus credenciales profesionales y académicas, responsable de dotar a la ciudad de ese proyecto de futuro que por tanto tiempo se le ha negado y que se propone concretar en el Plan Estratégico Metropolitano Caracas 2020.

Lograr ese objetivo requiere repensar la ciudad, construir una visión diferente de la que de ella ha prevalecido hasta ahora entre nosotros, empezando por entender que Caracas ‑su población y sus instituciones para ser exactos- es sin dudas el activo más valioso con el que cuenta el país: entre 1959 y 1999, erróneamente, los gobiernos democráticos la vieron como una especie de parásita que chupaba la savia del país profundo, comprometiendo la dinámica del crecimiento; a partir de entonces el régimen que ha venido apabullándonos durante ya casi doce años ha profundizado las políticas antiurbanas, emblematizadas en el hoy asordinado Proyecto Orinoco-Apure, fundado en la vetusta idea de que el desarrollo es esencialmente una cuestión de aprovechamiento de los recursos naturales y la posición geográfica. El limitado espacio disponible apenas permitirá esbozar algunas de las líneas conceptuales del reenfoque necesario para construir la Caracas del futuro.

Hoy, como es ampliamente reconocido, estamos inmersos en la llamada sociedad del conocimiento cuya base es la creatividad, la capacidad de producir y aplicar nuevos conocimientos. Como lugares de la diversidad, no sólo de empresas sino sobre todo de personas, las ciudades son los espacios por excelencia de la creatividad porque es en ellas que el talento encuentra las condiciones que le permiten germinar, crecer y reproducirse; pero para que ese talento converja hacia una ciudad específica es necesario, entre otros requisitos, que exista un medio urbano idóneo, es decir una serie de condiciones en parte naturales pero sobre todo producidas, tales como infraestructuras, patrimonio arquitectónico y urbanístico, tradiciones culturales, capacidades tecnológicas difusas, seguridad, ordenamiento institucional, que inciden directamente en la calidad de vida de la población. La capacidad de las ciudades para responder a los estímulos del mundo contemporáneo sin embargo no depende mecánicamente de la mayor o menor riqueza del medio urbano: para ello es necesario que en su seno surjan las redes sociales capaces de convertirlas en actores colectivos de la escena internacional y neutralizar o limitar las condiciones de exclusión y marginación. Sin embargo, un medio urbano de calidad constituirá siempre un aporte decisivo tanto para el mejoramiento de la competitividad económica y la superación de la pobreza como para alcanzar la integración social y la sustentabilidad ambiental y cultural. No es por casualidad que de la exitosa experiencia de Medellín surgió el concepto de “urbanismo social”, que ha de ser el norte del Plan de Caracas.

Pero sería necio ignorar las barreras que se oponen al éxito de este proyecto, que pone en entredicho la política hegemónica, excluyente e hípercentralizadora del chavismo. Ellas sólo podrán ser superadas en la medida en que las propuestas del Plan sean progresivamente apropiadas por sectores cada vez más amplios de la sociedad y que sean estos quienes exijan su puesta en ejecución.

marco.negron@gmail.com





* Analítica.com - Opinión - 25.07.10


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La Generalitat arrasa un monte que sorteó 60 años de incendios

LEVANTE/Valencia* : Un ingeniero agrónomo valenciano ha presentado una denuncia contra la actuación forestal realizada por la Conselleria de Medio Ambiente, Agua, Urbanismo y Vivienda con fondos del Ministerio de Medio Ambiente en un monte de Bicorp y en la que a su juicio se ha arrasado "una de las zonas de bosque original más rico, estable y de mayor valor ambiental y de biodiversidad" de la Comunitat Valenciana. La zona afectada había sobrevivido durante los últimos sesenta años a los grandes incendios que han arrasado el Caroig y la Muela de Cortes.

Pese a la documentada denuncia del ingeniero Pedro Miguel Chome y al desmonte realizado en la zona, visible a muchos kilómetros de distancia, la Conselleria de Medio Ambiente defiende "la legalidad" de la actuación y asegura que se ha actuado de acuerdo al proyecto que recibió el visto bueno del ministerio.
Añaden que la actuación no está sometida a la Declaración de Impacto Ambiental y que el espacio alterado no formaba parte de la Red Natura 2000 (Lugares de Interés Comunitario -LIC- o Zona de Especial Protección para las Aves) "ni de ningún espacio protegido".

El monte desnudo
"Nunca había visto una actuación forestal tan radical"-aseguró el denunciante, que insiste en que parte de la actuación se desarrolla en un LIC."Un bosque equilibrado y natural ha desaparecido y ha quedado convertido en un erial", añadió este técnico, experto en genética forestal, pero que insiste en actuar "como un ciudadano más".
El proyecto denunciado, que cuenta con un presupuesto de 1,2 millones de euros, contemplaba actuaciones en Millares y Bicorp, aunque los daños se han centralizado en unas 160 hectáreas del monte del Santís (V-1067), gestionado por la Generalitat Valenciana en el área de Bicorp.
A simple vista se observa como una "isla" de antiguo bosque rodeada de otras zonas más desprovistas de vegetación adulta ha sido arrasada para abrir una franja de más de 200 metros en muchos sitios. Apenas se han dejado pies de árbol que actúen como testigos y todo el sustrato arbustivo -sabinas, enebros, carrascas, etc.- ha sido eliminado. Los pinos cortados, algunos de gran porte, se acumulan junto a los caminos esperando ser retirados por algún contratista.
Pedro Miguel Chome asegura en su denuncia que el proyector original "no se parece en nada" a lo ejecutado. "El proyecto no tiene unos objetivos claros, no cumple las prescripciones técnicas, no esta apoyado por un plan contra incendios y ni siquiera cumple con lo que figura en la documentación" remitida por la conselleria al Ministerio de Medio Ambiente, explicó
Según afirmó el ingeniero, "nadie del Ministerio de Medio Ambiente ha ido a comprobar nada" hasta que el denunciante se personó en la Delegación del Gobierno.

Iniciativas
La denuncia, realizada ante la Secretaria Autonómica de Medio Ambiente, ha sido presentada también en la subdelegación del Gobierno en Valencia, aunque el denunciante no descarta otro tipo de acciones.
El ingeniero ha pedido la paralización de las obras, que el Ministerio de Medio Ambiente ejerza su responsabilidad supervisando el proyecto y sus objetivos, que se proceda a hacer el estudio de impacto ambiental y se establezca un plan para "reconstruir en lo posible" el daño causado, además de que se investigue si hay mecanismos para incorporar al proyecto el valor de la madera talada.
Según afirma, la extracción masiva de madera realizada, con ejemplares de mucha edad - "los mejores"- "no responde a los criterios de aclareos para mejorar la competencia entre árboles y dificilmente habría sido autorizada en una corta normal". Y añade que en el proyecto "no se encuentra mención a los ingresos que suponen la madera extraída y los beneficiarios de la misma, por lo que debería-el proyecto- ser objeto de una inspección y auditoría".
Fuentes de la Conselleria de Medio Ambiente dijeron que en los Servicios Territoriales se estaba "tramitando" el concurso para el aprovechamiento de la maderaextraída.




* Levante-emv - 26.07.10
Foto: A mitad de ladera se observa el impacto de la actuación sobre un bosque casi maduro con abundante vegetación. Levante-EMV

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Sevilla.- Las ‘setas’ enfilan una tensa y tortuosa recta final

ELCORREOWEB* : El proyecto Metropol Parasol seguirá adelante, pero ¿en qué condiciones?, ¿con qué calendario? y ¿con qué consecuencias? Las incógnitas que rodean a este proyecto crecen precisamente como setas en el monte, si bien el pleno del Ayuntamiento de Sevilla, gracias al voto de calidad del alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE), aprobó el pasado miércoles que las obras se acaben, desoyendo al Consejo Consultivo de Andalucía, que dictaminó en contra de la segunda modificación presupuestaria (de 30 millones de euros). Hasta ahora, el coste de estas obras se ha disparado de 51,2 a 89,7 millones de euros. ¿Hará falta más dinero?

Lo cierto es que los próximos meses serán claves para perfilar lo que debe ser la recta final de un proyecto que comenzó a gestarse en 2004 y que pretende acabar con los 37 años que llevan los placeros en unas instalaciones provisionales. El alcalde quiere ser testigo y protagonista de la inauguración. Está empeñado en ello. No quiere despedirse de la alcaldía (no repetirá en las próximas elecciones municipales) con este suspenso ni quiere pasarle el lastre al candidato Juan Espadas. Es decir, que en la Encarnación se juega mucho.

Y no sólo el alcalde. El diseño obtuvo en 2005 la medalla de bronce en el Concurso de Proyectos Sostenibles Holcim Awards y formó parte de la exposición permanente de arquitectura del siglo XXI en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), junto a otras 35 obras de todo el mundo. Si se hace a medias, ¿qué imagen dará la ciudad y sus responsables?

¿Cuál es el nuevo calendario de las ‘setas'?
El Metropol Parasol del arquitecto alemán Jürgen Mayer fue seleccionado en 2005 y el primer plazo oficial que se dio para la inauguración fue junio de 2007. Esa fecha se mantuvo mientras duraron los trabajos de cimentación. La segunda fecha que se anunció fue la primavera de 2008, a la que siguieron el último trimestre de 2009 y los primeros meses de 2010. Las obras acumulan un retraso de tres años, que se tornarán en tres años y medio si se cumple la previsión.

El segundo y último modificado presupuestario del contrato fija en el 31 de diciembre de 2010 el plazo de finalización del edificio, que será puesto en uso en el primer trimestre de 2011. Incluso el concejal de Urbanismo, Manuel Rey, aseguró en el pleno del miércoles que se cumplirá ese plazo. Sin embargo, hay dudas.

IU, socia de gobierno del PSOE, cuestionó que la obra terminará a final de año e incluso que no vayan a requerir más dinero, como defendió el alcalde. Por lo tanto, la última palabra la tiene la constructora, Sacyr.

Según sus responsables, "se está trabajando para acabar el 31 de diciembre", pero ésta es la misma frase que pronunciaron antes de que se incumplieran los anteriores plazos. Por tanto, habrá que esperar al final del partido para ver si hay o no una nueva prórroga. Lo que sí está claro es que la ilusión con que los comerciantes de la plaza de abastos acogieron el proyecto para recuperar la Encarnación se ha tornado en desesperación.

El propio alcalde les anunció que a final de este mes pondrían empezar la mudanza de sus puestos para que el mercado abriera sus puertas a mediados de septiembre. No obstante, el dictamen del Consejo Consultivo de Andalucía ha hecho que haya un nuevo retraso. De manera que el traslado podría no empezar hasta finales del próximo mes. Según Urbanismo, en los próximos días se concretarán las fechas. Está por ver, además, si como se dijo en un principio, tendrán que pagar 500 euros al mes de alquiler.

Y después del mercado, según el alcalde, vendrá el Antiquarium, el lugar en el que se podrán ver los importantes restos arqueológicos hallados.

¿Cuándo empezará el montaje de la madera?
Para que la obra acabe a final de año, los planes de Sacyr pasan por empezar a revestir los parasoles en agosto. Según Urbanismo, la empresa abordará la instalación de la madera de forma simultánea en todos los parasoles. Habrá tres turnos de trabajo y tres grandes grúas. Entonces sí se notará que se están levantando las setas. Incluso se empezará a construir la plataforma que unirá el parasol más cercano a Puente y Pellón con el del otro lado de Imagen.

La madera, según sostienen desde Sacyr, ya está en las instalaciones del polígono El Pino, cortada y lista para ensamblar. Entonces, ¿a qué esperan? En los próximos días se verá.

El origen del problema y de la estructura
Precisamente el ensamblaje del pino finlandés complicó el proyecto por una decisión que venía de atrás. Y es que hasta un año después de haber contratado a Sacyr y al arquitecto no comenzó la redacción del proyecto de ejecución, clave para comprobar la viabilidad de la obra. Entonces, ya se había firmado un contrato de concesión privada (por 40 años) y una subvención de 25 millones de euros a Sacyr. Pero nadie comprobó si el diseño de la cubierta diseñada por Jürgen Mayer era viable.

El problema fue que se empezó a ejecutar la cimentación basándose en los cálculos del proyecto inicial, no del definitivo. La ingeniería Ove Arup, contratada por Jürgen Mayer, concluyó en mayo de 2007 que la estructura del proyecto básico no era realizable, por lo que se plantearon dos soluciones que finalmente no se llevaron a cabo porque los cimientos no podrían aguantar el incremento de peso. Finalmente, de febrero a diciembre de 2009, se consideró unir las maderas con barras encoladas con una resina especialmente diseñada.

Se trataba de aplicar una nueva generación de pegamentos epoxi que soportan las temperaturas extremas del verano en Sevilla y pueden incrementar la rigidez de las setas sin aumentar en exceso su peso.

De nada de esto informó el Ayuntamiento de Sevilla en vísperas de las elecciones municipales de 2007. Entonces, según el secretario municipal, debió pararse el proyecto.

¿Cómo quedará el proyecto finalmente?
Los responsables del proyecto aseguran que quedará como estaba previsto. Sacyr explotará el restaurante de la parte alta, la superficie comercial y el edificio que ahora tiene Hacienda junto a la desembocadura de Puente y Pellón, que se convertirá en un edifico de oficinas en alquiler. Los sevillanos probablemente no tendrán que pagar para visitar el techo de las setas, pero los turistas sí. De igual modo, Sacyr tendrá vía libre para organizar todo tipo de eventos (musicales, culturales, fiestas privadas...) en la plazoleta de la primera planta y sí podrá cobrar, a todos, por la entrada. Igual que podrá alquilar los locales comerciales junto al mercado. Con todo, gran parte de la Encarnación tendrá uso privado, frente a la idea de que el proyecto es 100% público.

No obstante, la empresa aún no ha definido cómo explotará todos estos espacios en plena crisis financiera, aunque sí ha empezado a trazar sus líneas de actuación para la comercialización de esos puntos.

¿Habrá una estación del Metro de Sevilla aquí?
Los planos del anteproyecto de la línea 2 del Metro de Sevilla reflejan que la estación no cabe en la Encarnación. Lo defiende la Consejería de Obras Públicas, preocupada también por los efectos de una posible obra junto a la iglesia de la Anunciación, cuya cimentación difícilmente soportaría el más mínimo movimiento. Los técnicos de la Junta de Andalucía insisten en que para que en la plaza junto a Puente y Pellón se construya una estación del suburbano se necesita un pozo de 32 metros de diámetro, lo que requeriría que se levante la cimentación del parasol más próximo. Sin embargo, el alcalde insiste en que sí se puede hacer, reduciendo las dimensiones de la estación, que deberá estar a 50 metros de profundidad para no afectar a los restos arqueológicos.

El coste extra (70 millones de euros) y la proximidad de la parada en el Duque, además, juegan a favor de las tesis de la Junta de Andalucía, que desmintió que en el Metropol Parasol existiera un espacio habilitado para la línea 2, como sostuvieron el ex edil de Urbanismo Emilio Carrillo y el alcalde en varias ocasiones.

¿Quiénes son los responsables del fiasco?
El alcalde sostiene que se depurarán las responsabilidades, pero no ahora, sino cuando terminen las obras y se inaugure el proyecto. La oposición, el PP, y los socios de gobierno del PSOE, IU, han pedido que se determine ya quiénes han sido los responsables de que el proyecto de la Encarnación se haya convertido en un lastre para las arcas municipales (más bien de Urbanismo, porque se pagó con fondos del PGOU destinados a sistemas generales) y en un fiasco desde el punto de vista social por el retraso acumulado.

Empresa adjudicataria, arquitecto y gobierno local se tendrán que repartir las culpas y las responsabilidades de todo tipo: técnicas, administrativas y políticas. Evidentemente, ya hay muchas opiniones al respecto.

El decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla (que visó el proyecto), Ángel Díaz del Río, como no podía ser de otro modo, exoneró de toda culpa a Jürgen Mayer y apuntó a que el fallo estuvo en "la gestión del concurso de ideas" convocado para acometer este proyecto.

¿Habrá denuncia en los tribunales o sanción?
Si Sacyr y Urbanismo llegan a un acuerdo en el reparto del sobrecoste, seguramente la Encarnación no llegue a los tribunales.

La negociación se antoja dura, pero de ello dependerá que el proyecto se acabe con todas las garantías y en plazo. Es lo que ocurrió con la obra del Metro de Sevilla. La Junta de Andalucía y la concesionaria pactaron los números del proyecto y, pese a los años de retraso, todos contentos.

En el caso de la Encarnación, el pliego de condiciones del contrato, como el de tantas obras encargadas por el Ayuntamiento, incluye las penalizaciones por retraso en los plazos de ejecución cuando éstos no fuesen imputables a la administración ni a fuerza mayor. Dicho pliego de condiciones, en su artículo 32.2 referente al régimen de penalidades, establece que el "incumplimiento de los plazos marcados" dará lugar a una falta grave sancionable con multa de 301 a 3.000 euros. Es más, se fija que "el órgano de contratación podrá imponer multas coercitivas al adjudicatario, cuando persista en el incumplimiento de sus obligaciones, siempre que hubiera sido requerido previamente y no las hubiera cumplido en el plazo fijado". El importe de dichas multas será proporcional a la gravedad del incumplimiento, con un máximo de 3.000 euros al día".

Paradójicamente, Sacyr se hizo con la adjudicación del concurso de ideas para la obra de la Encarnación gracias a ajustarse al presupuesto de salida del proyecto en lo que respecta al dinero que en metálico debía aportar el Ayuntamiento de Sevilla y, sobre todo, al compromiso de culminar la obra en el plazo más corto con respecto al resto de empresas. Se presentaron cuatro. Sando y la UTE Martín Casillas-Ficoam quedaron apeadas en una primera selección porque elevaban la aportación planteada en el pliego de condiciones de 25 millones de euros a 49 y 38, respectivamente. Sacyr resultó seleccionada, entre otros motivos, porque aseguró un plazo de ejecución 20 meses frente a los 22 de UTE Detea-Vías. Finalmente, el Ayuntamiento de Sevilla pondrá 64 millones de euros y, en principio, la obra se acabará tres años y medio después de lo pactado. Una mala elección.




* El Correo de Andalucía - 25.07.10
Foto: El Metropol Parasol supone un diseño rompedor en el casco antiguo, cuestionado por algunos por su concepto, y por muchos por el sobrecoste de unas obras mucho más caras de lo que se anunció.- elcorreoweb.es

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El síndrome de Babel

LUIS MANUEL RUIZ/Sevilla* : Entre el acervo de cosas incomprensibles de la religión católica figura el tremebundo misterio de la Encarnación, según el cual el verbo se convirtió en materia para servir de pasto a los carniceros. También en Sevilla disponemos de un misterio con el mismo título. La Encarnación es una plaza más o menos céntrica donde desembocan (desembocaban) varias líneas de autobuses y que cuenta secularmente con montones de arena y pavimento desmigado en lugar de las correspondientes aceras. Según la leyenda, aquí hubo una vez un mercado, que fue demolido por no sé qué insidias del urbanismo y reemplazado por un solar; desde entonces, los puestos de fruta, pescado y ultramarinos ocupan un cuartel provisorio del que algún día, como del purgatorio, confían en salir.

Digo que la Encarnación es un misterio porque, tratándose de una de las plazas nucleares de Sevilla, donde el suelo cuenta con más atractivos turísticos y comerciales para retar al ayuntamiento, ha permanecido atávicamente entregada a los escombros: en mis casi 40 años de historia personal, no recuerdo haber visto sobre el horizonte de este enclave más que vallas que se aburren, tapias cansadas, carteles sobre las vallas en que los toreros son relevados por grupos de música y los grupos por candidatos electorales. Parecía correcto, obligatorio, que en algún momento el consistorio decidiera compensar tanta desidia con un proyecto estrella, y que hace la friolera de casi diez años se emprendiera la obra ciclópea de las setas del Metropol Parasol: una arquitectura de metal, vidrio y madera que colocaría a nuestra ciudad a la vanguardia del urbanismo contemporáneo y que nos haría creer, al mirar hacia arriba, que habitamos cielos menos cerrados.

Durante todos estos años he defendido por activa y por pasiva la construcción de las dichosas setas y he discutido con quienes veían en ellas un sinónimo de megalomanía, incompetencia y delirios. Ahora, mal que me pese, cada vez estoy más convencido de que para cobijarse bajo el ala de una seta hay que pertenecer a la noble y diminuta nación de los pitufos.

Esta semana, nuestro desdichado alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín ha logrado hacer aceptar al cabildo una derrama añadida de no sé cuántos millones para terminar la obra de la Encarnación. Una obra que se prolonga ya más del doble de tiempo de lo estimado en un principio, con los costes añadidos que ello entraña, de la que se han desentendido tanto el arquitecto como los pobres pilotos que han sido convocados para salvar la nave, que amenaza con tragarse como un leviatán las arcas municipales y que probablemente condene a la plaza a algunos lustros más de vallas y cemento.

Las setas recuerdan otros episodios dolosos de la historia de Sevilla que podríamos agrupar bajo la rúbrica de síndrome de Babel, el de la construcción que quiere alcanzar los cielos pero acaba en una confusión de lenguas: la torre de los Remedios, el metro sepultado, el estadio olímpico y casero. Entiendo que Monteseirín, abandonado por su partido y entregado a los perros, trate de salvar el último resquicio de dignidad que le han dejado huyendo hacia delante y obligando a la ciudad a concluir un proyecto que le está sorbiendo la sangre pero que finalmente, o él lo ve así, le hará recuperar el color con creces. Quiero creerlo, igual que quiero creer en la biblioteca del Prado y la torre en la Cartuja, pero cada vez me cuesta más hacerlo.

Quizá seamos víctimas de una maldición: quizá nuestra soberbia, la de querer sacudirnos el albero y el sepia, haya despertado la ira de un poder más alto y ahora estemos condenados, por los siglos de los siglos, a gritarnos unos a otros sin entender nada de nada.





* El País - Opinión - 25.07.10


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