«Ni bajo el puente te dejan vivir»

SUR/Málaga* : La chabola ilegal de Antonio Díaz desaparece bajo la piqueta para dejar libre la rambla de Jaboneros. El hogar de Antonio y el centro ruso comparten piqueta, retroexcavadora y 'chalé' derribado. El primero bajo el puente del arroyo de Jaboneros. El segundo en Pinares de San Antón. La vivienda de Antonio ha desaparecido en un pis-pás. Ayer, pasó a la historia. La promoción inmobiliaria del empresario extranjero ha tardado diez años completos en sufrir el peso de la excavadora y de la ley. Aquí terminan las similitudes. A partir de hoy, Antonio tiene que buscarse la vida y un sitio donde pernoctar. «No me digas... Hombre... No me digas...», acertaba a mascullar Antonio ayer, tan destrozado por dentro de sus enjutas carnes como lo estaba su ya ex «chalecito» -como él lo llamaba- por fuera, pasto de las máquinas. Las dos excavadoras, una grande, otra de menor tamaño para horadar bajo el puente; y el volquete, también amarillo chillón, conferían a la rambla del arroyo Jaboneros la clásica estampa de aquí-está-pasando-algo.

La escena logró arremolinar con actitud curiosa a vecinos de Pedregalejo y El Palo e hizo más llevadera la jornada en el tajo a tres policías locales, una cuadrilla completa de operarios de la Junta de Andalucía y a media docena de canales de televisión, locales, regionales y nacionales, que decidieron cubrir informativamente la noticia que había adelantado diario SUR el miércoles pasado.
«Ni debajo de un puente le dejan a uno vivir... No quiero pensarlo siquiera... La juez no me deja que me quede por miedo a que me lleve el río...», proseguía tembloroso por el relente de la mañana. No callaba, presa de los nervios en todo su menudo cuerpecillo mientras las excavadoras preparaban el terreno, retiraban las piedras que formaban la escollera que el propio Antonio había levantado para protegerse de una posible avenida del arroyo. «Se me saltan hasta las lágrimas...», sollozaba al ver que el refugio levantado para volver a sus recuerdos infantiles, de cuando su padre le traía desde su Jaén natal a la playa de Las Acacias, se desvanecían como los años que forman la vida que te jubila.
Los operarios de la Agencia Andaluza del Agua llegaron sobre las ocho de la mañana. Antonio Díaz (67 años) ya estaba esperándolos, como quien aguarda a una mala noticia. «Me da mucha pena», confesó mientras asistía al derribo del que durante los dos últimos meses fue su hogar. «Dejadlo ya, que me voy a emocionar y todo», y reculaba en pequeños pasitos, rodeado por sus 'vecinos' de El Palo, que también sabedores de lo que acontecía, se habían presentado al 'funeral' anunciado de la vivienda.
Las piedras del dique
El primer paso fue retirar el dique que hizo con piedras cogidas del arroyo. Las excavadoras se encargaron de retirar los peñascos y de escarbar en la tierra para crear un conducto hasta la vivienda, de manera que otro grupo de trabajadores pudiera desmantelar, a mano, la casa de Antonio. «No podemos entrar con las máquinas porque hay una conducción de gas bajo el puente, así que tenemos que ser muy cuidadosos al quitar los muebles», comentó un operario, que vaticinó que los trabajos se iban a demorar toda la mañana de ayer.
La delegada de Medio Ambiente de la Junta explicó en un comunicado que era «imprescindible» ejecutar la orden de desalojo para aplicar el reglamento de protección del Dominio Público Hidráulico. La Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Medio Ambiente, ordenó la demolición de la ocupación ilegal construida bajo el puente de la avenida Salvador Allende en el cauce del arroyo Jaboneros. «[...] Suponía un fuerte peligro para la persona que allí se alojaba, ya que esta construcción es un obstáculo importante para la evacuación de la avenida y que de mantenerse puede suponer una retención con elevación del nivel aguas arriba del puente de calle Bolivia con el consecuente desbordamiento o una rotura brusca de los elementos instalados en el cauce con la producción de daños aguas abajo del cauce».
Respecto al futuro, Antonio es un limbo de dudas. No sabe aún cuál va a ser su siguiente paso. En declaraciones a SUR, reconoció que, si no le dan una salida, «se construirá su quiosco en otra parte». Mientras, contará a diario las monedas que le quedan de su pensión de jubilado (unos seiscientos euros) y seguirá haciendo amigos convertido en oportuno transeúnte mientras busca una convidada a café o cerveza, según la hora, en cualquier bar de «su» Málaga.




* Sur - 16.12.10
Foto: Antonio Díaz ha aprovechado el viaducto sobre Jaboneros para construirse una casa de tres habitaciones - sur

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