Santo Domingo somos todos

7DÍAS/R.Dominicana* : La ciudad es intercambio, comercio y cultura. Cuando hace un par de años, algunos ciudadanos nos opusimos al crimen ecológico urbano que iniciaba el síndico de la capital en su aplicación del “Plan Verde”. Nunca pensamos que ese movimiento debía estructurarse permanentemente. Fue un error. Había surgido por la indignación que suscitaba la tala de árboles de sombra -necesarios en nuestro medio tropical-, para sembrar palmas ya que el impacto ecológico negativo era muy alto, tanto en el lugar de extracción de las palmas como en la ciudad porque sus probabilidades de sobrevivencia eran muy remotas por el ambiente urbano hostil y la falta de mantenimiento (riego).

Las razones se diversificaron por el abusivo costo de esas palmas, lo que suponía un negocio rentable entre las partes involucradas y, sobre todo, por los métodos antidemocráticos del síndico que revelaba su autoritarismo.

Ese movimiento había sido precedido de varias protestas contra la construcción de la Isla Artificial y de un helipuerto en la plaza Omar Torrijos y la copa de la indignación rebozó con las “canquiñas”. ¿Por qué? Porque se evidencia, una concepción errónea de la gestión de los espacios públicos, una actuación autoritaria orientada hacia objetivos que no son incluyentes y además, implementa políticas transculturales extrañas a nuestra cultura y a nuestra cotidianidad, que no se adaptan a nuestro clima, a nuestra ciudad, a su escala y volúmenes, que deben estar acordes con su tamaño.

El espacio público tiene varias dimensiones:

Dimensión política: Si la política es el encuentro de los intereses en conflicto, de la expresión colectiva de intereses comunes, de la visibilización de lo que somos, el espacio público no es sólo representación de todo ello, sino también vehículo para poder expresarlo, es el ágora moderna..

Dimensión urbanística: Construir ciudad, hacer ciudad mejor dicho, es dar forma al espacio público y articular en torno a él el diseño urbano, no lo contrario.

Dimensión cultural: La ciudad es centro y es periferia, es edificios, es equipamientos e infraestructura, y todos estos elementos forman parte de la vida colectiva y deberían tener un objetivo cultural, de formación de valores cívicos.

Dimensión social: Frente a las estrategias de privatización, de fortress o fortificación, de gentrificación, de unificación, de especialización, de expulsión, de tecnificación… el espacio público redistribuye el espacio, es una forma de redistribución de la riqueza, es una forma de dar acceso al derecho a la ciudad, es una forma de dar acceso al "derecho a la belleza", que comenta Jordi Borja: la peatonización de calles y su devolución a los peatones, la regeneración de zonas especializadas como puertos, muelles, almacenes, la renovación del diseño urbano para crear "amabilidad" en la calle, la dotación de equipamientos públicos de proximidad de alta calidad urbanística son algunas de las intervenciones que se pueden realizar. Ganar espacio, hacer mejores espacios, convertir espacios y dar prioridad a esos espacios es gestionar contrario a la gestión pública de esos espacios que es imponer un nuevo uso al espacio urbano, tal como hace Roberto Salcedo, el alcalde que no consulta e impone.

Hoy, por su permeabilidad cultural, el alcalde de la capital, impone a la ciudadanía un parque temático, con animales de tamaño exagerado, más cerca de una película de terror que de un parque para infantes. Como idea importada de los Estados Unidos, el alcalde no se percató de que en los países donde se construyen parques temáticos se toman en cuenta algunas consideraciones como espacio, lugar, volumen y tamaño. Así, los parques que se refieren a la era prehistórica (Santiago de Cuba) reconstituyen animales gigantescos porque la fauna de esa era tenía dimensiones extraordinarias y todos los escolares lo aprenden; se muestran y se discute su evolución con la fauna actual a partir de los procesos de adaptación al medio (clima, flora, océanos, ríos) por eso, se construyen en espacios naturales, grandes, abiertos donde las dimensiones de los animales son reales pero relativizadas por la naturaleza abierta del parque. Y en estos casos, los infantes no se asustan porque ya se lo representaron mentalmente.

En otros casos, esos terrenos son suburbanos y los visitantes no tienen posibilidades de comparación con los edificios circundantes, pues no existen, sicológicamente las dimensiones son vividas como irreales por exageradas por eso no asustan, los niños saben que son recreaciones al limite del arte, de lo sobrenatural, de lo teatral, de lo espectacular a veces de lo cómico. (El Fairchild Tropical Botanical Garden en el lago Pandanus, Miami).

Pero no es el caso del parque temático de la Av. Lincoln con Kennedy, en plena ciudad, arriba del elevado, debajo, las bestias recreadas son vistas como agresivas, agigantadas por el entorno; en esa esquina no se integraran jamás con o sin hiedra, se elevan contrastando con los usos habituales de la ciudad en ese lugar y con el entorno general del terreno escogido. Esas dimensiones y tamaños de animales familiares para los niños no responden a las imágenes que de ellos se formaron. Por lo tanto, provocan terror y espanto en los infantes que no esperan ver en ese entorno figuras tan espectaculares porque nunca las vieron y nunca nadie les enseñó con esas proporciones. De ahí que el parque temático no sea pedagógico, sino contraproducente sicológicamente y cumple menos esa función “ecológica” que le atribuye el síndico al revestir de hiedra animales de África, dándoles una espectacularidad aterrorizante para cualquiera.

Analizando el lugar del parque temático

Lugar escogido: un terreno baldío, en conflicto jurídico, en una intersección de avenidas de tránsito permanente hasta altas horas de la noche, con semáforos en todas las esquinas que provocan filas interminables, contaminación y ruido incesante.

Accesibilidad: solo a partir de la av. De los Próceres, dirección norte-sur, con una diagonal, sin parqueo.

Uso común de la intersección: Eminentemente comercial por lo que el uso recomendado debía ser similar al existente: sede de oficinas comerciales, exhibición para ventas de carros o paradas de autobuses o estación de bomberos o de Amet.

Uso común circundante: Eminentemente comercial, administrativo y universitario con un progresivo cambio a edificios residenciales incluyendo residencias unifamiliares de baja densidad poblacional.

Conclusión: el terreno, por su dimensión y su ubicación en la salida de la ciudad hacia el Cibao ofrece posibilidades urbanísticas que hacen factible su dedicación a actividades comerciales-administrativas, pero no tiene vocación lúdica, ni recreativa, ni cultural por esas mismas condiciones. Los habitantes de Arroyo Hondo, beneficiados con condiciones ambientales excepcionales no necesitan parque temático, ni van a adoptar ese lugar como su lugar de recreación… al menos que jevitos adopten el parque para sus desmanes nocturnos, encaramándose encima de esas criaturas y otros placeres,porque el lugar así como el ocio expresan valores personales y sociales y son una necesidad psicológica, un prerrequisito social y un atributo espiritual. ¡Que sorpresa podrían darnos ese parque y la juventud actual!

La ciudad es intercambio, comercio y cultura. Es concentración física de personas y edificios, diversidad de usos y de grupos. Es el lugar del civismo, donde se dan procesos de cohesión social y se perciben los de exclusión, de pautas culturales que regulan relativamente los comportamientos colectivos, de identidad que se expresa material y simbólicamente en el espacio público y en la vida ciudadana. Es, en definitiva, donde la ciudadanía se realiza mediante su participación en los asuntos públicos de la ciudad, en sus asuntos.


* Amparo Chantada



* 7 Días - 2.05.10
Foto: Santo Domingo, elefantes - 7días.com


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