Madrid: Ruiz Gallardón, un ejemplo de alcalde insostenible

JOSÉ M. DE LA VIÑA* : Un alcalde sostenible no es más que un político que fomenta políticas sostenibles. Políticas que no solo no atenten contra la naturaleza ni el entorno, sino que lo mejoren. Desgraciadamente, semejante espécimen, que se sepa, no pulula por nuestros ayuntamientos. En los últimos decenios, y por obra y gracia de un urbanismo estúpido de inspiración foránea, España ha pasado de tener ciudades y pueblos de arquitectura mediterránea y compacta, donde la calidad de vida –no hablamos de dinero- era muy alta y sostenible, a simples almacenes de personas, trabajadores y mercancías mal diseñados y peor ensamblados con los maltratados centros históricos de nuestras ciudades.

Un mal planteamiento urbanístico…

Un ejemplo. El otro día fui a un lugar de la calle Vía de los Poblados de Madrid, pegada a la M-40, donde están algunas de las empresas de relumbrón de este país, en coche porque el lugar está mal comunicado de otra forma. Al irme, pardillo de mí, no tenía ni idea de lo que me esperaba. Tardé más de una hora en recorrer unos pocos cientos de metros antes de poder coger la M-40.

El motivo es que los accesos al lugar, indignos de unos edificios tan monos, están infra dimensionados. Es un gigantesco embudo. No hay lugares públicos, ni casi aceras, ni sitio donde aparcar. Y como una hora haciendo el indio, atrapado en un atasco absurdo, consumiendo gasolina y contaminando inútilmente, cabrea, dedico este post al alcalde de Madrid, el cual, si hubiese encargado el diseño de la zona a buenos profesionales, se habría ahorrado este chorreo.

…realizado por quien no sabe sumar…

Y es que si los que elaboraron y los que aprobaron el plan urbanístico del lugar hubiesen sabido al menos sumar, la vida para los que viven y trabajan allí, y sus visitantes, sería mucho más sostenible, pero también más agradable. Parece que, como en tantos otros lugares, nadie se debió tomar la molestia de hacer algo muy habitual, en cualquier país civilizado, antes de conceder ninguna licencia de construcción: contar.

Es decir, planificar el movimiento de personas y vehículos que iban a tener todos esos edificios con el fin de diseñar el entorno de una manera acorde. Cuando se planifica una zona donde el transporte público no va a existir o va a ser insuficiente; donde es difícil poder llegar andando a no ser que uno sea atleta de Maratón; donde intentar llegar en bicicleta puede ser un suicidio y los desplazamientos necesariamente van a ser a ser intensos, hay que hacerlo creando calzadas, zonas públicas y de aparcamiento suficientes; estudiar detenidamente los flujos, especialmente durante las horas punta, con el fin de no colapsar la zona. Y si no es posible hacer un proyecto coherente, pues no se construye tanto y listo, como se hace es aquellos países donde el urbanismo se practica. ¿Corrupción o incompetencia?

…ha hecho de nuestras ciudades lugares más incómodos y contaminantes.

En España es difícil encontrar ningún barrio nuevo, ristra de adosados, urbanización, zona de oficinas o comercial, polígono industrial o cualquier otra nueva actuación urbanística donde quepan los vehículos: están mal aparcados, encima de las aceras, dobles filas, etc. En definitiva, no caben. Nadie pensó en ellos. Además, el crecimiento de los últimos años de prácticamente cualquier ciudad española se ha hecho, generalmente, mediante actuaciones deslavazadas e inconexas.

Edificios plantificados de manera incongruente y que, por su propia configuración y la falta de un transporte público decente, obligan a un uso intensivo del coche, con el coste energético, las emisiones y la contaminación gratuita que suponen. Una mala copia del sistema urbanístico americano.

Allá, por lo menos, suele haber árboles y parques entre edificios. Y, sobre todo, saben contar. Aquí es todo inhóspito. Apenas zonas verdes. Ni un árbol. Tan solo hormigón y losetas. Jamás entenderé por qué nunca seremos capaces de copiar lo que allí hacen bien y no únicamente sus peores modelos, siempre susceptibles de ser empeorados cuando se aplican aquí.

Hace falta liderazgo inteligente…

Jamás entenderé por qué en España hay tanto político y profesional acomplejado, incapaz de poner al día y mejorar nuestros modelos ancestrales, muchos de ellos no solo válidos y actuales, sino rabiosamente modernos y exportables, como nuestra ya casi desaparecida ciudad mediterránea, en vez de destrozar nuestras ciudades con desarrollos absurdos, ya obsoletos, sin mencionar la estética.

Cualquier extranjero que viene a disfrutar de lo que todavía queda de nuestras viejas ciudades y pueblos se horroriza al ver los extrarradios que las rodean, todos homogéneos en su fealdad, su falta de planificación y su caos. Ciudades maravillosas cada una con su propia personalidad. Unicas. Sea Salamanca, Santiago, San Sebastián, Segovia, Sevilla o cualquier otra. Cada una diferente y grandiosa por dentro, están todas ellas rodeadas de horribles, anodinos e insostenibles suburbios, hoy denominados zonas residenciales o comerciales.

Una planificación chapucera, ahora que está de moda eso de la productividad y la eficiencia de la que muchos hablan pero pocos aplican con seso, nos está costando una gran cantidad de divisas en forma de petróleo; de tiempo; de emisiones; de contaminación y de cabreos gratuitos que se podrían haber evitado si unos alcaldes sostenibles hubiesen contratado a profesionales sostenibles para que hubieran realizado proyectos sostenibles y, de paso, agradables a la vista, que nos habrían permitido llevar una vida más sostenible. Y hecho más felices a todos.

…para poder salir de la crisis y afrontar el futuro.

Desgraciadamente, en España es normal que los malos alcaldes, políticos o empresarios se rodeen de lacayos, para que no les hagan nunca sombra y así poderse atornillar a la poltrona durante muchos años. Política de personal que todos estamos pagando. Aquí hay grandísimos profesionales.

Pero suelen ser gente bastante incómoda con el poder porque tienen la manía de pensar y de ser críticos, cosa que a un líder mediocre siempre le atemoriza. Por eso mismo, en la España actual, raramente se encuentran en los grandes centros de decisión, bien sea en la política o en la empresa.

Que la crisis no ha aparecido por casualidad. Un buen líder se caracteriza porque es capaz de rodearse de colaboradores mejores que él, cada uno en su ámbito y especialidad; que no solo no tiene miedo a que le hagan sombra, sino que es capaz de sacar lo mejor de cada uno de ellos. Mientras esa gente no tenga oportunidades, la crisis, no solo económica, sino sobre todo de valores, seguirá. Y España no podrá caminar jamás hacia un futuro sostenible.

Falta todavía para las elecciones. Pero cuando lleguen, por favor, voten a alcaldes y políticos sostenibles, si encuentran alguno.





* Cotizalia - Opinión - 19.01.10

0 comentarios :