Gijón: La zona rural inicia su oposición al plan urbanístico

ELCOMERCIO* : Cuestionan la necesidad de vivienda que plantea el Ayuntamiento y recuerdan que hay 19.000 pisos vacíos. Arrancó ayer, de forma oficial, la oposición de la zona rural gijonesa a la revisión del Plan General de Ordenación (PGO). Si algunos líderes vecinales ya habían mostrado su rechazo, ayer quedó claro que la federación Les Caseríes al completo no está por la labor de dar por buenas ninguna de las tres alternativas de crecimiento presentadas por el Ayuntamiento.

Y no lo están, en principio, porque no comparten las previsiones de crecimiento que el equipo de gobierno plantea para la ciudad en los próximos diez años. De hecho, consideran que se manejan cifras «irreales» sobre la necesidad de vivienda de la ciudad que es la que, se supone, sustenta los planes urbanísticos. Esa es la base con la que los presidentes vecinales, reunidos ayer de forma extraordinaria, se dirigirán en las próximas semanas a sus vecinos para comenzar a preparar las sugerencias que deben presentar durante el primer periodo de información pública.
Pero la zona rural va más allá. Consideran que el propio documento de prioridades dibuja tres futuros de Gijón muy distintos. «Son tres modelos de ciudad distintos, no tres formas de conseguir el modelo que se quiere», decía ayer Antonio García, abogado de Les Caseríes y presidente vecinal de Deva. Y esa es la cuestión: ninguna de las tres alternativas presentadas por el equipo de gobierno convence a quienes mantuvieron firme oposición con el anterior plan y quienes, finalmente, consiguieron anularlo en los tribunales, aunque por cuestiones de forma y no de fondo.
Pero esta situación es la que ahora ellos quieren aprovechar para dibujar, realmente, un modelo de ciudad distinto. Porque, aunque pueda parecer mentira, la zona rural incluso podría estar de acuerdo en los objetivos que el Ayuntamiento se marca con esta revisión. Al menos, con algunos de ellos. A saber: dibujar una ciudad sostenible, asegurar el desarrollo industrial y garantizar una política de vivienda razonable y suficiente.
Pero los acuerdos se quedan ahí. La idea que unos (Ayuntamiento) y otros (zona rural) tienen de cómo llevar a cabo esos objetivos no son iguales. Las parroquias parten de la base de que ninguna de las cifras de futuras viviendas que ofrece el documento (10.700 en el primer caso, 17.200 en el segundo y 24.200 en el tercero) se ajustan a la realidad de lo que Gijón va a necesitar. Y lo creen así, entre otras cosas, porque «el documento no justifica en ninguna parte de dónde salen esas cifras». Y se preguntan: «¿Necesitamos 10.000 viviendas? ¿O necesitamos 24.000?». Porque es precisamente esa necesidad, junto con las características del territorio y la evolución de la población, en la que se debe apoyar la alternativa que finalmente sea elegida.
Segundas residencias
A eso añaden la cuestión de los pisos vacíos en Gijón. Según el propio documento de prioridades, en la ciudad hay en estos momentos 19.374, un 14,5% del total de viviendas construidas en el concejo, aunque ayer había quien recordaba durante la reunión que algunos estudios decían ya en 2004 que esa cifra era de unos 24.000. El problema reside en que la cifra no distingue cuántas de esas viviendas están realmente vacías y cuántas corresponden a segundas residencias. Aun conscientes de que en estos momentos en España no existe un criterio jurídico para definir qué es una vivienda vacía, las parroquias tienen en cuenta esos más de 19.000 pisos (o al menos una parte) para dar respuesta a la necesidad de vivienda.
Añaden aún dos cuestiones más los presidentes vecinales para justificar esa «irrealidad» de las previsiones municipales. En primer lugar, el crecimiento vegetativo de la ciudad (defienden que Gijón «pierde población»). Y, en segundo, que buena parte del desarrollo de la ciudad en los próximos años se basa en los proyectos de El Musel que ahora mismo están en duda. «Es un polo que se les deshace», aseguraron.
Así las cosas, si no saben qué modelo quieren, al menos sí creen tener claro qué modelo no quieren. Y esperan hacérselo saber al Ayuntamiento con sus sugerencias. Con muchas sugerencias, de hecho. Porque si en la anterior tramitación urbanística destacó la cifra de alegaciones (las que llegan en la segunda fase de información pública, y referidas a cuestiones concretas), en esta esperan que esas cifras se repitan pero ahora, en esta primera fase. Y lo harán con sugerencias que sean «coherentes con todos estos años anteriores, con todo lo que hemos dicho hasta ahora».
Pero hay algo que no puede negarse y es que muchos de los que ayer estaban reunidos en Leorio ya están de vuelta. Ya vivieron una tramitación urbanística que no fue sólo larga sino también polémica y, en ocasiones, más que tensa, incluso con referencias personales. Por lo tanto, se adelantan desde ya a los posibles 'ataques' del Ayuntamiento. Así que, en esta ocasión, además de fondo habrá forma. Es decir, estrategia. Habrá que calcular qué se dice, cómo y cuándo se dice. Y lo primero que quieren hacer, en este segundo gran debate ciudadano, es acabar con «el falso enfrentamiento entre lo rural y lo urbano». «No es real», insistieron una y otra vez, «porque los intereses son los mismos. Son excusas que tenemos que ir venciendo. El suelo se tiene que ocupar según la necesidad real de vivienda, tanto en la zona urbana como en la rural».
Núcleos rurales
Pero eso no significa que rehuyan el debate sobre cuestiones particulares, que pueden llegar a ser más polémicas. Entre ellas, el crecimiento o no de los núcleos rurales. Si el propio concejal de Urbanismo, Pedro Sanjurjo, puso sobre la mesa el debate de su expansión, las parroquias han recogido el guante. «El modelo de núcleo rural de Gijón es absolutamente obsoleto», aseguraron ayer, dispuestos a entrar de lleno en la discusión de cuál debe ser su crecimiento. A lo que no están dispuestos a que «el frenazo de los núcleos sea la reserva de las nuevas zonas urbanizables».
Unos proyectos, por otro lado, que los líderes vecinales consideran que suponen «una invasión de la zona rural mucho mayor que lo que supondría un crecimiento ordenado de los núcleos». Es más, consideran que son desarrollos como los de Cabueñes, Castiello o el nuevo de Vega (que incluye la alternativa número 2), los que «desnaturalizan la zona rural».
Lo dicho, están abiertos al debate. Que Pedro Sanjurjo justifica las limitaciones de crecimiento de los núcleos porque esos propietarios no tienen ninguna carga sobre el suelo, ellos estarían dispuestos a hablarlos. Quizás es mejor, piensen algunos, ceder un porcentaje de la parcela que no poder hacer nada en ella.
En este sentido, Antonio García recordó que, al inicio del anterior debate, el Ayuntamiento puso sobre la mesa unas fichas de todos los núcleos existentes (extensión, densidad, viviendas ocupadas y vacías...) y que en el primer borrador, incluso, algunos núcleos eran considerados como suelo urbano de baja densidad. Esa idea desapareció del documento aprobado finalmente.
Con todos esos datos, es de esperar que en las próximas semanas se sucedan las reuniones en todas y cada una de las parroquias para informar y recabar opiniones y preparar las sugerencias (ya que está previsto que el periodo de información pública se abra el 2 de enero). Lo que está claro es que la zona rural vuelve a empezar.






* El Comercio Digital - OLGA ESTEBAN -23.12.09
Foto: Presidentes de las asociaciones de vecinos de la zona rural, durante su reunión extraordinaria de ayer para analizar el documento de prioridades del nuevo Plan General de Ordenación. :: JOAQUIN PAÑEDA, elcomerciodigital.com


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