La especulación urbanística acecha los Pirineos

GOZAZARAGOZA* : Sí, la especulación es el tema de moda. Pero yo vengo a hablar de la especulación urbanística que más me afecta y de la que estoy más preocupada. Las "plumas" llegan a los lugares más insospechados. Desde Ansó hasta Sallent de Gállego, desde Jaca hasta Benasque, pasando por Canfranc y como no, por Esposa.

Vuelvo a la carga con la pequeña villa de Esposa, mi pueblo. Esposa se encuentra en uno de los valles más escondidos y a la vez olvidados del Pirineo Occidental. No cabe duda que valles como Pineta, Echo (sí, Echo también puede ir sin H) o Chistau son muy conocidos para el resto de montañeros que deciden pasar unos días en el Pirineo o que, como muchos otros, tienen una casa para disfrutar del oxígeno puro y la nieve virgen.

Nadie sabe dónde está Esposa, nadie conoce el Valle de Aísa ni sabe dónde está, pero quienes sí lo conocen son los constructores que deciden invertir su dinero en un bloque de pisos de tres alturas y once unifamiliares seguidas en mitad del pueblo. Eso es Esposa. Un pequeño pueblo de tan sólo 10-11 habitantes durante todo el año, pero muchos más en época estival. Atrás quedaron los veranos en familia, esa familia que es todo tu pueblo. Ahora toca decir hola a los nuevos habitantes, esas personas que en la mayoría de los casos han decidido comprar un pisito (con ascensor y todo, claro) o una casita para subir dos semanas en invierno a esquiar.

Para los que verdaderamente amamos la montaña y más aún, tenemos una casa y una historia a lo largo de ella, no hay nada que nos sepa peor que la construcción sin cabeza ni razón de una miniciudad en pleno Pirineo. Decenas de unifamiliares gemelas en pueblos con nombre en las casas, abuelos entrañables en cada puerta y animales por doquier.

Pero la construcción insaciable no llega hasta ahí. Para los que no les gusta conducir con demasiadas curvas, la provincia de Huesca está en un inminente proceso de creación de carreteras allá donde pueda circular un coche. Ahora, lo que va a matar el Puerto de Monrepós va a ser una autovía que llegue hasta Jaca, para aquellos señores de BMW, Audi y Mercedes de ciudad que no les gusta bajar de los 120 km/h en carretera y que son poco amigos del freno.

Por eso, y por que la montaña es mi media vida, estoy harta (por no decir palabras mayores) de los especuladores urbanísticos que lo único que quieren es dinero en su bolsillo, sin pararse a pensar si a alguien le molesta o no un bloque de pisos que le quita el sol a su casa de montaña.

Mi bastón de senderismo tiene una leyenda escrita que dice: "Persigo la felicidad y la montaña responde mi búsqueda". Ahora la sonrisa se me contrae cada vez que subo a un pueblo y sentadita al sol, se me queda la cara en sombra. Una sombra producida por una "pluma" que vigila día y noche los parajes del Valle de Aísa.

He dicho.




* Goza Zaragoza - 02/09/2008
Foto: El sol, desgraciadamente, ya no penetra en esta calle - gozazaragoza.com