Las Teresitas y el juego de la ceguera

FRANCISCO SUÁREZ ÁLAMO* : Contar lo que pasó en el caso Las Teresitas no es un ejercicio de arqueología. La playa no es Atapuerca, por más que algunos de los intervinientes se comporten a veces con formas propias de los homínidos de la mítica sima. Tampoco es un viaje inútil al pasado sin billete de vuelta, y ello a pesar de que en las andanzas de esta operación inmobiliaria, financiera y política haya expertos en los asuntos de los viajes como Rodolfo Núñez, que lo mismo navega al timón de Fred Olsen que pilota un ATR de Binter.

Ytampoco es un documental más de Canal de Historia, y ello a pesar de que cada página que se repasa del sumario devuelve al presente a personajes de la primera línea de la vida pública que algunos -oh ingenuos- creían convenientemente jubilados.

Y si no es nada de eso, ¿por qué interesa tanto lo que sucedió allá por 1998? Primero porque el caso es de gran actualidad desde el momento en que muchos de sus actores siguen hoy en los mismos puestos o incluso con responsabilidades superiores. Ahí están, por ejemplo, Rodolfo Núñez, cuyo homenaje de despedida con todos los honores al frente de Cajacanarias está casi ultimado; y ahí sigue en la dirección general de la entidad Álvaro Arvelo, inasequible al paso del tiempo, al expediente sancionador del Banco de España y a la propia la sanción en sí, hasta el punto de que ahora aspira a ser presidente ejecutivo de Cajacanarias como si allí no hubiese pasado nada. Y es precisamente esto último, esa sensación de que el cristal de la legalidad y la honradez nunca se rompió, lo que justifica este buceo en el tiempo al que obliga al caso Las Teresitas. Sólo así se saca del silencio esa sanción del Banco de España, un castigo del que, no lo olvidemos, eran conocedores, como mínimo, el Consejo de Administración en pleno, el director general y su equipo, la Comisión de Control, la Asamblea General -¿o es que se le ocultó ese hecho tan relevante?- y -tome nota, estimado lector- la Consejería de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias. Así las cosas, ahora es noticia lo que debió serlo hace siete años (la sanción se aprobó en 2000) y ese salto en el calendario no le quita valor alguno;al contrario, pone de relieve cómo se urdían algunas componendas y cómo se jugaba con la ceguera de la sociedad para así perpetuar ciertos comportamientos. Alguien dijo en su día que ojos que no ven, corazón que no siente, y en torno a Las Teresitas se aplicó la variante de ojos que no ven, negocios que siguen engordando.

Ahora, en suma, Las Teresitas refleja la cara menos amable del sumo poder entendido como el poder para sumar en beneficio de unos pocos, que no es lo mismo. Y no lo digo por González y Plasencia, cuyo pecado (presunto) es dejarse llevar por las ganas de crecer, sino por las facilidades que otros (Núñez, Arvelo y unos cuantos más) les pusieron al margen de las normativas bancarias.


PD: ojalá tanta porquería (presunta) saliendo a flote sirva para que algunos partidos se den cuenta de que la presidencia de una caja no es cosa para incluir en el orden del día de un partido político. Esto va por CC en Tenerife. Y no sólo por ellos:los periódicos, por suerte, sí tienen memoria.






* Canarias 7 - Opinión Del Director - Las Palmas de Gran Canaria - 28/01/2008




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