Baleares: Empacho turístico

JORGE MONTOJO* : "La mayoría de los habitantes baleáricos empieza a sentirse harta de la invasión turística. Se sienten saturados, o al menos eso se desprende de una encuesta publicada hace unos días que demuestra que más del 60% de los indígenas de las cuatro islas del archipiélago piensan que, hoy en día, vienen demasiados turistas. En cabeza van los menorquines, algo que no sorprende en absoluto ya que con la pomada y tramontana se bastan a sí mismos; a mallorquines e ibicencos también les duele la excesiva masificación; y los formenterenses ven claramente que están perdiendo su identidad cultural.

Formentera es en estos días una colonia italiana. La cantarina lengua del Dante se escucha por doquier y se vende más pizza que coca. Los italianos tienen muy buen gusto para escoger sus oasis, y con la llegada del turoperador Going, la pequeña isla pitiusa pasó de piratas y viajeros sensoriales como Bob Dylan y Pink Floyd a los aceitosos narcisos Dolce y Gabana y las imperiales ragazzas que se doran en las ondulantes dunas de Espalmador.

Este hartazgo era absolutamente previsible. Se ha vendido el alma al diablo por cuatro perras ganadas en los meses de verano…que afortunadamente hay estacionalización, y durante nueve suaves meses estamos a nuestras anchas y esplendorosamente solitarios (eso de que en el término medio está la virtud queda para otras islas orientales).

Los encuestados se muestran especialmente cansados del turismo clubber y del todo incluido. Naturalmente. Estas islas maravillosas están muy por encima de eso. Pero la planificación turística se hizo a muy corto plazo, pensando en el dinero rápido y fácil. Y así no se hace el amor. Ahora comienza a pensarse a lo grande porque es la única salida posible para mantenerse como un destino de primer orden. Esas cosas de la calidad antes de la cantidad…

En Capri hay un cupo turístico, y de un cierto número no pasan. Les da igual dejar de ganar pasta si se sienten incómodos. Ya tienen bastante y saben que si abren la mano perderán a los que más les interesan. En Cerdeña el Aga Khan -al que echaron de Ibiza cuando planeaba hacer lo mismo en la costa de San Antonio-planificó el dorado sueño de Costa Esmeralda, epicentro del turismo de lujo planetario, pero los sardos mantienen sus tradiciones.

Continentalmente pasa lo mismo. El levante español aglutina los mayores atentados arquitectónicos contra el buen gusto -solo superados por los adefesios soviéticos-, erigidos en loor de la pela fácil y el turismo deprimente. No se aprende de la vecina Costa Azul, que cuida y mima sus pueblecitos costeros. Da lástima que los alcaldes españoles no tengan ni idea de urbanismo y sean esclavos del ladrillo, de vulgares paseos marítimos, de esculturas aberrantes…de lo chabacano, o sea.

Al menos los indígenas ya se han dado cuenta.





* El Mundo-El Día - 15 de agosto de 2007



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