Eivissa tiene otros 'Don Pedro'

M.Gutiérrez/LaVanguardia* : "La urbanización desaforada y la pérdida de espacios naturales amenazan a la mayor de las Pitiüses. Eivissa está herida. Los efectos sobre el medio ambiente del combustible que flotó por encima de praderas de posidonia y mantuvo tres playas cerradas durante ocho días se conocerán dentro de un mes, anunció Medio Ambiente. Un daño puntual que ha vuelto la atención sobre la isla, una herida que seguramente cicatrizará. Pero Eivissa tiene otros Don Pedro, el buque que se hundió delante de la isla. "Es la gota que ha colmado el vaso", señalaban vecinos y veraneantes de la isla esta semana. Para ellos, el vertido del carguero se suma a otras agresiones.

Claudia Reina, propietaria de un restaurante en Ses Figueretes que llegó a Eivissa hace 20 años, lamenta la degradación de la isla: "Cada vez está más sucia, con menos espacios naturales, y la gente no se da cuenta del tesoro que está perdiendo. No es necesario ir a otras islas lejanas en busca del paraíso, porque ya lo tenemos en Eivissa y hay que cuidarlo".

Cuando se sobrevuela en avión, la isla parece un trozo de tierra salpicado de manchas blancas, como si hubieran esparcido sal por toda su superficie. Lo que se divisa es cemento y ladrillos, casas que han ido ganando terreno a la naturaleza. "Eivissa vive un urbanismo salvaje y descontrolado hasta el punto de que está en peligro todo el medio ambiente, todas las especies animales y vegetales", afirma Marià Marí, del grupo ecologista ibicenco GEN-GOB. Un 25% del litoral de la isla está construido, según datos del Consell Insular d´Eivissa. "Puede que no parezca mucho, pero para una isla sí que lo es, y más teniendo en cuenta que hay zonas del litoral que no se pueden urbanizar porque son acantilados", explica el recién estrenado responsable de urbanismo en el Consell, Miquel Ramon. Ramon asegura que todo el terreno de costa que es fácilmente accesible a las excavadoras está ocupado por pisos, restaurantes y demás, a excepción del parque natural de Ses Salines.

En total, un 7% de la isla está urbanizado o catalogado como urbanizable. Estos son los datos oficiales, porque aquí no se incluyen todas esas casas que salpican la isla. Es lo que se conoce como "urbanismo disperso". "Muchas están construidas en suelo rústico, y calculamos que ocupan un 60% de Eivissa", afirma Miquel Ramon. Algunas de estas construcciones se han llevado a los tribunales. En una reciente sentencia se obliga a demoler una casa construida en Cala Llentia, en el municipio de Sant Josep, y se ha impuesto una multa de más de 800.000 euros al propietario de los terrenos, al promotor y al director técnico de la obra. La casa se levantó en una zona calificada como suelo rústico en la que sólo se podían ampliar las viviendas ya existentes.

Detrás de esto se encuentra la picaresca para eludir la prohibición de crear plazas hoteleras nuevas. Las segundas residencias que se alzan en Eivissa son alquiladas a terceros y ha dado lugar a un mercado negro de vacaciones, cuentan.

Miembros del GEN-GOB explican que este "urbanismo disperso", no solamente está comiéndose la isla, sino que también ha provocado problemas de infraestructuras. Una de las previsiones que falló, según ellos, fue la instalación de nuevas depuradoras de aguas residuales. "Las actuales están saturadas, sobre todo en verano - el año pasado llegaron a Eivissa y Formentera más de un millón de turistas en los tres meses de verano-, así que se lanzan más residuos al mar", dice Marià Marí. El agua transparente que envuelve Eivissa recibe, por tanto, mayor cantidad de materia orgánica. Las consecuencias ya son evidentes. En los últimos años se ha observado la existencia de manchas amarillas en algunas playas. "Se trata de un tipo de alga que vive en aguas cálidas y que necesita materia orgánica para desarrollarse, una muestra de que nuestro mar se deteriora", afirma Joan Carles Palerm, del GEN-GOB.

Durante la legislatura pasada se solicitaron licencias para construir cinco campos de golf - se tramitaron tres- y se proyectaron crear 2.000 amarres más. Pero cuando los promotores buscaban dónde ubicar sus campos de golf se encontraron con que no había terreno suficiente. La estrategia para conseguirlo consistió en alquilar parcelas a particulares, explica el Consell Insular y el GENGOB. Los campos no llegaron a materializarse y ahora se han paralizado las licencias.

Sobre la ampliación de puertos deportivos, el Consell Insular afirma que "si se requieren más amarres, se construirán en zonas costeras que ya están degradadas". El GENGOB se muestra contrario a la ampliación de amarres y también al fondeo libre, "porque puede dañar las praderas de posidonia, una selva acuática que alberga centenares de especies", explica Joan Carles Palerm.

Los efectos del urbanismo disperso se perciben igualmente en la movilidad. El transporte público es insuficiente, y durante la temporada alta el volumen de coches es comparable al de cualquier gran ciudad. Como ya han constatado varios estudios, los vehículos son los principales emisores de gases contaminantes.

Y si por un lado faltan servicios para todas las viviendas que se han construido - un 40% de la superficie urbanizada se edificó durante los últimos 10 años, frente a un 25% de la media española-, por otro lado se han construido infraestructuras con unas dimensiones excesivas para una isla de 570 kilómetros cuadrados. Las autovías y la ampliación del aeropuerto han dividido a la sociedad de la isla. Según el GEN-GOB, las autovías fragmentarán hábitats y separarán las especies. Entre Sant Antoni y Ciutat d´Eivissa, por ejemplo, hay una distancia de 15 kilómetros; por eso muchos se preguntan si es necesario una vía rápida para recorrer esta distancia.

"¿Quién querrá venir a una isla destrozada?", se oía una y otra vez en los días de máxima alerta por el Don Pedro.Pero los ibicencos que soltaban la frase no se referían sólo al vertido del carguero. En su mente está la imagen de una Eivissa que cambia de color: del verde y azul al gris del cemento. Por eso exigen una ley que regule el uso del suelo y proteja los espacios naturales que quedan en la mayor de las Pitiüses.





* La Vanguardia - 22 julio 2007
Foto: Ibiza /mma.es




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