La abstención como protesta frente al ladrillazo

Partiendo de la base de la complejidad y dificultad en la interpretación de los resultados electorales, lo que realmente llama la atención de lo sucedido el pasado 27-M es el elevado porcentaje de abstención. Una abstención que, unida al voto en blanco, es bastante mayor que en otros comicios, no sólo municipales o autonómicos. Este dato, que han pasado por alto gran parte de analistas y medios de comunicación, es esclarecedor y fundamental en la mayoría de circunscripciones donde se han dado escándalos y casos de corrupción urbanística. O bien donde existe un problema grave de acceso a la vivienda.
Porque, desde luego, la abstención puede estar motivada por pasotismo y apatía de la población ante la falta de credibilidad de los candidatos y sus programas públicos. O, incluso, por hartazgo ante el protagonismo excesivo del "monotema nacional" en una campaña orquestada de confusión mediática. Pero sin olvidar, naturalmente, que el tema estrella de estas elecciones era (y sigue siendo) el urbanismo salvaje y el problema acuciante de la vivienda. Algo que han repetido voces cualificadas y numerosas organizaciones ciudadanas, además de los propios afectados, según las últimas encuestas del CIS.

Así que hay que valorar convenientemente la opción democrática de esta abstención crítica como forma de protesta y castigo electoral, sobre todo en aquellos lugares y regiones golpeadas por la lacra social de la corrupción urbanística y el difícil acceso a la vivienda.

Los datos no mienten. Los resultados son concluyentes en distintos puntos del panorama estatal. Así, la abstención ha estado cerca o ha superado el 50% en ciudades como Barcelona (vivienda)... Málaga, Palma de Mallorca y Sta. Cruz de Tenerife (urbanismo). O en gran parte de las costas catalanas, coruñesas y andaluzas (urbanismo salvaje).
De la misma forma, la abstención ha rozado el 40% en Alicante y su costa (urbanismo salvaje). O en Asturias y Pontevedra (urbanismo). Quedando ciudades como Madrid, Valencia y Murcia (urbanismo salvaje) con más de un 30%. Porcentajes siempre comparativamente altos.

Esta llamada de atención abstencionista, junto a otros factores de voto crítico alternativo, debería hacer reflexionar a los responsables públicos sobre la necesidad de introducir cambios en el sistema actual y tratar de reducir la distancia abismal existente entre gran parte de la ciudadanía y los intereses de la clase política en general. Algo que también han corroborado los últimos datos del CIS, donde dicen que más de dos tercios de la población desconfía o no cree en lo que dicen los políticos.
Más claro... agua!

0 comentarios :