Condenados a vivir bajo un puente

ELPAÍS/A Coruña* : Llega el progreso bajo la forma de una infraestructura y lo habitual es que los afectados luchen contra la expropiación forzosa de sus bienes o, cuando menos, por obtener el mayor precio posible por unas propiedades a las que son obligados a renunciar en aras del interés general. En A Hermida, en la localidad coruñesa de Culleredo, cerca del aeropuerto de Alvedro, ocurre lo contrario: cinco familias llevan dos años de batalla legal para que el Ministerio de Fomento les "coja" sus casas.

Están ahora pegadas a los enormes pilares sobre los que se asentará un viaducto, el de la futura autovía de acceso al aeródromo. Atravesará por el medio este pequeño núcleo residencial de casas y chalés.

Cuando se abra al tráfico rodado, el próximo año, todos sus vecinos, ya ensordecidos por las idas y venidas de los aviones, padecerán elevados niveles de ruidos de coches. Pero esas cinco viviendas serán directamente "inhabitables", reconoce el Ayuntamiento de Culleredo, por quedar debajo del vial. Fomento sigue haciendo oídos sordos a las reclamaciones de estos afectados.

Es la antesala de lo que vendrá después, la tan temida ampliación de la pista de Alvedro. Un proyecto irrenunciable para el ministerio que dirige el lucense José Blanco, pese a sus "consecuencias ambientales y sociales de elevada magnitud", como admite AENA en su estudio de impacto ambiental. Aún están pendientes de respuesta las nada menos que 14.037 alegaciones presentadas en contra de la ampliación de un aeropuerto encajonado entre la población de "un medio natural de elevada calidad ambiental y cultural".

A los primeros afectados, esas familias de A Hermida condenadas a vivir bajo un puente "sin ver el sol", sólo les quedan los tribunales. Sus demandas judiciales, planteadas hace casi dos años, pueden tardar aún mucho tiempo en resolverse, mientras avanzan a buen ritmo unas obras que ya les cuesta aguantar.

"Ya se verá lo que se nos viene encima, pero la columna está a unos ocho metros de la puerta de mi casa y el viaducto estará a seis o siete metros, a la altura del tejado", relata Alberto Vieito. Ya ni le preocupa el valor que perderá la casa en la que habita desde hace 17 años, junto a su suegro, que lleva allí toda una vida. Será invendible cuando exista la autovía. Un chalé de arquitectura futurista, situado unos metros más allá, cerca del enlace viario que se va a construir, aunque no debajo, lleva meses en venta, sin éxito.

Para estos vecinos no "hay lógica" que explique por qué Fomento se limitó a expropiar únicamente los trozos de parcelas que necesitaba para los pilares, encajonados entre residencias de A Hermida. El ministerio sólo aceptó expropiar una casa, construida hace apenas cinco años, porque se situaba en el lugar exacto donde ahora reposa el primero de los enormes pilares del viaducto que dará acceso al aeropuerto.

A los Vieito les "cogieron" 700 metros cuadrados de "la parte de arriba del solar de la casa". Pero no hubo manera de que Fomento atendiera sus alegaciones para que se les expropie todo, incluido el edificio en el que viven. "Sólo nos ofrecieron una indemnización por daños y perjuicios", insuficiente para plantearse mudarse a otro lugar, destaca Vieito. "Si por lo menos estuviéramos a 30 metros" del futuro viaducto, suspira, "pero así, no sólo habrá ruido continuo, también está el riesgo de que se caiga cualquier cosa" del futuro puente. "Infraestructuras hacen falta, pero no así", sentencia.

En la casa vecina vive, y trabaja en su taller, Daniel López con su familia. En total, siete personas que aún están esperando a los tasadores que el Ministerio de Fomento les prometió enviar para valorar su casa y expropiarla. Y, como Alberto Vieito, estos vecinos acusan al Ayuntamiento de Culleredo de haberles dejado en la estacada, "con respaldo cero". "Nunca hablaron con nosotros, es una mentira como una casa que nos haya avisado de que teníamos que exigir", antes de firmar las actas de expropiación y de ocupación, la expropiación total de los bienes.

El Gobierno local de Culleredo, cuyo alcalde, el socialista Julio Sacristán, capitanea la cruzada contra la ampliación del aeropuerto de Alvedro, sostiene lo contrario. Sí advirtió, afirma Sacristán, a esas familias de que el problema con el viaducto, "con el ruido de los coches", iba a ser "permanente". Y el Ayuntamiento ha emplazado a Fomento a expropiar no sólo esas cinco viviendas que "quedarán inhabitables", sino todas aquellas de A Hermida que, "cuando se ponga en marcha la nueva infraestructura", tengan que soportar más de 60 decibelios durante el día y hasta 50 por las noches. El clamor en las parroquias del entorno de Alvedro no cesa de crecer contra su molesto vecino.





* ELPAIS.com - 5.02.10
Foto: Pilares del viaducto que dará acceso al aeropuerto coruñés junto a varias casas del núcleo de A Hermida.- GABRIEL TIZÓN, elpais.com

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