Badajoz, el cubo y lo legal como catastrófico

LACRÓNICADEBADAJOZ* : Varios cientos de personas se manifestaron en la tarde de ayer en Badajoz contra el derribo del cubo, el edificio de la Facultad de Biblioteconomía y Documentación enclavado en la alcazaba de la ciudad. Al final del acto se leyó un manifiesto en el que se defendió el edificio porque ha venido a contribuir a la rehabilitación del casco antiguo...

...porque su derribo supondría desandar el camino iniciado en orden a la revitalización del centro de la ciudad; porque no implicaría, en sentido estricto, cumplir la sentencia del Tribunal Supremo, que ordena reponer la alcazaba en el estado en que se encontraba con anterioridad a la construcción del cubo; y porque acometer la demolición supondría incurrir en un gasto elevado. Son argumentos cercanos al sentido común que cualquier ciudadano suscribiría sin reparos.

Sin embargo, el objetivo de la concentración de ayer en Badajoz no ha sido solo la defensa del cubo, sino el intencionado olvido de que a esta situación se ha llegado porque años atrás hubo políticos que, a la vista está, actuaron sin atenerse a las normas: el director general de Patrimonio Francisco Pérez Urban; el consejero de Cultura Francisco Muñoz Ramírez y la concejala de urbanismo Cristina Herrera. Y en este aspecto, la concentración de ayer ha sido una gran oportunidad perdida para exigir responsabilidades por el trabajo mal hecho. Un trabajo que le puede costar a la ciudad o a la Administración regional --a los ciudadanos, en definitiva--, como mínimo 13 millones de euros, y que para los autores del manifiesto no merece más que el comentario de que "pueden haberse cometido errores en el proceso". ¿Errores? ¿Es a lo que se dedica el Supremo, a juzgar errores?

La manifestación de ayer tuvo una tercera intención: presionar --"exigencia" ha sido el concepto empleado-- a Amigos de Badajoz, a los que exactamente se les ha tachado de insensatos, de irreflexivos, y de actuar con empecinamiento y soberbia. Esa, como mínimo, desconsideración hacia quienes están respaldados nada menos que por el Supremo es especialmente grave, porque en este asunto, pese a quien pese y con independencia de que habría que invertir el tiempo y los esfuerzos que fueran necesarios para evitar el derribo del cubo, la asociación Amigos de Badajoz encarna al Estado de Derecho del que seguramente todos los manifestantes se consideran devotos, sin caer en la cuenta de que intentar desacreditar a Amigos de Badajoz es intentar desacreditar al Supremo. Lo legal no puede ser en ningún caso catastrófico en una sociedad democrática, en contra de lo que se dijo ayer en Badajoz.

La manifestación significa que queda mucho por hacer en orden a arreglar este hondo conflicto; en orden a defender la legalidad; en orden a asumir responsabilidades; en orden a defender el patrimonio. También el patrimonio social, el desarrollo del casco antiguo, el desarrollo de la Universidad. Que es lo que importa. Pero falta el método. Y las actitudes. La presión, la descalificación, ponen en peligro todo lo que es necesario preservar y mantener. No se hará con pancartas ni con manifestaciones. Sobran los manifiestos (¿acaso hoy el cubo está más a salvo que ayer?) y falta capacidad y generosidad para sentarse a una mesa y acordar cómo hacer para que Badajoz, --no la alcazaba, sino la ciudad en su conjunto--, salga de todo esto con el menor daño posible.








* La Crónica de Badajoz - Editorial - 27.11.09
Foto: Badajoz, el Cubo - elperiodicoextremadura.com

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