Los monjes huidos de León por protestas vecinales regresan hoy a su monasterio

ABC* : A las once y media de la mañana de ayer llegaron al aeropuerto de Barajas los benedictinos que en agosto tuvieron que abandonar, escoltados por la Guardia Civil, su monasterio de San Salvador del Monte Irago, en Rabanal del Camino (León), ante la ira vecinal desatada a cuenta de la restauración de la iglesia románica del pueblo, de la que es párroco uno de los cenobitas, y de «la falta de respeto a nuestras costumbres y tradiciones», según denunció la junta de vecinos.

El superior de la comunidad religiosa, Juan Antonio Torres, declaró a ABC nada más pisar Madrid, procedente de Alemania -donde se había refugiado-, que «sólo espero que en España se respete el derecho a la libertad religiosa y a la propiedad privada y, con el obispo de Astorga a la cabeza, mañana -por hoy- podamos volver a nuestra casa».
La marcha de los monjes se produjo el pasado día 18 de agosto, precisamente cuando mayor es la afluencia de peregrinos del Camino de Santiago, a los que dan cobijo físico y espiritual, y cuando se dispara la presencia de vecinos, con la llegada de los veraneantes, en las siete parroquias que tienen encomendadas en la zona.
Actitudes violentas
Desde el Monasterio se emitió entonces un comunicado relatando cómo «durante la celebración de la Eucaristía no sólo se habían proferido insultos contra los monjes sino que, debido a las actitudes violentas, fue precisa la intervención de los guardias civiles para proteger nuestra integridad física». En este mismo comunicado manifestaban su rechazo «al empleo de la violencia física o moral como medio de solución de cualquier conflicto», y dejaban claro que el objeto de la trifulca, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, «es monumento declarado Bien Interés de Cultural por la Junta de Castilla y León y, en cuanto tal, corresponde únicamente a la Dirección General de Patrimonio la responsabilidad sobre cuantas obras se lleven a cabo en él».
Después de despachar en otros puntos las acusaciones de desaparición de obras de arte y hasta de querer modificar la configuración urbanística de la localidad, la comunidad benedictina subrayaba que «Nuestro Señor, venerado en Rabanal como el Bendito Cristo, nos manda amarnos y perdonarnos. En ese espíritu pedimos disculpas a cuantos se puedan haber sentido ofendidos por nuestras acciones, al mismo tiempo que perdonamos cuantas ofensas hemos podido recibir a los largo de estos días».
Exactamente lo mismo que el padre Torres repitió a este periódico hace una semana desde la Archiabadía de Santa Otilia, en el estado alemán de Baviera, de la que depende su comunidad, y desde donde se lamentaba de la situación de desatención que se estaba produciendo no sólo en sus parroquias sino hacia los cientos de caminantes que se dirigen a la tumba del Apóstol y que cada día esperan encontrar en ellos alimento para el espíritu y para el cuerpo, tanto en su convento como en su hospedería y en su hospital de peregrinos. Entonces, cuando aún no se sabía la fecha del regreso, el superior de los cuatro monjes que habitan este cenobio leonés rechazó hacer más declaraciones públicas justificando la decisión por la orden de su archiabad de que vivieran estos acontecimientos «con el mismo silencio y la misma voluntad de sacrificio con que Cristo vivió el calvario».
Almuerzo en un convento
Ayer, tras almorzar en un convento de monjas benedictinas próximo al aeropuerto, los monjes huidos emprendieron camino hacia León con la intención de pasar noche en Astorga y recuperar hoy el monasterio.
«Ya ha tenido que ir la fuerza pública a desbloquear la puerta -explicó- y confiemos en que al menos cuando lleguemos se nos respete el derecho a la vida. Ya veremos si se atreven, con el obispo a la cabeza, a impedir que entremos en nuestra casa», asegura Torres. Hoy sabremos cómo acaba la gesta de reconquista de los benedictinos de San Salvador del Monte Irago.







* ABC - VIRGINIA RÓDENAS - 14.09.09
Foto: Rabanal del Camino (León) - abc.es

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