El 'caso Andratx' es la economía, estúpido

MATÍAS VALLÉS* : Resulta sugerente la tesis de menospreciar la primera piedra del caso Andratx como "la caseta ilegal que nos hemos construido todos los mallorquines", hasta que examinamos los precios inmobiliarios. Las cuadras con antena parabólica que Eugenio Hidalgo le erigió a su pony no definen a la jungla urbanística, ni a las bagatelas ecologistas en la isla más destruida del Mediterráneo, sino al negocio del siglo. Es la economía, estúpido, según gritaba Bill Clinton en su marcha hacia la Casa Blanca.

Los expertos coinciden al tasar la mansión agrícola de Hidalgo. ¿Una casa de 150 metros sobre una parcela de tres mil metros de la cotizada Andratx, con porches, altillos y un entorno protegido a perpetuidad por los mismos ciudadanos de quienes se mofa el alcalde al construir donde no debiera? "Puedes ponerla en el mercado por 250 millones de pesetas". Esa cifra equivale al sueldo en toda su carrera profesional de cada uno de los altos funcionarios -jueces y fiscales- que devanan estos días la madeja penal. A un trabajador medio le cuesta sesenta años reunir esa suma, si no come. Ni urbanismo, ni ecología, ni espeleología. Pasta gansa al arrimo de un cargo público.
Por tratarse de ustedes, y dado que los inmobiliarios siempre exageran, les dejaremos el gallinero parabólico e hiperbólico en 150 millones. La tesis no varía, porque esa cifra triplica los 50 millones en juego en el proceso del Túnel de Sóller, de magnitud indudable. Y así sucesivamente, hasta llegar a las 68 causas acumuladas en Andratx. Legal o no, la trama era muy rentable. ¿Ecología o economía?
El opíparo negocio no es una consecuencia sobrevenida, sino el origen de la residencia para ponies. El alcalde adquirió la parcela por 30 mil euros, a diez euros el metro cuadrado, ¡en Andratx! Casi da vergüenza reproducirlo sin risas en off. Intente encontrar un solar urbanizable -así ocurrió por voluntad de Hidalgo- en ese municipio por cien veces ese precio, con todos los ajustes por la inflación y la crisis que desee, sin suscitar carcajadas. Por 30 mil euros, en Andratx te venden la superficie suficiente para construir un cuarto de baño, no muy ancho. El fichaje del PP se garantizó una plusvalía estratosférica, en una inversión de riesgo nulo. A condición de que seas el alcalde.
La prisión debe quedar al margen del discurso periodístico pero, ya que existe, analicemos las cantidades que han llevado a ella a sus inquilinos. ¿Qué porcentaje de la población reclusa cumple penas por un aprovechamiento ilícito por encima de los 250 millones de pesetas? Coincidiremos en que más del 99 por ciento de los presos acumularon ganancias por debajo de la suma a debate, en el juicio de "la caseta ilegal que nos hemos construido todos los mallorquines".
La relación entre los delitos juzgados ahora y los condenados previamente certifica dos aprensiones. En primer lugar, demuestra que el caso Andratx es sustancioso económicamente, al margen de que sea sustanciado penalmente. Dado que el precio es el factor que mejor aprecia un mallorquín, se acredita la relevancia de Cas Pony. En segundo lugar, queda claro que la cárcel no se hizo pensando en los ricos, por lo que requiere esfuerzos ímprobos ingresar en ella cuando se computan ingresos medibles en cientos de millones de pesetas. Aceptemos la segunda cláusula -prisión sólo para pobres-, a cambio de que se nos respete la primera. En la Audiencia se ha radiografiado un pelotazo de aúpa.





* Diario de Mallorca - Opinión - 08 de mayo de 2008

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