El urbanismo depredador alimenta la codicia

CarlosAGULLÓ* : "La codicia casa mal con el servicio público. Ser concejal en el pueblo de uno puede ser un noble servicio a la comunidad. Pero también puede ser un magnífico negocio. En el acervo popular ha calado más la segunda idea que la primera. Y casi siempre por culpa de algunos presuntos servidores públicos que acabaron convertidos en convictos usurpadores de los bienes comunes.

Dejemos la presunción de inocencia a salvo y tomemos la detención de los concejales de Gondomar sólo como un caso abierto. La corrupción urbanística no es un fenómeno nuevo, ni siquiera un invento de las corporaciones democráticas. Lo que sucede es que ahora Galicia está en el punto de mira de constructores y promotores ventajistas que, casi siempre, necesitan de la ayuda de los alcaldes y concejales menos escrupulosos con el patrimonio colectivo. Y se ve que éstos y aquéllos abundan. En todas partes.

Pero en el fondo de la cuestión no está sólo la avaricia, el afán desmedido de riqueza que algunos no pueden reprimir. También existen problemas de financiación de los ayuntamientos, que ven una ocasión de oro en las recalificaciones y en la interpretación laxa de la legislación. El origen de la corrupción urbanística también reside con frecuencia en las necesidades económicas de los partidos políticos, que han puesto en marcha una ruleta de despilfarro que no es fácil parar. Son causas que casi siempre están entrelazadas, pero que no se ennoblecen porque el fin sea público o privado. Robar siempre es quedarse con lo ajeno.

Cuando se habla del riesgo de marbellización de Galicia no se apunta sólo a un modelo de desarrollo urbano depredador y que desprecia el valor añadido que aporta la naturaleza. También se apunta a una forma de hacer negocios directamente entroncada con los códigos mafiosos y no con el honorable oficio de buscar el lucro en la actividad económica. Las recientes suspensiones de planes urbanísticos, la intervención de la policía ante denuncias de empresarios presuntamente extorsionados, sentencias judiciales que anulan licencias de obras deben servir de aviso a quienes estos días maquinan para completar las listas electorales. Aunque, en última instancia, dependen de los votantes que la sombra de la corrupción siga ensuciando las papeletas que dejamos en las urnas.


*La Voz de Galicia, 16 de Febrero de 2007

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