El rascacielos que rompe Sevilla

SUR* : ¿Qué necesita una ciudad para dejar de ser considerada Patrimonio Mundial? En el caso de Sevilla, la respuesta pasa por un rascacielos de 178 metros y 120 plantas que se construye en la Isla de la Cartuja, el barrio donde se desarrolló la Expo'92. Las críticas por el impacto visual del edificio en el paisaje cultural y natural de la capital hispalense han llegado incluso hasta la Unesco, que ha encargado varios informes que examinará a finales de mes para decidir si saca a la ciudad andaluza de su clasificación.

La polémica comenzó el pasado año, cuando la caja de ahorros Cajasol dio a conocer al ganador del concurso para su edificio de oficinas cerca del Parque Tecnológico y del señero barrio de Triana. Todos los arquitectos presentaron proyectos en altura dado el tamaño de la parcela y las necesidades de la entidad financiera, y el elegido resultó ser un ejemplo de arquitectura sostenible, diseñado por César Pelli y que tendrá un coste de 353 millones de euros.
Nada más conocerse el hito que coronaría el nuevo 'sky line' de la ciudad, las primeras voces se alzaron en contra. De nada sirvió explicar que la construcción se sitúa alejada del centro de Sevilla, a 1,6 kilómetros del núcleo histórico considerado Patrimonio de la Humanidad, cuyo epicentro es el triángulo de oro que conforman la Giralda, la Catedral y el Archivo de Indias. El negativo impacto visual era el argumento repetido por sus detractores, encabezados por los expertos del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), la organización que asesora a la Unesco en temas de conservación de patrimonio.
En una reunión celebrada precisamente en Sevilla el pasado año, el Comité Anual de Patrimonio Mundial de la Unesco acordó pedir a España que realizase una completa evaluación del impacto de la Torre Pelli, como se la conoce popularmente, con especial atención a su relación con el conjunto monumental. Asimismo, reclamó a nuestro país que, en tanto se realizaba este informe, «cesaran» cautelarmente los trabajos de construcción» del rascacielos.
Edificio sostenible
Sin embargo, como señalan desde Icomos, los trabajos no han parado y continúan las obras de cimentación para permitir que el edificio esté concluido en 2012. Desde Cajasol argumentan que cumplen todos los permisos y tienen las preceptivas licencias, por lo que se muestran «tranquilos», dado que no afecta directamente a los monumentos. El vicepresidente de Icomos en España, Víctor Fernández Salinas, reitera que el impacto no es tanto «por la construcción en sí, como por el lugar elegido para levantarlo», dado que aunque no influye directamente en los bienes catalogados sí afecta negativamente al paisaje.
Otras plataformas contrarias, como Túmbala, apuntan incluso a que se vulneran hasta «50 normas» del Plan General de Ordenación urbana de la ciudad. Esta entidad vincula el proyecto a una operación político-urbanística y ha presentado dos denuncias: una por la vía contencioso-administrativa para anular la licencia de obras y otra por lo penal por un supuesto delito de prevaricación por parte de la Gerencia de Urbanismo al aprobar el proyecto sabiendo que choca con el PGOU.
Difícil, pero no imposible
Ahora, la pelota está en manos de la Unesco, que a finales de mes se reúne en Brasilia y deberá estudiar los dictámenes. El responsable de Icomos reconoce que es muy difícil que una ciudad sea descatalogada como Patrimonio Mundial, «aunque no imposible, ya pasó en 2009 con el valle del Elba», tras la construcción de un puente en Dresde.
De momento si se considera que el impacto es negativo, se harán una serie de recomendaciones que situarán a la ciudad en el listado de ciudades «en peligro», donde siguiendo el 'ejemplo' alemán podrían pasar cuatro o cinco años hasta que se tome una decisión en firme en función de la evolución de asunto.
«Es una pena que se piense que la modernidad pasa sólo por tener rascacielos», lamenta Fernández, quien pone de ejemplo la escasa variedad de 'sky lines' de las ciudades norteamericanas, «mientras que en Europa son todas diferentes». Y en el caso de Sevilla, abre el debate acerca de la conveniencia de que todos los proyectos espectaculares vayan al centro histórico, «cuando la modernidad sería precisamente dar esas claves a otros espacios de la ciudad».





* SUR- Colpisa - 4.07.10
Foto: Recreación del proyecto de César Pelli en la Isla de la Cartuja, sede de la Expo'92. :: SUR

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