Ikea también construye: levanta un barrio entero en Londres

20MINUTOS* : Algunas empresas parecen no tener límites. Ikea, que ha amueblado ya los hogares de medio mundo, también construye. Y lo hace a lo grande. Un barrio entero. Está ocurriendo ya, las obras se han iniciado en Londres.
La nueva república independiente de la multinacional sueca se llama Strand East, un barrio del distrito londinense de Stratford, al este de la capital y próximo a las instalaciones que se construyen para albergar los Juegos Olímpicos. Strand East será un barrio de unas 10.000 hectáreas que dará sitio a unas 6.000 personas. Serán 1.200 viviendas, 45.000 metros cuadrados de oficinas, además de tiendas, restaurantes y un hotel de 350 habitaciones. El nuevo barrio tendrá una escuela, una guardería y un hospital.

La filosofía del nuevo barrio es la de un urbanismo europeo, en su sentido tradicional, pero en un entorno contemporáneo. Y lo que es más importante, con un concepto "más humano" de escala, es decir, de pequeña escala y edificios de poca altura.

¿Se puede aplicar la filosofía de los muebles sencillos, pero diseñados, baratos y adaptables de Ikea no ya a un edificio sino a un barrio? Los suecos de LandProp, la sección de Ikea dedicada a la construcción y el urbanismo, aseguran que sí.

Amigable, ecológico y "barrio"

De un hogar amigable a un barrio amigable. Para ello contará con aceras anchas, parques y transporte público no contaminante. De hecho, sus promotores consideran que al disponer de casi todo, no hará falta usar el coche para moverse por el barrio.

Lo ecológico no se refiere solo al transporte. En Strand East, la energía la producirá una planta hidroeléctrica y la basura de cada vivienda será succionada a través de un sistema de túneles subterráneos.

Para que el barrio sea eso, barrio, y amigable, la idea de LandProp es que los locales comerciales sean alquilados a pequeños empresarios.

¿Y quién de encargará de que todo funcione? Con la supervisión del Ayuntamiento de Londres, será la propia Ikea la que se encargue de todo... y ya de paso también de renovar la decoración de las casas, que de eso tienen experiencia.


* 20 Minutos - 20.04.12
Foto: Londres, fotomontaje barrio IKEA - 20minutos

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La ciudad privada

TOMÁS MARTÍNEZ BOIX* : Contemplo estos días cómo se juega en Las Vegas una tormentosa partida de cartas concurriendo las comunidades de Madrid y Cataluña ante "Las Vegas Sands Corporation", propietaria de modernos casinos en todo el mundo. El motivo de los encuentros se debe a la posible construcción en España de un gran oleaje de hoteles y salas de juego a la manera de Las Vegas, esa ciudad a la que Robert Venturi calificó de paradigma de la nueva arquitectura postmoderna. Y en esta partida desafiante, las cartas marcan dos triunfos: ventajas fiscales y capacidad de ordenar urbanísticamente la zona elegida.
La cuestión hace centrarme en esa capacidad privada a la cual se permite establecer el planeamiento urbanístico de una ciudad. El tema -vuela hace tiempo- y arranca desde el comienzo mismo del urbanismo moderno.

Recordemos aquel momento donde apareció la idea de abandonar la negra ciudad de la revolución industrial -Coketown, la llamaría Dickens- y correr a establecerse en el campo. Algunas empresas lo hicieron dando lugar a las llamadas "ciudades de compañías" (Company Towns). Eran planificaciones urbanas en las que, junto a la fábrica y las oficinas, se situaban las viviendas para trabajadores, disponiendo también de jardines, escuelas e iglesias. Pero será a finales del XIX cuando cristalizó una versión progresista de dichas ciudades que desemboca en la visión de la "Ciudad Jardín". Y precisamente en España se dio uno de los mejores ejemplos de este urbanismo privado contemporáneo, en la "Ciudad Lineal", surgida de manos de la "Compañía Madrileña de Urbanización". Un brote que, apenas germinado, fue hostilmente torpedeado desde las instituciones municipales madrileñas y desde la bancada más reaccionaria del Congreso, hasta lograr su liquidación.
Conviene añadir que a partir de mediados del siglo pasado las instituciones municipales y estatales se entrañaron en materializar el planeamiento urbano. (Nuestra Ley de Suelo es de los años 50). Y habremos de reconocer que fueron estos planes quienes lograron recursos suficientes para afrontar los graves problemas derivados del urbanismo. Más aún: consiguieron desarrollar nuevos polígonos para la necesaria construcción de viviendas obreras. Sin embargo, a finales del pasado siglo, en pleno gobierno de Margaret Thacher, Londres tuvo que enfrentarse con el terrible problema de la obsolescencia de su puerto (Docks) y de las edificaciones e instalaciones que lo rodeaban. Esta área que ocupaba unos 20 kilómetros cuadrados pedía soluciones nuevas. Así que se montó una verdadera batalla entre quienes defendían la actuación de los organismos públicos y aquellos otros que exigían un urbanismo privado. Fue una disyuntiva que conmocionó la visión actual del urbanismo. No en balde el área de desarrollo fue calificada como "la mayor zona de reurbanización de Europa Occidental". Y pronto se tanteó la incapacidad del municipio y del Estado para enfrentarse ante tan enorme problema. Peter Hall -el gran maestro de la geografía urbana, quien abanderaba la defensa de la visión pública de la ciudad- tocó inesperadamente a retirada. El campo quedó libre para una compañía canadiense "Olimpia & York", la cual encargó la planificación al estudio de arquitectura SOM y comprometiéndose ella a buscar inversores. Pero el éxito inicial quedó pronto ensombrecido al quebrar la citada inmobiliaria, ya que había duplicado la oferta de oficinas en Londres, derrumbando el mercado. Y entonces la iniciativa pública tuvo que acudir en ayuda de las empresas caídas, aportando al proyecto una nueva línea de metro el "Jubileo", enderezando al fin, la situación.
Y ahora viene nuestro caso. Estamos asistiendo así, en este comienzo del siglo XXI, a una menor capacidad de los ayuntamientos y estados para acometer las grandes transformaciones que exige la nueva ciudad. Tal vez la Barcelona Olímpica fue un último ejemplo de cierta reforma urbana de gran envergadura acometida exclusivamente desde lo público. Y ello nos dice que estamos entrando en una época, en la cual se prodiga la sustitución de lo público por lo empresarial. Así que la inversión mundial para acometer esos grandes retos, se ha convertido en una de las últimas obsesiones del urbanismo. He aquí un profundo cambio para nuestra visión local y municipalista del urbanismo.
Ojo al caso. En Elche debo decir que para los próximos años se acabó el maná de la inversión pública. Será preciso, pues, que nos aferremos a aceptar que los futuros proyectos habrán de financiarse básicamente a través de la inversión privada. Y en este poder transferido se habrán de marcar nuevas exigencias de control sobre el planeamiento. ¿Cómo fijar las reglas de ese arriesgado juego? He aquí una novedosa liberación que no puede ser ciega y sorda para el municipio.


* Información - Alicante - Opinión - 18.4.12
Foto: Las Vegas, boulevar - viajar

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