Asturias, la costa de los premios

MANUEL BLANCO/LAVOZ* : Noviembre del 2006. El alcalde de Telde, un pequeño municipio canario, es detenido junto a cinco de sus concejales por un escándalo de corrupción urbanística. El suceso es tratado con profusión por todos los medios de comunicación del país. Noviembre del 2006. El Consejo Europeo de Urbanistas otorga al POLA (Plan de Ordenación del Litoral de Asturias) el premio al mejor planeamiento territorial del Viejo Continente. La distinción pasa inadvertida salvo para los medios del Principado.

En un país en el que el urbanismo es noticia constante por los escándalos de corrupción y los excesos en la costa, Asturias ha conseguido aislarse de esta tendencia y seguir un camino tan modélico en este ámbito como el del País Vasco. La política conservacionista aplicada en el Principado es especialmente visible en la costa, en pueblos como Llanes o Cudillero, en la zona oriental, o en Tapia de Casariego, en el área occidental, un pequeño municipio fronterizo con Galicia que destaca todavía más, seguramente, por lo que ocurre desde hace unos años a solo unos kilómetros de allí, en ayuntamientos como Barreiros o Foz.

Lo cierto es que Asturias recoge hoy los frutos de una estrategia en el tiempo que en su día recibió muchas críticas. Y es que el POLA, que establece entre otras medidas la prohibición de construir a menos de 500 metros de la costa (una actuación, por cierto, puesta en práctica en Galicia hace solo unos meses), fue aprobado en 1993, casualmente, en uno de los años más críticos de la reconversión industrial.

Al igual que en el País Vasco, la estrategia del Gobierno asturiano para hacer frente a las presiones urbanísticas y a los especuladores inmobiliarios fue dotarse de mecanismos legales eficaces: el POLA, la Ley del Suelo... Instrumentos que no solo operan en la costa, sino también en el interior. «Todas estas figuras -explica Vicente Álvarez Areces, presidente del Principado- han provocado que una tercera parte de nuestro territorio sean espacios naturales con alguna figura de protección».

En cualquier caso, la estrategia proteccionista del Ejecutivo autónomo ha contado con la inestimable colaboración de los ayuntamientos, muchos de los cuales han entendido que la conservación del paisaje podía ser, con el tiempo, un patrimonio para las futuras generaciones al mismo tiempo que un polo de desarrollo. El grado de conflictividad entre el Gobierno asturiano y los municipios es muy bajo si se compara, por ejemplo, con los problemas que tiene la Xunta para conciliar sus planes en materia urbanística con los de los concellos.







* La Voz de Galicia - Manuel Blanco | Enviado especial - 10/12/2007
Foto: Llanes (Asturias) - V.Mejuto (lavozdegalicia.es)



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