RAMÓN GÓMEZ CARRIÓN* : No había escrito yo nunca sobre el asesinato del ex alcalde de Polop porque no tenía un firme asidero para dar por bueno lo que todo el mundo daba por hecho, que la honradez le había costado la vida. Eso, traducido al lenguaje religioso, significaría que Alejandro Ponsoda es el primer mártir que ha dado este país de corruptos en defensa de la honradez. Lo que pasa es que su sacrificio, que no intento comparar con el de Jesucristo, tampoco servirá para erradicar el pecado del mundo de las finanzas, del tinglado del urbanismo, del contubernio de los depredadores humanos.
Una vez que la juez María Antonia Raedo, con el levantamiento del secreto del sumario, da por bueno que el móvil del crimen fue urbanístico, ya no queda ninguna duda de que Ponsoda fue inmolado por defender la limpieza moral del representante máximo del pueblo que le eligió en las urnas. Este hombre sí que quería a su pueblo, como el pastor que da su vida por las ovejas defendiéndolas frente al lobo. Frente a los lobos. El hombre, lobo para el hombre ("homo, homini lupus"); siete lobos que han sido imputados, unos como autores materiales de los disparos y otros como inspiradores o cómplices del crimen.
Todos nos preguntamos cómo entre personas que parecen normales, que incluso aparentan llevarse bien, surge un asesino. ¿Cómo se gesta el odio? ¿Cómo el ansia de poder o de dinero puede llevar a matar? ¿De qué pasta estamos hechos? Evidentemente de un mal barro, pues ya Caín mató a su hermano Abel poco después de que Dios modelara a Adán y Eva mostrándose como un mal alfarero.
Estamos tristemente acostumbrados a los crímenes pasionales, a las muertes provocadas por maltratadores, a las tragedias provocadas por terroristas. Pero ahora tenemos ya dos alcaldes muertos, el último el de Polop, con políticos imputados.
Si Calderón tiene razón, en el gran teatro del mundo cada uno desempeña un papel. Si malo fue el de Job, peor el de Judas Iscariote. Ponsoda ha hecho de Jesús y su ex teniente de alcalde está acusado de Judas. Los teólogos de la predestinación, se las ven y se las desean para compatibilizar el estar predestinados y el ser libres. ¿Nacemos marcados para el crimen o la virtud?
Sea como fuere, en algún lugar destacado de Polop se debería elegir un monumento a Alejandro Ponsoda, una materialización del homenaje que todos los ciudadanos honrados le tributamos en nuestro interior.
* La Verdad - Opinión - 13.01.10
Un mártir del urbanismo
en
13.1.10
por UrbanismoPatasArriba
Unknown
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios :
Publicar un comentario