SEPTEMNOSTRA/Ceuta* : Hace algunas semanas me comprometí, con un familiar a tratar en este espacio de opinión, el tema de la proliferación de edificios de altura desproporcionada en el centro urbano de nuestra ciudad. Entre los ejemplos que salieron a relucir en el transcurso de la conversación que mantuvimos a este respecto, citamos el edificio que se está construyendo junto a la iglesia de los Remedios o el que se erige pegado a la fachada del Ayuntamiento que da a la Plaza de África.
En el primero de ellos, su altura va a restar luminosidad al edificio “Florencia”, promovido curiosamente por la misma empresa, y no digamos ya a la estrecha calle Isabel Cabral. Esta inadecuación de los volúmenes edificatorios con la anchura de las calles en el centro urbano de Ceuta ha sido objeto de comentarios en anteriores ocasiones. Solemos citar como ejemplo de este tipo de desmanes al grupo de viviendas que se han construido en estos últimos años en el entorno del Cine África y la parte trasera de la Delegación del Gobierno. Cualquiera que pase por esta zona podrá apreciar la estrechez de las calles en comparación con la altura de los edificios que las delimitan. El resultado ha sido la creación de callejones fríos, húmedos y oscuros que causan auténtica claustrofobia a los viandantes. Nos podemos imaginar que en estos días de frío las estufas no darán abasto en las casas que dan a estos callejones.
Respecto al inmueble que se construye entre dos edificios tan emblemáticos como el Hotel Majestic,-en el Paseo de las Palmeras-, y el Ayuntamiento, salta a la vista que las tres plantas extras que han construido rompen la estética de la zona y suponen, por tanto, un claro atentado contra el paisaje urbano de un espacio considerado el corazón de la ciudad. No podemos entender cómo se ha podido permitir la desfiguración de la principal fachada de la ciudad y la afección a la imagen de la propia casa consistorial. Suponemos que en esta ocasión no podrán alegar desconocimiento, al menos que su ceguera intelectual y selectiva sea ya absoluta.
Cualquiera podría pensar que se trata de hechos aislados, pero no lo son. Todo apunta a que nos encontramos ante una estrategia para mantener a toda costa el crecimiento urbanístico de nuestra ciudad. Ya que resulta a todas luces complicado el desarrollo urbano en superficie debido a la escasez de suelo, han pensado que la única solución es crecer en altura. Una idea nada novedosa que cuenta con la aquiescencia de la mayoría de los arquitectos, continuadores del pensamiento de Le Corbusier. Según el ideólogo de la mayor parte de la arquitectura que se practica en el mundo, la paradoja que pretendía descongestionar los centros urbanos aumentando la densidad y al mismo tiempo mejorar el tráfico y aumentar el número de espacios verdes se resolvía edificando más alto y en un espacio más reducido. Como el término hacinamiento suena mal se prefiere utilizar el término densificación, poniendo en contraposición a la dispersión urbanística que sufren muchas urbes en el planeta.
Se suponía que creciendo en sentido vertical se podrían crear más espacios para nuevos viales y espacios libres, pero lo que se ha conseguido son mayores cuotas de densidad de población y el consiguiente colapso de los equipamientos e infraestructuras urbanas, así como la invasión de los vehículos y la inhabitalidad de las viviendas. Los únicos que han salido ganando han sido los especuladores de suelo y los constructores, quienes aumentan sus beneficios con la reducción del tamaño de las viviendas y el incremento de la edificabilidad de las parcelas.
En Ceuta, para nuestra desgracia, el urbanismo que algunos han imaginado para el futuro de nuestra ciudad es una mezcla entre “la ciudad de la noche espantosa” y “la ciudad de los torres”, tal y como nos las describe Peter Hall en su obra “Ciudades del Mañana”. Nuestra ciudad se quiere construir a partir de la combinación de las peores características de los barrios pobres de la ciudad del siglo XIX, eso sí con edificios de estilo internacional, con las desventajas del modelo preconizado por Le Corbusier, basado en edificios de gran altura. Al menos en la idea original de Le Corbusier se establecían medidas correctoras de la elevación vertical de los edificios, como la dotación de amplias zonas libres a su alrededor que han sido eliminadas en la versión actual de esquema corbusiano.
Para nosotros resulta evidente que el urbanismo de la ciudad no puede conducirse hacia la densificación o, al reverso de esta moneda, hacia la dispersión incontrolada. Nuestros esfuerzos tendrían que dirigirse a la búsqueda de un equilibrio entre territorio y población. En definitiva, al establecimiento de un necesario límite de crecimiento urbano, planteamiento que debe aterrar por igual a políticos y empresarios relacionados con la construcción. A todos ellos les recomendamos que lean las ideas de Aristóteles sobre la necesidad de la constante búsqueda del término medio y del equilibrio, cristalizada en el dicho délfico “nada en demasía”. Así, en su obra “Política”, nos recuerda que las ciudades están “sometidas a ciertos límites, como cualquier otra cosa, como los animales, las plantas, los instrumentos. Cada cosa, para poseer todas las propiedades que le son propias, no debe ser ni desmesuradamente grande, ni desmesuradamente pequeña, porque, en tal caso, o ha perdido completamente su naturaleza especial, o se ha pervertido”. ¿Habremos iniciado el camino de la perversión?.
* El Faro Digital - Opinión - 16.01.10
Foto: Ceuta, ayuntamiento - ayuntamiento.es
La perversión de la ciudad
en
17.1.10
por UrbanismoPatasArriba
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