Recetas para habitar el mundo

LAVERDAD/Murcia* : ¿Qué podemos hacer los ciudadanos para hacer frente a la situación crítica actual y contribuir a que se fortalezca el movimiento que propone que otro mundo es posible sin hacer una revolución? Intelectuales y activistas sociales que acaban de pasar por el Foro de la Mundialización, que patrocina la Fundación Cajamurcia y coordina el profesor Francisco Jarauta, plantean una serie de propuestas que responden a esta pregunta. Las ideas de François Houtart, prestigioso sociólogo y economista y uno de los fundadores del Foro Mundial Social de Porto Alegre; el filósofo y catedrático de la Universidad de Murcia, Francisco Jarauta; el ex director de Greenpeace España y promotor de la plataforma política Equo, Juan López de Uralde; y los participantes en el Centro Social Autogestionado de La Tabacalera de Madrid, Ana Sánchez y Daniel Jiménez, sirven para elaborar este recetario para habitar el mundo del siglo XXI. Un mundo que vive azotado por multitud de crisis (económica y financiera, social, alimentaria, energética, ecológica, de valores), que han puesto en jaque el Estado de Bienestar, así como los beneficios sociales de los ciudadanos en Occidente (fruto de las medidas tomadas por los gobiernos para atajar la crisis económica y empujadas por el poder financiero) y que atacan los modelos diferentes que subsisten en el resto del planeta.

Lo primero es tomar conciencia de que estamos en un modelo que no se puede reproducir de esta manera por mucho tiempo y que debemos estar preocupados por ver cómo construir otro. Eso es un problema político, de dar el voto cuando hay elecciones, de tener una conciencia social, política, información..., que evidentemente no es fácil.
Es la primera receta para habitar el mundo. Aprenderás más, reflexionarás más, tendrás más fuerza para actuar. Somos animales sociales y necesitamos lo social para desarrollarnos. A través de la cooperación y el apoyo mutuo mediante organizaciones de consumidores, ampas, sindicatos, redes vecinales o cualquier organización con una función clara y no adoctrinadora, se combate el aislamiento, porque aislados somos más débiles y juntos resistimos mejor. En sociedades tan individualizadas como las actuales, los pequeños grupos pueden hacer mucho. La gente es más poderosa de lo que cree y puede utilizar ese poder de manera creativa. También es necesario organizarse a nivel político.
Hay varios lugares donde se puede llevar a cabo la promoción de acciones. Se puede actuar sobre el clima recuperando la agricultura orgánica como he visto en China o Cuba, donde se desarrolla una agricultura urbana, apunta Houtart. El respeto de la naturaleza, si tenemos esta conciencia, nos puede llevar a muchas prácticas cotidianas y concretas: ahorrar la energía y exigir un consumo más respetuoso con la naturaleza. También participar en movimientos de defensa de la naturaleza, contra la privatización de los recursos naturales como el agua, contra las multinacionales que monopolizan las semillas... Hay un montón de cosas en relación con la naturaleza que son de un alcance posible para la gente, pero a condición de ser consciente. Defender la agricultura campesina, más eficaz que el monocultivo del modelo occidental que destruye los suelos, las aguas y provoca desiertos. Usar la bicicleta como medio de transporte por las ciudades, una alternativa que se está mostrando como muy importante en Europa y está generando una gran movilización.
Utilizar, si uno tiene ahorros, un banco ético, que cuida sus inversiones apoyando propuestas encaminadas a la sostenibilidad, el apoyo a los derechos humanos, la lucha contar la pobreza... «Ésta es una alternativa muy relevante porque en este momento vemos que el dinero decide hacia dónde van las prioridades y si van hacia una situación de impulso a proyectos sostenibles, estamos mejorando la situación», puntualiza López de Uralde. Participar en iniciativas de economía social como el comercio justo. Integrarse en cooperativas de consumo, que acercan a productor y consumidor y que pueden dar mucho impulso a la agricultura ecológica, además están generando un mercado más justo y de productos ecológicos. «Con tu compra puedes hacer mucho daño», advierten Ana Sánchez y Daniel Jiménez, participantes en el Centro Social Autogestionado de La Tabacalera de Madrid. Otro de los consejos en materia económica es no hipotecarse. Hay que pensar a largo plazo porque hipotecarte te sitúa en una situación de debilidad futura muy fuerte. Esto ha sido una trampa que ha conseguido tener a la gente más tranquila, porque es más difícil soportar un conflicto laboral si no se tiene capacidad de acción.
El consumo está destrozando el planeta, y más este consumo de todo a cien, con productos muy baratos y de muy mala calidad, que duran muy poco y tienen un impacto brutal. Para ello es necesario el incremento del reciclaje y dar el mayor uso posible a los productos mediante la organización de una red de mercadillos de trueque o fomentando los bancos de tiempo. Vivimos en una sociedad que socializa a través del consumo y sería fundamental, aunque muy difícil, un cambio psicológico que lleve a la gente a sentirse bien con lo que tiene y con cómo es para que no responda a los impulsos publicitarios. Es muy difícil, porque hasta el urbanismo de las ciudades está pensado para consumir; las calles no son más que zonas de tránsito entre negocios y comercios. No comprar productos que hayan hecho miles de kilómetros para llegar al consumidor y con muchos daños a la naturaleza.
Impulsar un nuevo acuerdo verde que potencie los sectores de las energías renovables, de la agricultura ecológica, de la rehabilitación de edificios para que sean más eficientes energéticamente y las políticas de reciclaje y compostaje que van a generar más empleo y nos van a ayudar de la crisis ecológica en la que también estamos. Hay que recuperar aquello de trabajar menos para trabajar todos, porque el actual modelo económico no tiene capacidad para hacer frente a toda la demanda de empleo que hay. Eliminar los paraísos fiscales, recuperar las tasas a los intercambios financieros internacionales e incrementar los controles al mundo financiero para que los gobiernos recuperen el control de la situación y dejen de estar en manos de los bancos e instituciones financieras. Promover un modelo energético basado al 100% en las energías renovables (agua, viento y sol). «La Tierra recibe 15.000 veces más energía del Sol de la que consume la Humanidad y tenemos que aprender a aprovechar ese potencial de manera más eficiente», matiza López de Uralde. Impulsar las formas multilaterales de gestión de problemas a través de una reforma de la ONU de la gobernanza mundial y promover medidas de lucha contra la pobreza y el hambre.



* La Verdad - 20.12.10

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