Madrid.- "La infravivienda es la asignatura pendiente de Lavapiés"

MADRIDIARIO* : Desde que en 1998 se puso en marcha el Área de Rehabilitación Integral (ARI) de Lavapiés, las ayudas públicas para la conservación de las viviendas han llegado a 8.000 familias. Pero la infravivienda vertical, que ha ido apareciendo durante décadas -sobre todo tras la Guerra Civil- a costa de pisos más pequeños y reducir los patios interiores, sigue siendo una realidad sin atajar. Así se desprende del libro 'Lavapiés. Intervención y rehabilitación 1998-2008', de Vicente Pérez Quintana, realizado con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid y Federación Regional de Asociaciones de Vecinos, que se presenta este miércoles.

Madridiario ha entrevistado a su autor.

¿Cuál es el balance de estos diez años de rehabilitación?
Hay cosas positivas y otras no tanto. Lo positivo es que se han rehabilitado unas 8.000 viviendas con ayudas públicas; y sin subvenciones, otras 7.000 más. Se ha aumentado el equipamiento del barrio, sobre todo el metropolitano. Se abrieron las Escuelas Pías, se hizo el teatro [el Centro Dramático Nacional] o la Casa Encendida. En cambio, el equipamiento para el barrio apenas ha aumentado, salvo con el Casino de la Reina, y la escuela infantil y el centro de mayores que se terminarán ahora. También se ha urbanizado, se han mejorado las infraestructuras del barrio, se ha trabajando en algún parque y algunas plazas, aunque se haya criticado su diseño, como es el caso de Cabestreros y Agustín Lara.

¿Cuál es la parte negativa?
En un barrio como Lavapiés cualquier actuación tiene que ser una intervención integral sobre la vivienda, el espacio público y la red de equipamientos; pero también sobre los colectivos más vulnerables, las políticas sociales y las económicas. Tiene que ser una actuación muy participada, que cuente mucho con las opiniones, los valores y las expectativas de los residentes. Y tiene que tener mínimos costes y máximos resultados. En todo esto yo creo que hay muchas lagunas en el caso de Lavapiés, porque se ha actuado mucho sobre la vivienda y las infraestructuras, pero las políticas sociales y de apoyo al tejido económico han sido débiles. Dentro del carácter integral que debería tener la intervención, la pata social cojea.

¿Qué más se puede pedir en este sentido?
La gente se queja muchísimo de la inseguridad. También de la limpieza de las calles y la recogida de basura. Y no es que ahora esté el tema de moda, sino que en Lavapiés viene de muy lejos. Principalmente, se debe a la presencia de comercios mayoristas, que crean una cantidad de residuo enorme, incapaz de ser asumida por los servicios de limpieza normales de un barrio. A las siete o las ocho de la tarde, las calles se llena de montañas de cartones y de basura. El hecho de que en un barrio residencial tan delicado desde el punto de vista social y arquitectónico, con calles pequeñas, haya centenares y centenares de comercios al por mayor es un problema. Es un polígono industrial en una zona residencial.

Y una contradicción al estar dentro de un área de prioridad residencial, ¿no?
Exactamente. El comercio mayorista ha traído enormes disfunciones y problemas al barrio. Crea suciedad y problemas de tráfico y no ayuda al tejido social. Todo eso la gente lo denuncia y ha hecho que la pata social de la rehabilitación deje mucho que desear. Lo del polígono industrial habría que resolverlo. Nunca se debió permitir que eso se instalara aquí y ahora lo que hay que hacer es favorecer que se vayan. Además, ha tirado de los precios de los alquileres.


¿Cuáles son las cifras de la rehabilitación en Lavapiés?
Con apoyo público se han rehabilitado más de 8.000 viviendas, con unos 50 millones de euros en subvenciones. Además, se ha hecho mucha rehabilitación no subvencionada, porque la entidad gestora no aprobaba subvenciones a aquellos edificios que tienen infravivienda generalizada. Se entendió que estos edificios son aquellos en los que la infravivienda superan el 50 por ciento.

¿Cuál es la definición de infravivienda que se utiliza?
La del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid. Son viviendas muy pequeñas, en general de menos de 25 metros; interiores, que no tienen ni huecos a la calle, ni luz natural ni ventilación; no tienen cuarto de aseo; y son muy bajas, de menos de 2,5 metros de altura. Infravivienda son viviendas pequeñas, interiores, bajas y sin cuarto de aseo.

¿Hay muchas infraviviendas en Lavapiés?
Según los estudios del Ayuntamiento, cuando arrancó el Área de Rehabilitación Integral había unas 8.900 infraviviendas solo en Lavapiés. Hoy casi sigue habiendo las mismas; la reducción ha sido mínima. La Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo (EMVS) ha eliminado unas 300. Para ello, compró 26 o 27 edificios, en los que ha eliminado toda la infravivienda. Pero suman unas 300 de las casi 9.000 que había. Los particulares no han eliminado infravivienda e, incluso, ha habido casos en los que ha aumentado. La infravivienda es la gran asignatura pendiente de Lavapiés.

Había una propuesta del Ayuntamiento para eliminar la infravivienda que consistía en remodelar manzanas completas, realojando a los vecinos y rehaciendo los edificios para crear viviendas con unas condiciones más adecuadas. ¿Qué pasó con eso?
Ahí habría que explicar dos cosas. Primero, en el área estaban contempladas dos tipos de ayudas, a la rehabilitación propiamente dicha y la reestructuración de los inmuebles. Las 8.000 viviendas de las que hablamos han recibido subvenciones para reparación de edificios. Reestructuración no ha habido ninguna. Se iniciaron dos edificios pero los acabó comprando la EMVS porque los particulares no los sacaban adelante. Se trataba de rehacer el edificio por dentro para hacer viviendas con exteriores y tamaños mínimos aceptables.

Ante ese fracaso el Ayuntamiento empieza a estudiar posibles intervenciones, pero en estos momentos no hay ningún plan. Lo que hay es un estudio centrado en algunas manzanas sobre cómo se podría hacer y punto. Para que eso prospere se necesita en primer lugar que la Comunidad de Madrid apruebe la modificación del Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad, porque la propuesta que hace el Ayuntamiento supone cambiar algunos aspectos de la normativa urbanística. Pero, hasta el momento, lo único que se ha hecho es pedir el permiso a la Comunidad y eso lleva ya mucho tiempo.

¿La petición es que se pueda construir más?
No, la edificabilidad se mantendría o incluso se podría reducir. Lo que se plantea es hacer viviendas más grandes. Eso necesita, en primer lugar, una revisión del concepto de infravivienda, que ya está en las normas urbanística, o tocar la famosa normativa de patios azules, por lo que la comunidad debe dar el permiso. Pero en su día se necesitaría algo más importante que el permiso y más problemático, que sería el dinero. Si no se consiguen esas modificaciones ahora, se hará dentro de unos años porque Gallardón ha dicho que si gana las elecciones va a hacer un nuevo plan general de Madrid. El problema será cuando le digan a la Comunidad "¿cuánto pones?".


Si finalmente se llevara a la práctica, ¿podría provocar un problema social al suponer también el realojo de vecinos?
No se podría hacer sin la opinión y la voluntad de la gente que vive en el barrio, no solo de los propietarios, sino también de los inquilinos. Se plantea un segundo tema: realojar a la gente, dónde, cómo, con qué condiciones... Eso no se puede hacer sin negociar, sin hablar.

¿Cómo ha condicionado que los edificios sean de principios del siglo XX, del XIX e, incluso, anteriores a la hora de ejecutar las rehabilitaciones?
Ha condicionado muchísimo porque la edificación es muy antigua, muy peculiar y tiene valores arquitectónicos e históricos. Y, además, aquí hay infravivienda.

¿Están contentos los vecinos con las rehabilitaciones?
Con algunas cosas sí y con otras no. En primer lugar, hay una peculiaridad en Lavapiés: muchos edificios no han mejorado tanto. Aunque en algunos se haya hecho una rehabilitación, al cabo de tres o cuatro años han vuelto a dar problemas. Aquí hay un montón de edificios que o bien repiten obra cada cierto tiempo o bien están siempre en obras. Quitan el andamio y enseguida lo ponen otra vez. Se debe a que las obras que se hacen en muchos edificios no son suficientes, con lo cual el edificio sigue siempre mal. Eso crea sinsabor, desazón, angustia y un escepticismo muy grande frente a la rehabilitación. En esto las comunidades tiene parte de responsabilidad.

Por otra parte, se ha creado bastante insatisfacción en los edificios con infravivienda que han acometido la obra sin apoyo público. Ellos no entienden que la Administraciones no les hayan ayudado. Y, tercero, en la casa del pobre la dicha nunca es completa. La gente no pide solo una rehabilitación integral de sus viviendas, sino también una actuación más global en el barrio.

En el libro se recoge que se empieza a hablar de gentrificación en Lavapiés. ¿A qué se refiere y qué implica?
Más que la haya es el temor de alguna gente a que la haya. Se trataría de quitar a la gente de toda la vida y traer en su lugar a otra gente con un nivel económico más alto. No creo que eso haya ocurrido, pero es un temor de algunos colectivos más o menos politizados que el Ayuntamiento, las Administraciones, tengan esta intención. No digo que nunca se haya tenido esta idea, porque es un discurso que existe en la Administración, sobre todo en otros barrios. Pero en Lavapiés, si lo querían, no les ha salido.

Se ha actuado sobre unas 15.000 viviendas y el barrio tiene unas 22.000, así que aún tienen quedar edificio por rehabilitar.
Quedan viviendas sin rehabilitar que están bien y otras en las que los dueños quieren hacer obras. Por eso, desde la asociación de vecinos se plantea que las ayudas, que está previsto que acaben este año, se mantengan, porque todavía la entidad gestora tiene bastante demanda. En la encuesta que hicimos se ve que había un 20 por ciento de familias, que tenían previsto rehabilitar los edificios o pensaban que era necesario. Además, está la infravivienda. Eso exige una intervención bastante más ambiciosa que la que permite un ARI.




* Madridiario - 27.10.10
Foto: Madrid, infraviviendas Lavapiés - madridiario

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