Nuevos indigentes y nómadas se enquistan en calles de Barcelona

ELPERIÓDICO* : Algunos llegaron a Barcelona con billete de ida y aún no han encontrado el momento de marcharse pese a no tener un euro en el bolsillo; otros vinieron en busca de una vida mejor pero perdieron el empleo y con ello un lugar donde quemar el día; otros no tienen más objetivo que pasar las horas bebiendo alcohol o consumiendo estupefacientes... Muchos de ellos tienen un techo donde dormir, aunque numerosas noches opten por la intemperie para seguir su propia juerga, y otros no tienen cama propia porque esa es la forma de vida que han escogido, sin ningún deseo de alterarla.

La característica común es que se trata de colectivos que se están enquistando en plazas y calles de Barcelona generando conflictos de convivencia, sea por que imposibilitan a los vecinos el disfrute de esos espacios, o porque en algunos casos su agresividad los hace peligrosos. Su perfil difiere del de los 1.400 'sin techo' tradicionales -y normalmente nada conflictivos- contabilizados por Ayuntamiento de Barcelona, que da cobijo a la mitad en diversos centros.

El fenómeno del nomadismo urbano eclosionó hace un par de años con fuerza en Ciutat Vella y generó muchos problemas de incivismo en el 2009. No obstante, el ayuntamiento asegura que este perfil de trotamundos ha remitido este verano. Pese a no estar cuantificado, su presencia sigue siendo visible en la Barceloneta (en la playa, frente al mercado, en el parque...), en la plaza de los Àngels y otras. Sin embargo, la presencia de personas en situación de precariedad instaladas en la vía pública durante horas ha aumentado este verano de la mano de nuevos colectivos. Se trata de hombres -en la mayoría de los casos- que han perdido el trabajo y pasan largas horas en bancos o escalinatas de plazas consumiendo alcohol u otras drogas, pese a que en muchos casos aún tienen un techo donde vivir. Los hay autóctonos, pero también son muchos inmigrantes, en especial de países del Este, ahora sin ocupación.

Y en la casuística figuran también personas que, con problemas mentales o de alcoholismo, no buscan empleo ni método de subsistencia. Sus escenarios cotidianos, además de los mencionados, son las céntricas plazas de Urquinaona, de Salvador Seguí, de George Orwell, Vicenç Martorell, Vila de Madrid, en el entorno de la estación de Sants, la calle del Marquès de Campo Sagrado (Eixample) y otros puntos.

Fuentes municipales coinciden en que algunos recursos sociales de Barcelona (como comedores) unidos al benévolo clima local propician que su presencia en la calle sea especialmente dilatada, de donde no suelen tener intención de salir. El ayuntamiento ultima intensificar medidas contra el fenómeno en el centro de la ciudad, tanto por vía del llamado urbanismo preventivo como con presión policial y sanciones en casos de incivismo, ya que al frecuente consumo de alcohol se suman desórdenes públicos y suciedad (basuras y orines) donde se instalan.

QUEJAS / Las quejas no se hacen esperar en muchos de los puntos que conquistan. Una decena de nuevos indigentes permanecen casi cada día en el parque de la Estació del Nord, la mayoría procedentes de países del Este. El parque cierra de noche pero el grupo logra entrar por huecos que hay entre las rejas. «Tienen colchones, duermen a sus anchas y dan muy mala imagen», se queja una vecina de la zona. Los encargados de los chiringuitos cercanos asegura que a veces protagonizan peleas entre ellos mismos. En la plaza de Hilari Salvador, en la Barceloneta, los vecinos ya están habituados. Ahora una plataforma vecinal pide más control policial en el espacio público para frenar la expansión.





* El Periódico - 2.09.10
Foto: Barcelona, nuevos nómadas en las calles - elperiodico.com

1 comentarios :

Joan F. dijo...

Como siempre se piensa primero en una solucion policial antes que solucionar el problema social de los mas indefensos.Creo que nuestra sociedad cada dia tiene menos empatia hacia la desgracia del progimo. A Pocos le molesta que el ayuntamiento se gaste millones de € en la Mercé, pero si se convierte en molestia ver la miseria en la calle.



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