Betanzos, regeneración contra la ruina

LAVOZ/A Coruña* : El casco histórico de Betanzos acusa los efectos del declive demográfico y comercial, el empuje de los nuevos barrios y la ausencia de una política efectiva de rehabilitación. A lo largo de los siglos, el casco histórico de Betanzos se ha ido transformando en función de las necesidades que ha ido imponiendo cada época. Así, ha sido castro, ciudad amurallada y nobiliaria, burguesa y campesina, centro administrativo y comercial. Cada etapa ha dejado una huella reconocible, lo que ha conferido a la zona antigua un carácter urbanístico e histórico singular, donde brillan joyas de la arquitectura religiosa, civil y popular.

Pero el tránsito del siglo XX al XXI no está siendo sencillo. La regeneración que conlleva cada período de cambio está siendo muy lenta y, lo que es peor, podría suponer para Betanzos una importante merma de su patrimonio. De los 1.800 inmuebles del casco histórico, 500 necesitan algún tipo de actuación importante y más de un centenar se encuentran en la ruina. Aunque el comercio ha descendido notablemente, durante el día la actividad ocupa las calles, pero la llegada de la noche vacía el recinto, ya que la migración poblacional hacia las zonas nuevas ha relevado la ciudad antigua como centro demográfico.

A este escenario se ha llegado por factores coyunturales y otros propios de Betanzos. El progresivo abandono del medio de vida rural, el golpe al comercio tradicional con la apertura de grandes superficies y otros cambios en los hábitos de consumo, junto al ritmo de construcción de las dos últimas décadas han contribuido, en mayor o menor medida, a modificar el paisaje humano y urbanístico del casco histórico.

Calles como Prateiros, Sombreireiros o Ferreiros evocan la importancia de los gremios. En esta última calle, hasta hace un par de decenios, el trasiego era incesante: muebles, carnicería, zapatero, imprenta, casas de comidas, paragüero... los visitantes que llegaban en el Ferrobús subían su empinada cuesta para acceder a la zona antigua, donde resolvían sus gestiones administrativas o compras. El declive del tren de cercanías, sustituido por el coche particular, y la evidencia de que pocos son los que hoy en día llevan un paraguas a arreglar, explican en parte por qué la calle se ha vaciado.

Traslado municipal

Algunos comercios se han beneficiado de su carácter secular y otros se han adaptado con éxito a los nuevos tiempos, pero también ha habido quien no ha sabido o podido renovarse. El traslado a un edificio en la plaza García Hermanos de la mayoría de las oficinas municipales también ha restado motivos para desplazarse al casco histórico, aunque el verdadero éxodo ha sido el de los residentes. Betanzos ha crecido hacia el sur y, a medida que nacían nuevos barrios, el censo de la zona antigua menguaba. Los inicios de este desarrollo fueron especialmente gravosos para el urbanismo, como atestigua el edificio de doce plantas conocido como la Torre, a los pies del antiguo archivo, una de las construcciones civiles más importantes de la Galicia del XVIII. La zona antigua tampoco quedó indemne, con inmuebles que hoy no se permitirían. Aunque, en la actualidad, el problema más acuciante es evitar que la ruina produzca daños irreversibles en el casco histórico y que la huella de esta época no sea una de destrucción.






* La Voz de Galicia - 8.03.10
Foto: Después de años de deterioro, el propietario derribó la fachada protegida. La vivienda colindante ha tenido más suerte en su conservación - lavozdegalicia.es

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