Vergüenza nacional

F. P. PUCHE/Valencia* : Doscientos sesenta y cuatro a doscientos. No es, ni pretende serlo, un avance del resultado del partido de esta tarde. Hablamos de algo más serio y desmesuradamente más vergonzoso. Se trata del número de causas judiciales abiertas, por presunta corrupción, contra políticos de los dos principales partidos españoles. Y aunque todos los que tocan poder cuecen habas, el PSOE lleva sobre sus hombros el dudoso honor de ganarle al PP por ese deshonroso tanteo: 264 a 200. Las cifras las dio el fiscal jefe del Estado, Cándido Conde-Pumpido y lo único que hay que advertir sobre su calidad es que se facilitaron en noviembre de 2009, fecha del último balance. Quiero decir que las 730 causas abiertas, los 800 imputados que se registran en ayuntamientos, diputaciones y autonomías de toda España, es seguro que han crecido, tanto en calidad como en cantidad, en los últimos meses. El propio fiscal jefe anunció, para despejar dudas, que en la cifra que facilitaba se incluían 136 diligencias de investigación. Que son como pimientos de Padrón, que unos pican y otros non...

Viene todo esto a cuento, desde luego, de las tristísimas noticias que llegan desde Alicante. En efecto, era lo que nos faltaba para completar un mapa regional salpicado de casos en las tres provincias, de norte a sur. Mientras las televisiones repiten con fruición las imágenes de esos furgones policiales que anuncian registros, un rosario de hechos previsibles nos aguardan: incautación de ordenadores, concejales de Urbanismo señalados, promotores inmobiliarios interrogados. En este caso, incluso se señala al presidente de la Diputación, lo que hace más grave la mancha de dudas, careos, agujeros, sospechas y demanda de explicaciones políticas que nos aguardan.
No es para describir cómo la buena fe de los electores, en este tiempo de amarguras económicas, naufraga día tras día. Aunque el señor Conde Pumpido dijera en noviembre una gran verdad -los imputados no son ni el 1 % de los que disfrutan un cargo público- tendremos que coincidir en que estamos ante un capítulo que produce asco. Y que es urgentísimo que la regeneración pública que España necesita empiece por donde más huele: por las competencias urbanísticas y los modelos de gestión del suelo.





* Las Provincias - Opinión - 7.07.10


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