Guadalajara: Un atropello histórico de la UAH

DIARIODEALCALÁ* : El nuevo campus, que parece pensado para perjudicar a todos y beneficiar sólo a una constructora, ataca en la médula las opciones de asentar una industria del español. La presencia de la Universidad de Alcalá en Guadalajara es histórica, si por tal se entiende un periodo de dos décadas, y resulta de lo más razonable que se intensifique y mejore: eso es lo que siempre quiso la querida ciudad vecina. Y eso es, también, lo que siempre negó el Gobierno de Castilla-La Mancha en el único formato en que era razonable hacerlo: en el casco urbano, en edificios históricos, implicándose en el tejido social, impulsando en definitiva la vida universitaria y económica de la ciudad de acogida.

Ni Bono antes ni Barreda ahora aceptaron lo que pedían los alcaldes alcarreños sucesivos, y la Universidad tampoco peleó o quiso pelear por lograrlo: no es que fuera imprescindible, y hasta en esa hipótesis hubiera sido razonable preguntarse desde Alcalá si se iba a hacer allí lo que aquí no se ha conseguido pese al inmenso esfuerzo y la incalculable ayuda del Ayuntamiento, de la Comunidad de Madrid y de los propios ciudadanos. Pero el caso es que no se hizo.


Utilizar una presencia menor tras haber abortado un desarrollo inteligente para justificar el innecesario y costosísimo campus que ahora quiere hacerse es, por ello, un ejercicio de cinismo cercano a la caradura: lo que se va a impulsar es, sin más, una operación urbanística en un páramo del extrarradio con el dinero de todos los castellanos que será muy rentable para la constructora –estaría bien saber cuál es la elegida para entender muchas cosas- y nada para los demás.

No para Guadalajara, que dispondrá de un campus fantasma alejado de su casco y de sus vecinos. No para la sede central de la UAH, que tiene dos campus muy mejorables y un patrimonio incalculable paralizado con los cuarteles como símbolo y síntoma de su incapacidad. Y no para la ciudad, desde luego, que asiste a un proceso absurdo de descapitalización al ver cómo dos estudios señeros para el desarrollo de la Plataforma del Español –Traducción y Comunicación Audiovisual- se fugan de mala manera a un páramo inerme.

Ante esto hay que rebelarse: no están en juego caprichos localistas ni identitarios; ni tampoco rivalidades comarcales. Lo que se dirime es el futuro de la Universidad, que no puede funcionar sin un criterio y un objetivo que le permita sobrevivir en un sector en crisis y con serios nubarrones en el futuro. Y también el de la Ciudad: la Alcalá que depositó en la UAH parte de su más valioso patrimonio histórico y de sus ahorros de suelo y que depositó implícitamente en la Cisneriana las inversiones regionales que en otros municipios madrileños se convirtieron en el Metro por ejemplo; tiene derecho a esperar una reversión decente. Que no es otra que acoger a una de las grandes universidades de España. Ahora no lo es y no tiene pinta de serlo si sigue por ese camino.

Por eso los responsables municipales y autonómicos, y con ellos todos los que ocupan otras entidades pero no ejercen el papel que de ello se deriva por su implicación personal en la UAH, deben dejar de mirar para otro lado y ponerse en marcha. Otra cosa les hará cómplices de un atropello histórico que, simplemente, no podemos permitirnos.





* Diario de Alcalá - Editorial - 22.04.10
Foto: Alcalá de Henares (Madrid), universidad - diariodealcala.es

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