Alicante: Muchos expedientes y escasos derribos

LAVERDAD* : La última denuncia que ha salido a la luz sobre la construcción en terreno no urbanizable de viviendas en la huerta de Redován reabre el debate sobre las permisividad en materia de urbanismo con la que se ha actuado en las últimas décadas en la comarca de la Vega Baja. La alcaldesa de Redován, Leticia Bas, admitió a este periódico que en su término municipal existen alrededor de cuatro centenares de casas en esa situación, un número que asciende a miles si se empieza a recontar municipio a municipio.

Lo que hasta la fecha se ha hecho en la mayoría de ayuntamientos ha sido abrir expedientes sancionadores a aquellos que construían de forma irregular, lo que ha servido para que las arcas municipales recaudaran dinero. No obstante son pocos los casos en los que se ha llegado hasta el final en este tipo de asuntos y se han derribado las viviendas.
De hecho sólo en Guardamar se ha visto una demolición en bloque de viviendas fuera de ordenación. En este caso no ha sido difícil ya que se trata de las edificaciones a pie de playa en La Babilonia, casas levantadas en su día para los pescadores y que eran titularidad del Gobierno aunque con un régimen de concesión a quienes las habitaron hasta su demolición. Con motivo de la entrada en vigor de la Ley de Costas se procedió al desmantelamiento de este núcleo de viviendas, legislación que también ha servido para decretar el derribo de una serie de esqueletos de edificios construidos en su día en primera línea de playa entre los términos municipales de Pilar de la Horadada y el litoral oriolano, resolución que llegó hace apenas un año después de dos décadas de litigios.
No obstante, pese a la normativa costera, los derribos de este tipo de viviendas al margen de cualquier ordenación urbana casi nunca han llegado a su fin.
La construcción ha sido el motor económico de esta comarca en los últimos tiempos. El litoral se ha masificado con las segundas residencias y la llegada en avalancha de europeos que han decidido fijar su residencia en la costa. Mientras, en el interior las que siempre han sido casas de huerta se han mantenido pero a su alrededor han proliferado construcciones que más que almacenes de aperos son verdaderas mansiones.
Aún así los gobiernos de uno y otro signo han sido permisivos y han alimentado ese incremento de la construcción sin orden ni concierto. Ahora se encuentran con el problema de qué hacer al respecto, y muchos optan por regularizar la situación con los nuevos planeamientos en ciernes. Es el caso de Orihuela, con un Plan General de Ordenación Urbano agotado desde hace años y un grave problema de suelo sobre todo en las partidas rurales, donde el terreno en el que se permite levantar casas se acabó. La intención del Ayuntamiento es revisar de forma inmediata el PGOU y con él, poner en orden lo que se ha levantado sin tener en cuenta a nada ni a nadie. De este modo se abren posibilidades como la legalización de aquellas viviendas construidas en los márgenes de caminos de paso tradicionales, siempre y cuando estos terrenos no sean de regadío. Mientras que llega esa ordenación se han hecho nuevos planes urbanísticos a golpe de modificaciones puntuales del Plan General. Asimismo también se han consolidado núcleos edificados al margen de toda ordenación, como es el caso de la urbanización Montepinar. Un caso similar a este último fue hace unos años el de la partida de El Moco, en la sierra de Albatera, donde propietarios y gobierno municipal llegaron a un acuerdo para pagar los costes de urbanización y poner en solfa otro núcleo de viviendas realizado en su día sin ningún tipo de plan urbanístico.
Que la construcción está en crisis no es ninguna novedad, pero a esta situación económica se suma la crisis en la que se ha sumido también la construcción ilegal, ya que en base a las nuevas normativas, mucho más proteccionistas con el territorio, se mira con lupa cualquier tipo de actuación urbanística y muchas de ellas han terminado en los juzgados en los últimos años. Hoy en día la maraña de grúas que se entrelazaban en el cielo de cualquier pueblo de la Vega Baja ha desaparecido, y el sector sufre la recesión económica. La construcción ha dado empleo a miles de personas durante muchos años, muchas de las cuales engrosan ahora las listas del paro. Legal o ilegal, el motor se agota, lo mismo que el suelo edificable.





* La Verdad - 13.02.10
Foto: Redován (Alicante) - convega.com

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