Una sentencia pionera castiga con prisión el acoso inmobiliario

ELPERIÓDICO* : Les cortaron el agua y la luz, les arrancaron la instalación eléctrica y llegaron a colocar pegamento en la cerradura de la puerta de la vivienda. Una sentencia pionera a Barcelona ha castigado a un año de prisión a dos propietarios de un piso de la calle de Servet por coacciones, al haber sometido durante tres meses a acoso inmobiliario a sus inquilinos.

El Juzgado de lo Penal número 13 de Barcelona condena a un año de prisión a los hermanos Alfonso y Pere Janer, que deberán de indemnizar a la pareja de inquilinos con 3.300 euros por las "molestias" que padecieron durante los meses que fueron víctimas de mobbing y los perjuicios que les ocasionaron. Este caso rompe el estereotipo de acoso inmobiliario, en el sentido de que los afectados suelen ser personas de avanzada edad y, en este proceso, los denunciantes son una pareja de 28 años que pagaban un alquiler mensual de 600 euros. Según fuentes judiciales, esta sería una sentencia pionera al condenar a un año de prisión, aunque esta pena normalmente no supone el ingreso en una cárcel.

SIN RESPETO
Los condenados son copropietarios de una planta baja del número 55 de la calle de Servet. En noviembre del 2003 la tenía arrendada por 600 euros a una sobrina que la compartía con la pareja ahora denunciante, con la que se había acordado que podían seguir en la casa si ella la dejaba al ser el contrato de cinco años. En abril del 2004, la sobrina, al quedarse embarazada, dejó la vivienda, pero sus dos compañeros siguieron allí, pagando el alquiler. A finales del año, los propietarios propusieron una subida, pero la pareja se opuso al considerarla excesiva. A partir de ahí, los acusados "de común acuerdo, tanto en la acción como en el pro-
pósito" de que los arrendatarios dejaran la casa y "sin respetar los cauces legales", realizaron una serie de acciones para impedir a la pareja denunciante el "normal uso y disfrute de la vivienda", según la sentencia.
A partir de marzo del 2005, los dueños del piso dejaron de cobrar a los inquilinos que empezaron a consignar judicialmente el dinero. Y las acciones se agravaron. Los acusados dieron de baja el suministro de agua y de electricidad y, para impedir que se volviera a contratar, arrancaron en tres ocasiones la instalación eléctrica para dejarlos sin luz, cerraron el acceso a la llave de paso, forzaron la cerradura de la casa y la inutilizaron con pegamento y sellaron con silicona el armario de los contadores. La sentencia detalla que los arrendatarios sufrieron "graves transtornos de higiene y salubridad", al tener que ir a una fuente a por agua, al alumbrarse con velas y a adquirir víveres a diario por la imposibilidad de disponer de frigorífico. Las víctimas se vieron obligados a abandonar la vivienda a finales del 2005.





* El Periódico - J. G. ALBALAT - BARCELONA - 18.11.2008
Foto: Una puerta forzada en un piso de BCN. - DANNY CAMINAL, elperiodico.com

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