Crisis en Marina D'Or: el ocaso de la ecuación sol y playa a mansalva

SOITU/Castellón* : Con estas palabras describe el centro Marina D'Or el escritor Robert Juan Cantavella, autor de 'El Dorado', una obra de ficción que arremete contra el urbanismo desaforado del complejo turístico. Templo de la caspa para algunos, paraíso en tierra para otros, aberración ecológica para los de más allá... las opiniones sobre Marina D'Or son tan variadas como los colores de sus bloques de apartamentos.

Sin embargo, hay dos cosas que parecen innegables: que su ciudad de vacaciones ha sido durante mucho tiempo el paradigma del veraneo en la costa española y que la burbuja inmobiliaria ha venido cebándose con el grupo desde hace tiempo. La última prueba de lo segundo ha llegado este mismo lunes, cuando la empresa ha presentado un ERE que afectará a un total de 214 empleados, o sea, a más del 15 por ciento del total.

"Aquello se ha llenado de carteles de 'se vende' en todos los balcones", dice el propietario de una vivienda en Marina D'Or. Y es que las malas noticias parecen no parar de llegar desde la costa levantina. Ya hace unos meses el grupo admitió que durante el pasado año las ventas de sus apartamentos en España disminuyeron un 60 por ciento. Además, los beneficios del grupo se redujeron en 2007 cerca de un 50 por ciento respecto al año anterior.

Debajo de los datos y las cifras parece subyacer una realidad más profunda: los apuros de Marina D'Or son el reflejo de una crisis económica que afecta a unas clases medias incapaces de seguir costeándose el sueño del sol eterno y los apartamentos en primera línea de playa al que Luis Aguilé dedicó un himno ya clásico de la mitología 'kitsch'. "La crisis financiera internacional se está dejando notar sobre todo en la clase media, que en este momento no dispone de dinero para invertir en una segunda vivienda de vacaciones", comparte Manuel Gandarias, presidente de Live in Spain, asociación de promotoras especializadas en fomentar el negocio de la segunda vivienda en España.

"Cuando existe una crisis inmobiliaria, hay determinadas tipologías que sufren antes y más: la vivienda de segunda residencia y vacacional es la primera que experimenta el parón", explica un especialista del sector inmobiliario. A ello no ayuda en absoluto que el producto inmobiliario del grupo estuviera dirigido esencialmente a la clase media. "O sea, a las personas que son más vulnerables al cambio de ciclo económico", añade este experto. Cantavella esboza un panorama aún más pesimista y opina que, tras las cifras, se avecina un drama del que todavía hemos visto sólo las orejas. "Será la suma de miles de pequeñas tragedias de gente que compró una gran cantidad de cosas que no podían pagar porque los bancos les hicieron creer que sí podían", critica.

La crisis del modelo

Cuando ya no funcionen las montañas rusas ni las piscinas de agua caliente, aquí no quedarán más que ellos, centenares de estos enormes edificios compuestos como un siniestro cubo de Rubik por miles de apartamentos repetidos en seis colores a elegir.

Cantavella plantea en las páginas de 'El Dorado' un desolador y ficticio futuro de Marina D'Or. El escritor, más allá de la coyuntura económica, ve en los malos datos empresariales el comienzo del fin en toda regla del modelo de construcción que durante décadas ha imperado en la costa levantina. "El cliente-comprador, a los pocos años de 'veranear' en este tipo de guetos postmodernos, ve con horror cómo todo empieza a deteriorarse", afirma.

Para Patricio Sánchez, profesor de urbanismo del Instituto de Práctica Empresarial, este prototipo tan extendido en la costa ha sido un "acelerador" de la crisis en la zona. "La falta de control y de criterio a la hora de ordenar el territorio ha provocado una masificación, que ha hecho que se vuelva poco atractivo", explica. Así, finalmente, otras potentes alternativas como Turquía, Croacia o Marruecos, se están erigiendo como una fuerte competencia de la costa española.

A pesar de las dificultades, otras expertos como Gandarias no creen que ni la crisis ni una eventual revisión del modelo de construcción en la costa pueda suponer algún menoscabo de la importancia de España como paraíso turístico playero. Con seguridad contundente sentencia: "El destino de España es ser la California y la Florida europeas. Sólo tenemos que superar esta gripe".





* SOITU.es - MARÍA SÁNCHEZ DÍEZ - 31.10.2008
Foto: Oropesa del Mar (Castellón), urbanización Marina D'Or - flickr.com

1 comentarios :

Anónimo dijo...

La marina de purpurina cumple con un loable objetivo: reunir a toda la gente cutre en un único lugar.