LAVOZDEGALICIA* : Un fotógrafo sueco de visita en las Rías Baixas las define así: «Es un lugar para captar unas imágenes panorámicas de postal increíbles, pero el paisaje no aguanta un primer plano». Las montañas hundiéndose en el mar están demasiado salpicadas de cemento. Hemingway, impactado por el paisaje gallego, hizo una de las más bellas descripciones de las rías. «Son como viejos dinosaurios cansados que se meten en el mar a morir», escribió. Los dinosaurios siguen ahí, pero buena parte de su piel es ahora de cemento.
Más concentrado en la imagen que en el lenguaje literario, Stewen Quigley, un fotógrafo sueco de visita en las Rías Baixas, deja otra frase que resume cómo ha cambiado Galicia desde que la visitó el escritor: «Es un lugar para captar imágenes panorámicas de postal increíbles, pero el paisaje no aguanta un primer plano».
Pasar de la panorámica al detalle es doloroso. Y la ría de Pontevedra es solo un ejemplo. Combarro, conjunto histórico artístico, donde los hórreos se levantan a pie de ría es apenas una excepción. Aunque también aquí el cemento está asfixiando una de las expresiones más bellas de la Galicia marinera. Hoteles y edificios de apartamentos circundan el puerto, que ahora se está ampliando para albergar una marina deportiva.
Allí al menos se mantienen las construcciones tradicionales. Siguiendo la costa, en el mismo municipio de Poio, el núcleo de Raxó es puro feísmo: una carretera que se como literalmente la playa, construcciones sobre la ladera que baja de forma abrupta hasta el mar, un conjunto residencial de colores chillones... Es la antesala de Sanxenxo en la ruta costera del despropósito. La franja litoral está aquí en buena parte privatizada de facto.
Hay chalés con accesos directos desde sus jardines a la playa más generosos que los estrechos caminos públicos por los que deben bajar los usuarios que no tienen el privilegio de vivir a pie de mar. Es la consecuencia visible de la demora que acarrea el deslinde definitivo del dominio público marítimo terrestre, la línea que debe trazar la Dirección General de Costas sobre el mapa para delimitar qué parte de la costa es estrictamente de uso colectivo.
En Pontevedra resta por deslindar el 16% de toda su costa. Pese a que la revisión de todo el litoral español debería de haber concluido hace quince años, solo se ha podido culminar en dos de las 25 provincias costeras de España. Lugo es una de ellas.
Y no tener el deslinde rematado ha causado más de un problema en las Rías Baixas. Claro que algunas de las aberraciones urbanísticas tienen más que ver con la impunidad de épocas predemocráticas que con una regulación lenta de los espacios públicos costeros. Es el caso del edificio Herpi de Sanxenxo, que ostenta el dudoso honor de ser el inmueble más alto de un municipio que se ha convertido en las últimas décadas en ejemplo de feísmo costero. Sus cimientos están literalmente hundidos en la arena de la playa. Un ejemplo, en primerísimo plano, de cómo arruinar un paisaje que mereció uno de los elogios más hermosos de todo un premio Nobel.
* La Voz de Galicia - Christian Casares - 3/11/2007
Foto: ÓSCAR PARÍS (La Voz)
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por UrbanismoPatasArriba
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Tema: NOTICIAS Galicia
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