JOSÉ Mª GARCÍA-HOZ* : Ocupados como estábamos en determinar las consecuencias en España de la crisis hipotecaria en Estados Unidos, hemos acabado por confundir las incertidumbres que hoy dominan el escenario financiero mundial con la propia incertidumbre sobre el crecimiento de la economía nacional. Siendo verdad que una eventual crisis en la economía financiera del mundo repercutiría muy negativamente en España, no resulta menos cierto que, independientemente de que el sistema financiero mundial vaya bien o vaya mal, la economía española se enfrenta ahora a desafíos que no tuvo en los últimos doce años. La raíz del problema español se llama vivienda. Todo tiene un límite; en el sector inmobiliario y de la construcción en España, el límite está en las 800.000 viviendas que se han construido y vendido anualmente durante el último lustro: esto ya no da más de sí.
Esa ya es una cifra irrepetible, este año se terminarán «sólo» 600.000 casas, y no es seguro que lleguen a venderse, aun sumando la demanda de los inmigrantes, con la de los guiris que vienen a jubilarse, con la de los jóvenes que quieren vivir dignamente lejos de la casa paterna y con la de los inversores que compran casas para ahorrar o especular (que en el fondo es lo mismo: el que ahorra especula no vendiendo porque piensa que los precios no bajarán, y el que especula vende porque cree que sí bajaran).
En los últimos años las casas han proporcionado, además de techo físico para sus moradores, una plataforma financiera desde la que sus propietarios se endeudaban y consumían. Como el valor de la vivienda no dejaba de subir, no existía límite de crédito ni del consumo correspondiente. Económicamente, España, con un espectacular crecimiento del consumo interno, y por tanto del conjunto del PIB, era el pasmo del mundo y la envidia de sus socios europeos, cuyos consumidores no acababan de arrancar; pero, como digo, el límite ya ha sido alcanzado.
La única pregunta que cabe hacerse gira en torno a si la fiesta en la discoteca acabará con la despedida paulatina de los clientes después de satisfacer sus respectivas facturas o con la irrupción de la Policía, llamada por el dueño ante la negativa del personal a pagar la cuenta. Ya se conoce el pronóstico del vicepresidente económico del Gobierno, pues el viernes pasado manifestó que el aterrizaje sería suave; con el debido respeto, cabe señalar que nunca se ha visto a ningún responsable económico de ningún país decir que las cosas irían a peor, es decir, que el señor Solbes no puede decir otra cosa que la que dijo.
Con este marrón del fin del boom de la construcción como perspectiva interna, lo menos oportuno ha sido la borrasca financiera internacional, cuyos orígenes no guardan relación alguna con la situación española y cuyas consecuencias más catastróficas parecen haberse despejado, por lo menos de momento. Pero así como los huracanes dejan a su paso un paisaje de desolación y ruina, esta turbulencia financiera ha dejado una estela de suspicacia hacia todo aquél que debe dinero o pide un préstamo. Una vez más, hemos pasado de calvos a taparnos con siete pelucas: de no detectar ningún riesgo en ninguna operación, por muy subprime que ésta fuera, los banqueros internacionales y nacionales han pasado a sospechar unos de otros, y todos de los clientes no financieros.
Esa desconfianza generalizada hacia los deudores es noticia mala para quien tiene un montón de deudas, ya sea un país, como España, o unos particulares, como empresas y personas españolas. Restringir, o endurecer, el crédito sólo puede contribuir a hacer más brusca la frenada del conjunto de la economía. Pero ésa es una decisión que ya no está en manos españolas: por un lado, los tipos de interés los marca el Banco Central Europeo y, por otro, una parte muy significativa de los créditos e hipotecas concedidos a empresas y particulares está financiada con dinero de bancos extranjeros, porque los españoles ya no tenían más capacidad: aquí también se ha llegado al límite. Esperemos que no suba el nivel del agua.
josemaria@garcia-hoz.com
* ABC - Opinión - 4 de septiembre de 2007
La crisis tiene dos caras
en
4.9.07
por UrbanismoPatasArriba
Unknown
Tema: ARTÍCULOS VIVIENDA
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios :
Publicar un comentario