La marca España reducida a escombros

Una obra artística que quiere llamar la atención sobre el problema del 'ladrillazo' en este país. A pesar de las leyes contradictorias, o simplemente especulativas, del gobierno, en bastantes casos graves de urbanismo salvaje una cuidada demolición o derribo hubiera sido la mejor forma de solucionar atentados tremendos contra el paisaje y la Ordenación del Territorio.
"CONFIDENCIAL* : Toneladas de escombros rellenan el pabellón de España de la 55 Bienal de Venecia. Han derruido el edificio, pero de forma simbólica: es una expresión visual de lo que sería aquella construcción en caso de ser demolida. El proyecto artístico que presentará España en la muestra veneciana, uno de los mayores eventos de arte contemporáneo del mundo, se planta frente al urbanismo para romperlo en pedazos y establecer un alegato en defensa de los pocos espacios urbanos en los que aún hay lugar para la libertad: los descampados".

Lara Almarcegui es la artista seleccionada para representar a España en la exposición internacional, celebrada cada dos años y que podrá visitarse desde 1 de junio al 24 de noviembre. Es una joven Zaragozana que confiesa tener “un problema con el exceso de urbanismo y de diseño” desde hace mucho tiempo y sentir una cierta “claustrofobia” en las ciudades. Almarcegui es experta en desnudar edificios y deconstruirlos mostrando los materiales de los que están compuestos aquellos lugares que frecuentamos a diario. Lleva algo más de diez años desmontando construcciones (en Bélgica, Róterdam, Málaga, Dijon, Viena, el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León…) y ahora ha hecho lo propio con el pabellón de España en Venecia diseñado por el arquitecto sevillano Javier de Luque en 1922.

Acceder al pabellón será una tarea difícil, pues los visitantes se encontrarán con una mole, mezcla de ladrillo, mortero y hormigón que ocupa todo el centro del pabellón y obligará a recorrer las habitaciones laterales para poder transitar por su interior. En esas salas contiguas también se expondrán otras montañas de materiales, algo más pequeñitas, de madera, arena, cristal y acero. Como si de una receta de cocina se tratara, la artista pone sobre la mesa (un suelo que ha tenido que ser reforzado) todos los ingredientes que componen el plato del edificio español.

Los materiales provienen de restos de demoliciones transformados en grava, tras ser reciclados según el proceso de tratamiento de escombros de Venecia, ha explicado la artista, y que volverán a su lugar de origen una vez terminada la exposición: “Solo ha habido que costear su transporte, no los materiales”, ha remarcado Almarcegui esta mañana en la presentación del proyecto en Madrid.

La joven zaragozana, que estudió Bellas Artes en la Universidad de Cuenca y en De Ateliers (Amsterdam), da forma a sus expresiones artísticas exclusivamente desde el punto de vista del lugar. Este proyecto no es una reflexión sobre España, precisa, sino un esfuerzo “ontológico, social y político” del urbanismo en general y de la ciudad de los canales en concreto, según ha descrito Octavio Zaya, comisario del pabellón español.

Una isla de cristal

Y es que detrás de esa escombrera se esconde un segundo proyecto: La Guía de la Sacca San Mattia, la isla abandonada de Murano, Venecia, una investigación en torno a una isla veneciana formada con residuos de cristal de la industria de Murano. Se trata de un antiguo vertedero abandonado creado entre las décadas de 1930 y 1950 con rellenos de escombros y dragados de la laguna. Con 26 hectáreas de extensión sin construir, es el espacio disponible vacío más amplio de Venecia, lo que da lugar a toda clase de especulaciones, como el controvertido proyecto de excavar un tren bajo la laguna para comunicar el aeropuerto con la ciudad, que tendría una parada en la zona.

Los descampados representan un espacio de infinitas posibilidades para la artista, quien habla de estos lugares como si de parques protegidos se tratara, y que “están desapareciendo” a marchas forzadas debido a la obsesión por regular los espacios vacíos: “En los descampados sucede de todo porque no corresponden a ninguna planificación urbanística. Todo lo que no se puede hacer en la ciudad se puede hacer allí, es un mundo de posibilidades y de muestra de los procesos de decadencia urbana”.

El presupuesto del doble proyecto de Almarcegui consta de unos 400.000 euros procedentes de la inversión pública y privada. Es la mitad de lo utilizado en la última bienal, según ha explicado en la presentación Itziar Taboada, directora de Relaciones culturales de AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo), quien ha destacado el trabajo de coordinación realizado junto al organismo público Acción Cultural Española. “Un ejemplo a seguir”, según Taboada, en un momento “en el que se habla tanto de falta de coordinación y de duplicidades”.


* El Confidencial - Verónica Ramírez - 16.5.13
Foto: Montaña de grava en el pabellón español de La Biennale di Venezia. (Ugo Carmeni)

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