"Okupas" en los pisos del consistorio de Pamplona

DIARIODENAVARRA* : El Ayuntamiento de Pamplona tiene 812 pisos en propiedad, para oficinas, apartamentos tutelados, escuelas infantiles o realojos. Pero en San Pedro y la c/ Garde, en la Rochapea, tiene un problema con quienes los ocupan ilegalmente.
Unos viven sin luz, sin agua y sin gas, o los roban de sus vecinos. Apenas tienen mobiliario. Cuentan sólo con un techo bajo el que resguardarse, techo que ni siquiera es suyo, y sobrepasando la barrera de lo legal. Otros viven con el miedo de no sentirse seguros en su propia casa, de no irse por miedo a no poder volver, aguantando amenazas y presenciando delitos. La situación de los "ocupas" o inquilinos ilegales que conviven con los vecinos legales, la encarnan dos lugares de la Rochapea: la calle Garde y el barrio de San Pedro. Dos mundos separados por Marcelo Celayeta, una de las calles principales del barrio, pero casi encerrados en sí mismos.

Las 234 viviendas de San Pedro se construyeron hace más de 60 años con el fin de alojar a funcionarios, aunque con el paso del tiempo, muchos propietarios han fallecido y los pisos han pasado a formar parte del Ayuntamiento de Pamplona, que los ha mantenido para poder destinarlos al realojo urbanístico provisional. De los 79 pisos vacíos, hay decenas ocupados por inquilinos ilegales, una situación que comenzó hace más de dos años. Sucede los mismo en la calle Garde, donde más de la mitad de las 34 viviendas están ocupadas. Desde 2004 se han registrado un total de 20 denuncias de tipo penal por ocupación. En lo que llevamos de 2011, han sido 16 denuncias administrativas y 13 avisos de ocupación, mientras que en 2010 se registraron 14 avisos, según datos de la Policía Municipal.

Las autoridades actúan, en la mayoría de los casos, de oficio. "Normalmente nos llama un vecino porque alguien se ha metido en la casa de al lado, o porque han oído ruidos. Entonces vamos a comprobarlo y si llevan poco tiempo, Urbanismo dicta una orden para hacer el desalojo y se efectúa de forma inmediata, por vía administrativa. Cuando llevan más tiempo en la casa, es necesario efectuar una denuncia y se hace por vía judicial, así que el proceso es más lento", indican desde la policía. El juez da un plazo a los inquilinos ilegales para que dejen la casa y, si no lo hacen, acuden los servicios judiciales acompañados de la policía para efectuar el desalojo y cerrar después la casa, para impedir que vuelvan a ocuparla. Aunque los plazos son recurribles, y muchos vuelven a entrar.

Desde el Ayuntamiento, afirman que conocen la situación de ambos lugares y están "tratando de resolverlo". Muchas de las denuncias de los vecinos recaen primero en el área de Patrimonio, ya que los pisos ocupados son propiedad del ayuntamiento. Afirman que a finales de 2010 fue cuando más problemas había, pero la situación ahora está "más controlada". "Se arreglaron algunos de los pisos con la previsión de hacer algo, porque conocemos la situación y estamos estudiando una solución. Pero el problema es muy grande y la gestión administrativa, muy lenta. Necesitamos más medios. Sabemos que hay que hacer algo con los pisos, porque ya no hay tanta necesidad de utilizarlos para realojos. Estamos pensando en otras posibilidades", explican.

Garde, centro de ocupación

Los 48 pisos municipales de la calle Garde se reparten en cuatro portales y se destinan a realojos. La mayoría de ellos están ocupados ilegalmente. La puerta de varios portales permanece siempre abierta. En uno no hay portero automático, fue arrancado. Dentro, los buzones no tienen cerradura. No hay luz. Al subir un par de pisos, algunas bolsas de basura ocupan parte del descansillo. Cuadros de cables eléctricos asoman, abiertos y manipulados, por encima de varias puertas. En el portal contiguo, dos de las ocho viviendas tienen sus puertas bajo candado. Otras dos están ocupadas por inquilinos ilegales, y en el último piso, viven los vecinos.

"Aquí pagamos sólo tres", explica uno de los vecinos, que no quiere dar su nombre. Lleva 7 años viviendo en la calle Garde y confiesa que antes de llegar, muchas casas ya estaban ocupadas. "Ahora no dan problemas, pero roban el agua y la luz. Cada uno tiene derecho a vivir donde pueda, pero no es justo es que nosotros paguemos y ellos se rían de nosotros y del Ayuntamiento. No sé si podrán pagar o no, pero para salir y andar con coches ya tienen", explica. "Problemas tenemos todos. No entiendo cómo el Ayuntamiento no está encima para que paguen, y si no pagan, que se vayan".

Un bloque más adelante, la situación de algunos vecinos empeora. Aunque dos de ellos afirman que ahora no hay problemas, hace un tiempo estaban mucho peor. "A mi mujer le dijeron que le iban a cortar el pescuezo", explica otro vecino. Afirma que la situación de su portal, con la cerradura rota, sin luz y los buzones destrozados, se ha mantenido así durante más de dos años. Tienen que subir a oscuras. No abren la puerta a nadie, y siempre echan la llave. No se fían.

"Aquí puede entrar cualquiera. Y tenemos que aguantar, a las tantas de la madrugada, los ruidos de gente que sube y baja. Por la mirilla, vemos que continuamente hay gente entrando y saliendo del ascensor. Se quedan arriba del todo, donde no hay puertas", explica. En más de tres ocasiones, la policía antidrogas ha tenido que acudir a ese bloque para expulsar a varios "okupas". "Antes se metían con nosotros. Vino la policía y nos amenazaron porque decían que les habíamos avisado. Hemos hablado con el Ayuntamiento pero nos dicen que arreglarán el portal cuando se vayan. ¿Y cuándo será eso?", se pregunta.

Confiesa que no pueden vivir más en esa situación: se sienten inseguros en su propio hogar. Ahora parece que la situación está más tranquila. "Otros "okupas" han respetado las cosas, en otros portales, porque la calle está llena y no todos son iguales. Pero aquí no rompen más cosas porque no hay más que romper", afirma. "No nos atrevemos a marcharnos de casa y dejar el piso vacío porque cuando volvamos igual no tenemos piso. Aquí han querido entrar muchas veces. Se van unos y vuelven otros, estamos siempre en las mismas. Y el ayuntamiento lo sabe pero no hace nada", indica.

"Para ir a comprar tienes que ir de día", afirma su mujer. "Los niños de 12 años que andan por el portal, una vez me sacaron una pequeña navaja. "Yo te denuncio", me dijo uno; "Y yo te mato", contestó el otro. ¿Qué les vas a decir? Ni al portal se puede entrar tranquilo", confiesa. Ambos se muestran hartos de una situación que, afirman, les viene grande. "No podemos hacer nada. No arreglan el portal porque dicen que es vandalismo, o que lo tenemos que arreglar los inquilinos. Y así llevamos años. No puedo dormir tranquila ni en mi propia casa, y yo pago el alquiler y la comunidad. Si no lo hago, me echan. Entonces, ¿por qué siguen ellos aquí?". Lo que más les molesta, indican, es la inseguridad y la dejadez del ayuntamiento. "Aquí ha habido muchos problemas con la droga. Ahora no, pero sigue viniendo gente extraña. No les puedes decir nada porque igual toman represalias. Y lo único que dicen desde el ayuntamiento es que ya están al corriente de la situación".

San Pedro, abandonado

Pocos metros separan la calle Garde de su vecino barrio de San Pedro, construido hace 60 años para habitar a trabajadores del Ayuntamiento de Pamplona y que es actualmente otro de los centros focalizados de ocupación ilegal. Una plaza central rodeada por viejos bloques de ladrillo, algunos desgastados por el tiempo, y separados por calles estrechas. La ocupación es un problema, según explica una de las vecinas, generalizado en el barrio. "De las 150 viviendas que hay, 95 están vacías o ocupadas", explica. "Mi madre vive rodeada de ocupas".

De las 6 viviendas que forman su bloque, una está bajo candado y tres ocupadas de forma ilegal. Hace cuatro años que rompieron la cerradura del portal, los buzones están destrozados y los contadores de luz y agua, manipulados. Hace meses que no tienen luz en las escaleras. Bajan siempre con linterna, y no abren la puerta nunca sin mirar por la mirilla. "Antes había personas indeseables: hacían ruido, había trapicheos a las tantas de la madrugada, subían y bajaban las escaleras de noche... Algunos han salido; el resto parece que se ha calmado", cuenta. "Lo peor es no saber con quién vives".

Esta vecina afirma que ha puesto tres quejas (en julio de 2009, febrero y mayo de 2010) al Ayuntamiento de Pamplona, por la situación que vive el barrio, y la que vive su familia en el portal. "En Patrimonio ya me conocen", asegura. "Estoy más enfadada por el abandono del ayuntamiento que por los ocupas, que ahora no dan problemas. Llevamos 60 años aquí, y ahora que hay gente mayor, el barrio está en muy malas condiciones. Está desolado, los comercios volaron y ha ido muriendo por la dejadez del Ayuntamiento".

Hace años que viven esta situación, y los inquilinos ilegales llegaron a inundarles el portal por manipular las tuberías, además de dejarlo sin interruptores. "Desde Patrimonio nos dijeron que si lo arreglaban, lo iban a volver a romper. La policía dice que denunciemos pero estamos solos, rodeados de gente extraña, y lo van a saber. No podemos denunciar, ya nos han amenazado".

"Antes era insoportable: música alta, subían y bajaban toxicómanos, coches a las dos de la mañana con gente extraña, porrazos en la puerta, entregas de droga... Ahora nada. No se les oye y no tenemos problemas con ellos. Si hay personas que necesitan un sitio para vivir y ocupan una casa, no nos metemos con ellos, porque no sé los problemas que pueden tener. Los oyes pero no se les ve mucho, mientras no hagan mal..."

En el mismo portal, otro vecino señala que la convivencia es buena. "Nosotros evitamos problemas. No queremos entrar en el tema. El Ayuntamiento debe resolver la situación, sin que nosotros entremos en conflictos", explica. Él tampoco quiere dar su nombre, son pocos los que viven de forma legal, y los conocen. Llevan tres años en el piso, y desde que llegaron han vivido la misma situación que sus vecinos. "El mayor problema es que nos sentimos inseguros: vivimos con la puerta del portal abierta, con personas que han manipulado los cables y pueden causar un incendio, viene gente extraña de madrugada... No salimos de casa porque no sabemos lo que nos podemos encontrar cuando volvamos. Siempre se queda alguien", confiesa.

"Cada vez que salen unos, vienen otros. El Ayuntamiento no pone medidas de seguridad en las casas, y entra quién quiere. Nosotros no podemos controlar quien entra y quién sale, la policía lo sabe y no hace nada", explica. "Necesitamos conocer a nuestros vecinos para saber con quién convivimos, y ellos a nosotros, para tener confianza y que podamos convivir bien, como una comunidad. Creo que es algo básico".

FLORENCIA H. M. INQUILINA ILEGAL
"No son pisos para el realojo, se caen a pedazos y nadie quiere vivir aquí"

Son cuatro en casa. Un matrimonio, ambos de 21 años, con dos hijos de dos años y cuatro meses. Ocupan una casa de la calle Garde desde hace 1 año. Sin apenas muebles, y con las persianas bajadas para que no les vea la policía, uno de los pequeños juega en el salón, con sus coches de carreras. En el único sofá, ella cuenta que ninguno de los dos tiene trabajo, y que el piso que tenían antes se lo "quitó" el banco por no poder pagar. "No podemos vivir en la calle. ¿A dónde vamos con los críos? Sólo queremos un techo para resguardarnos", explica. "Vimos la casa abierta y nos metimos. Había muchos pisos abiertos. ¿Para qué quiere el Ayuntamiento tantos pisos vacíos? ¿Por qué no pueden ponerlos en alquiler?", pregunta. "Ya nos echaron más de una vez. Recurrimos la denuncia pero estamos siempre en las mismas".

Florencia H. M., de 73 años, vive en el piso de abajo, con su hijo Juan E. H., de 27 años y con síndrome de down. Ella paga los gastos de comunidad con la pensión que recibe, de 500 euros, pero vive como inquilina ilegal en el piso desde hace algo más de un año. "Prefiero una casa, un techo, antes que comer", afirma.

"Estos pisos no pueden estar destinados al realojo urbanístico del Ayuntamiento porque los tienen en muy malas condiciones. Se caen a pedazos, y nadie quiere venir aquí. Muchos se han ido, no se meten. ¿Y qué va a hacer el Ayuntamiento con estos pisos? ¿Nos van a echar de aquí para dejarlos vacíos y en ruinas?", se pregunta. "¿A dónde iremos entonces, cuando nos den la patada? Si nos ponemos a vivir en la calle es un escándalo, estamos muchos en la misma situación. El Ayuntamiento tiene que hacer algo: darnos la oportunidad de quedarnos, pagando o como sea", sugiere.

MARÍA A. J. INQUILINA ILEGAL
"Si siguiera cobrando pagaría un alquiler"

Hace 8 años que María A. J., de 31 años, se fue de casa. Ha estado durmiendo en un coche tres años, hasta que la policía retiró el vehículo. Se hizo hueco en la casa que ocupa ahora en San Pedro. "No tenía a dónde ir, conseguí las llaves del piso de los inquilinos anteriores. Ahora vivo sola".

"Nunca tuve problemas para pagar la vivienda anterior, porque por padecer una incapacidad a causa de mi enfermedad estaba cobrando una renta básica del Gobierno, de 575 ?/mes. Hacía cursillos para ganar algo más, y pagaba 80 ? de alquiler, además de gastos de agua y luz".

Aunque continúa recibiendo la paga del Gobierno, afirma que cada vez se retrasa más. Su hermana le paga las facturas de la luz, porque están a su nombre. "Compré calentadores porque pasaba mucho frío. Me fui de casa y cuando volví, me habían robado los radiadores, los calentadores...", explica. No sube nunca las persianas, dice que entra mucho frío. En el salón, unas fotos adornan las estanterías casi vacías. "Si ves la nevera, te mueres", dice. Consigue comida en las parroquias y en Cáritas. Hace algunas semanas recibió la carta para que desaloje la casa. No sabe dónde irá.


* Diario de Navarra - VIRGINIA URIETA - 9.12.11
Foto: Pamplona, ayuntamiento - turismo

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