Málaga.- Los obstáculos del carril bici

SUR* : La doble fila, los peatones o la falta de conexión dificultan la circulación por los nuevos viales. Desde hace unos meses, las calles de Málaga tienen un nuevo elemento que forma parte de su día a día: las bicicletas. Con la progresiva implantación del carril bici, muchas personas han empezado a utilizarlas para moverse por la ciudad. Pero todo lo nuevo necesita un periodo de adaptación y la realidad es que la red de viales destinados a estos vehículos -el Ayuntamiento proyectó cuatro nuevos itinerarios que suman 20 kilómetros más- está repleta de obstáculos para el ciclista. Pese a este 'handicap' lo cierto es que en la capital hay más bicicletas que nunca; una moda que mejora la movilidad, ahorra gasolina, contamina menos y es más sana. Los modelos más económicos (entre 100 y 200 euros) se venden con facilidad y los talleres también ven cómo muchos usuarios han decidido rescatar sus antiguos vehículos.

«Con la llegada del buen tiempo tenemos el taller totalmente lleno, algo que no pasaba hace un año», explica Gregory Mills, de la tienda especializada 'Recyclo'.«En Málaga hay mucha gente que está sacando las bicicletas del trastero para ponerlas a punto y esto tiene que ver con los carriles bici, aunque creo que todavía se usan más para pasear que como alternativa al coche», dice. Y todos estos ciclistas tienen que enfrentarse con paciencia y mucha precaución a una red de caminos con algunos inconvenientes.

Es prácticamente imposible circular en bici por la ciudad, sobre todo en las horas punta, sin tener que esquivar a un coche parado en el carril o sin encontrarse un camión de reparto que corta el paso. La red del plan de bicicletas ha provocado que se reduzcan algunos aparcamientos en superficie y zonas de descarga. En calles como Armengual de la Mota, Don Juan de Austria, Mármoles o Martínez Maldonado muchos conductores suelen utilizar de manera indebida el carril destinado a los vehículos de dos ruedas. Aunque sea durante unos minutos y pese a que los viales están bien señalizados y separados de la calzada, esta infracción está a la orden del día.
En el caso de los repartidores de mercancías es aún peor y suponen mayor peligro, ya que suelen ser camiones o furgonetas de grandes dimensiones que ocupan ambos sentidos del trazado para ciclistas.
Los recorridos
Los tramos con curvas cerradas también obligan al ciclista a extremar la prudencia. Si hay viales que destacan por ser anchos y rectos -como el de Ciudad Jardín, Herrera Oria o Teatinos-, otros son todo lo contrario. El carril que discurre por la Alameda Principal, sorteando los puestos de flores y las paradas de autobús, sirve como ejemplo. La mayoría de los viales para ciclistas también están salpicados de semáforos, salidas de calles, garajes, pasos de peatones o cruces por lo que hay que circular muy lento y con el freno siempre a mano.
Otro de los principales problemas de los carriles bici es la falta de conexión entre algunas partes de su trazado. Unir unas zonas de la ciudad con otras no es fácil y se ha tenido que ganar espacio a las aceras y las calzadas ya existentes para crear estos nuevos viales.
El Ayuntamiento diseñó cuatro itinerarios para la red de infraestructuras de bicicletas: Universidad-Centro, unión norte-centro-este, zona norte y noroeste y un último camino compuesto por dos tramos independientes que conectan con otros. Pero la sensación generalizada es que no hay realmente una red bien engrasada. «Hay carriles bici que no van a ningún lado», suelen criticar sus usuarios. Esto significa que hay zonas en las que el carril se corta sin justificación y sin un punto concreto de destino, lo que provoca que el ciclista se tenga que volver sobre lo ya pedaleado. Ocurre en la calle Morales Villarrubia (continuación de Doctor Escassi) o en la calle Parras, donde el trayecto desaparece justo antes de la iglesia San Felipe Neri para aparecer varios metros más adelante en la calle Madre de Dios.
Además, la red destinada a los amantes de las dos ruedas aún está por llegar a grandes barrios como El Palo o la zona de los Baños del Carmen, donde se reclama una conexión entre el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso y Pedregalejo. Desde la Asociación Ruedas Redondas, impulsora del uso de la bicicleta en la capital malagueña, se habla de la necesidad de que los carriles tengan «solución de continuidad» y que unan los barrios con el Centro «y con los centros de atención de visitantes» como la Universidad o los centros deportivos.
Los espacios para ciclistas se han creado intentado respetar algunos elementos urbanos ya existentes y esto hace que el usuario de las dos ruedas se pueda encontrar desde una parada de autobús en su camino a un contenedor de basura.
En vías como la avenida de Andalucía o la de Carlos Haya las paradas de la EMT están justo a lado del camino destinado a ciclistas, por lo que es habitual que los usuarios del autobús tengan que ocupar el carril para hacer cola o para acceder al transporte público, con el consiguiente riesgo. Algo parecido pasa con los bancos que hay en la avenida Jacinto Benavente, que obligan a los vecinos que se sientan en ellos a invadir el espacio ciclista. Otro obstáculo muy común son las ramas de los árboles demasiado bajas que hay en zonas como el puente de las Américas o Ciudad Jardín, que no son molestas para el peatón pero sí para el ciclista.
Con el uso de los vehículos a dos ruedas en alza, quizás el conflicto más complejo sea la convivencia en el mismo espacio entre peatones y ciclistas. Como en cualquier asunto, el sentido común tiene que ser la nota imperante y los usuarios de bicis deben reducir al mínimo la velocidad en la ciudad y ceder el paso a los viandantes que se crucen en su camino. Y es que en muchos sitios el peatón se ha quedado sin apenas espacio. En determinadas calles muy estrechas se ha creado un carril bici que ocupa más espacio que la propia acera. En otras zonas, como en Martínez Maldonado, las terrazas de bares y cafeterías ocupan gran parte de la acera, impulsando a los peatones a andar por el carril bici.
En los puntos muy transitados (Plaza de la Marina, Alameda Principal, Armengual de la Mota), esta convivencia se antoja muy complicada e incluso peligrosa por la posibilidad de accidentes. Incluso hay quienes los evitan: «Cuando hay mucha gente prefiero ir por la carretera, es más rápido y hasta más seguro», aclara un ciclista en plena Alameda Principal.
Quizás por eso los usuarios más veteranos siempre han reclamado que los carriles para bicicletas convivan con los coches en la calzada, antes que con los peatones en las aceras. «Si te apartan del tráfico no aprendes a circular en bici como un vehículo más. Hubiera preferido que integraran las bicicletas en una parte de la calzada, como los carriles destinados al transporte público», sentencia otro ciclista.


* SUR - 17.07.11 - ENRIQUE MIRANDA
Foto: Ciudad Jardín. Varios coches aparcados ocupan todo el vial ciclista - sur

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