ALBERTO CANALES MENDOZA/ Madrid* : Con ocasión de la construcción del carril-bici que recorrerá parte de la avenida Juan Carlos I de Parla se está procediendo a realizar una remodelación de la avenida. En su tramo desde el Museo del Bonsai hasta su finalización, es una avenida no residencial donde se ubican varios colegios, juzgados y el polideportivo, y por lo tanto el tránsito es ocasional pero intenso a intervalos, siendo también un lugar de paseo habitual y muy frecuentado. El pavimento, muy deteriorado, databa ya de hace varias décadas y los desalineados árboles de enorme porte hacían urgente una remodelación. Cuando comenzaron las obras creí que el resultado iba a ser positivo puesto que técnicamente no existía complejidad aparente: eliminar los enormes árboles totalmente desalineados y el resto de obstáculos (postes y cableados antiguos), pues con el carril-bici el espacio de la acera se reduce prácticamente a la mitad, y para las nuevas dimensiones es necesario que el tramo de acerado resultante fuese diáfano. He pasado por la avenida y juro que no me creía lo que estaba viendo. El resultado es un monumento a los horrores urbanísticos más despiadados realizados con nocturnidad, sigilo y alevosía.
Al no eliminar ni árboles ni postes la acera ha quedado reducida a proporciones minúculas de uno o dos palmos laterales en muchos tramos, obligando a la permanente invasión del carril-bici por los peatones en una especie de slalom o de sorteo de obstáculos.
En vez de eliminar los árboles se ha procedido a realizarles el correspondiente alcorque. Lo que podía haber sido un agradable paseo lineal se ha convertido en un monumento a la infamia urbanística y a la incompetencia. ¿Qué clase de calle es esa que ni dos personas caminando en línea pueden ir a la par, obligándolas a esquivar continuamente troncos y postes? Si se hubieran querido conservar los árboles con transplantar árbol en cepellón en otro lugar hubiera sido suficiente, y en todo caso estos árboles llevan casi cuarenta años plantados, cuando era las afueras de Parla, y han cumplido con creces su función.
Que el alcalde de Parla no venga con la hipócrita cantinela de amor a la naturaleza ni milongas similares, que en ese caso se hubieran trasplantado a otra zona. ¡Ni un becario es capaz de hacer esta obscenidad constructiva! ¿Qué quieren los políticos parleños, que ahora todo esto dé la vuelta al mundo en esas presentaciones difundidas por internet donde se recogen disparatadas construcciones del Tercer Mundo que son auténticas chapuzas? Le aseguro que si en cualquier otra ciudad de Holanda, Alemania, Francia, etc. se ejecuta esta “obra” ahora mismo la concejala de urbanismo y el arquitecto firmante de ese proyecto deberían dimitir y dar explicaciones. ¿Y al jefe de obra también le parece normal?.
Que se ejecute la responsabilidad civil pertinente y se repare esta aberración. ¿O se licitará dentro de unos años la obra por segunda vez para pagar dos veces la reforma de esas aceras? Parla parece el “pueblo de los malditos”, estigmatizado por un aura de falta de profesionalidad, ineficacia y vulgaridad donde se perpetran colosales chapuzas con toda impunidad.
* 20Minutos - Opinión - 31.08.10
Una chapuza urbanística en Parla
en
1.9.10
por UrbanismoPatasArriba
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Tema: ARTÍCULOS URBANISMO , NOTICIAS Madrid
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