Un trozo de Murcia está en el banquillo

LAVERDAD* : Hubo un tiempo, no muy lejano, en que Juan Antonio Roca era un señor; o en que se le tenía por tal. Nada que ver con el villano que sacaron a la luz las grandes operaciones policiales y judiciales sobre el saqueo de Marbella y, sobre todo, la ya mítica 'Operación Malaya'. Antes de tornar en apestado recorría su Cartagena natal con el pecho hinchado, montaba saraos, invitaba a marisco en restaurantes del Mar Menor, se codeaba con relevantes empresarios y escuchaba incluso las solícitas peticiones de algún alcalde para que acometiera proyectos estratégicos en su municipio.

La redada que hace casi cinco años puso patas arriba el Consistorio marbellí transformó de golpe a este cartagenero en 'el hombre a quien nadie conocía' y en 'el hombre con quien nadie nunca se había reunido', pero a la vez sirvió para que esa gran parte de la sociedad que no está 'en la pomada' comenzara a saber quién era Roca -no el de los sanitarios- y qué enorme patrimonio estaba amasando en la Región con el dinero supuestamente ilícito que amasaba en Marbella.
«¡Tenías que ver la que estoy montando en Murcia...! Lo que interesa es invertir en Murcia. ¡Murcia es la hostia!», se pavoneaba, no sin razón, ante otro empresario en una conversación que fue intervenida por la Policía. Murcia era el lugar elegido para levantar su imperio.
La imponente finca 'La Loma'
Un día estalló la 'Malaya' y la presencia de furgones policiales en la carretera de Torre Pacheco a Los Alcázares, entrando y saliendo de una finca agrícola, desveló la existencia de 'La Loma', una propiedad de cientos de miles de metros cuadrados de cuidados huertos, en los que se había construido una lujosa mansión que no tardó en llenar de antigüedades, obras de arte, coches y carruajes antiguos y de cabezas disecadas de bestias que abatía en sus cacerías por todo el mundo.
Después se conoció que además estaba desarrollando dos urbanizaciones de lujo en Los Alcázares -Nueva Ribera Beach y Nueva Ribera Golf- y que estaba construyendo un hotel de cuatro estrellas en el mismo municipio; un proyecto que, según él mismo ha declarado, acometió por indicación del entonces alcalde socialista. «Fue Juan Escudero quien me dijo que si podía mediar con el señor Olivo (Tomás) para construir un hotel en la parcela de éste (...). Todo esto fue en Marbella. Con posterioridad, en el despacho del alcalde (...) le dije que ya había llegado a un principio de acuerdo con Olivo para construir el hotel», manifestó en una de sus comparecencias en los Juzgados de San Javier.
Pero aún tenía más. Mucho más. A lo largo de meses de investigación, que les permitieron desenredar en parte la madeja de sociedades interpuestas con las que operaba, los agentes de la UDEF-BLA descubrieron que Roca era propietario de otras fincas rústicas y de inmuebles urbanos en Cartagena, Los Alcázares, San Javier, Torre Pacheco, Murcia, Mazarrón y La Unión, entre otras localidades. Un reinado construido a golpe de talonario. No en vano, la Policía y el fiscal estiman que el cartagenero invirtió y gastó unos 200 millones de euros -fundamentalmente en Murcia y Andalucía- en la década anterior a ser detenido y encarcelado.
La red de colaboradores
Todo era de Roca, y a la vez nada era suyo. El presunto 'cerebro' de la Malaya operaba a través de 71 sociedades diferentes que los cinco responsables de un despacho legal madrileño manejaban con habilidad de trileros. Esos cinco abogados -Manuel Juan Sánchez Zubizarreta, Manuel Sánchez Martín, Francisco Soriano Pastor, Juan Luis Soriano Pastor y Francisco Zurita- son la pieza fundamental para conocer cómo Roca invertía en la Región a través de sociedades como Compañía Inmobiliaria Masdevallía, Condeor o Inmuebles Urbanos Vanda, y encabezan la amplia nómina de colaboradores que se sentarán en el banquillo, a partir de este lunes, por haber ayudado a Roca a camuflar sus millonarias posesiones y sus relevantes proyectos.
Junto a ellos cinco y al propio Roca se sentarán la elegante y glamourosa Monserrat Corulla, otra abogada que gestionaba con guante de seda y mano de hierro los intereses de Roca en Murcia, especialmente velando por la buena marcha del proyecto hotelero de Los Alcázares; Julio Blasco Bazo Garrido y Gonzalo Astorqui Zabala, que supervisaban la construcción de las urbanizaciones de lujo, y el pachequero Ernesto Ramón Celdrán Gelabert, quien presuntamente adquiría propiedades inmobiliarias para el 'malayo' y que fue quien le ayudó a comprar y montar la finca la 'La Loma'.
También se sentarán en el banquillo la esposa del principal imputado, María Rosa Jimeno, su hija María y su cuñado Antonio, directivo de banca (todos ellos murcianos), acusados junto a la empleada Karin Marika Mattson de adquirir y cobrar un gran número de décimos de lotería premiados con los que blanquear cantidades millonarias de dinero sucio: 'lavaron' más de 600.000 euros en seis meses.
Por último, varios empresarios que llegaron e invirtieron en la Región de la mano de Roca, como Enrique Ventero o Javier Arteche, también serán juzgados. Y, por encima de todos, el cartagenero Tomás Olivo, quien habría pagado 2,5 millones de euros para poder adquirir un edificio público en Puerto Banús y abrir en el mismo un centro comercial.
Se inicia el acto final del 'caso Malaya'. «Audiencia pública. Los testigos no pueden pasar».





* La Verdad - 26.09.10
Foto: Policías judiciales de la UDEF-BLA penetran en la finca La Loma, en marzo del 2006, tras desencadenarse el 'caso Malaya' - laverdad

0 comentarios :