España exporta el ladrillazo playero

20MINUTOS* : Era una decisión lógica. Después de cementar todo el litoral español, cubriendo de urbanizaciones sus playas, había que exportar el ladrillazo playero allende nuestras fronteras. ¿Dónde encontrar nuevas costas vírgenes para hormigonar? Por ejemplo en México, en la maravillosa tierra de la Baja California Sur. ¿Quién las busca? Por ejemplo, la promotora Hansa Urbana, una empresa alicantina con larga experiencia en urbanizar el Mediterráneo.

El lugar elegido para su lucrativa destrucción se llama Cabo Cortés. Un “monstruo” turístico que contará con más de 3.800 habitaciones de hotel, más de 7.000 viviendas, un puerto deportivo de 490 amarres, dos campos de golf, aeropuerto, y 5.000 viviendas para los trabajadores, entre otras muchas infraestructuras.

Serán en total 30.000 camas hoteleras, tan sólo 7.000 camas menos que todo Cancún junto. Si se construye, se convertirá con diferencia en la mayor ciudad de todo el estado mexicano. En el caso de que la inmobiliaria tenga suficiente liquidez como para poder poner los 1.000 millones de dólares que cuesta el proyecto.

Greenpeace España y México han lanzado simultáneamente en ambos países una campaña para frenar el megaproyecto turístico. Y es que, además de suponer una salvajada social y paisajística, Hansa Urbana quiere construir este complejo en una superficie de 3.800 hectáreas, con 7,5 kilómetros de playa, justo al lado del Parque Nacional Marino de Cabo Pulmo. Este Parque comprende una Reserva Marina y brinda protección a la costa y el desierto, y alberga el más antiguo y rico arrecife de coral de Norteamérica, más de 220 especies de peces, tortugas marinas, mantas voladoras… además de ser zona de paso de varias especies de ballenas. El Parque se protegió hace 15 años y desde entonces su recuperación ha sido espectacular. Pero ahora, el proyecto puede impactarlo de lleno y acabar con su ecosistema único. Cabo Cortés es un paraíso y no debe destruirse.

Puedes ayudar a Greenpeace a parar Cabo Cortés. Participa en una ciberacción y pide a la empresa que abandone el proyecto:

http://www.ciberactuacongreenpeace.es/index.php




* Blogs 20 Minutos - Crónica Verde - Césra J. Palacios - 26.08.10
Foto: México, reserva golfo California - greenpeace.org

2 comentarios :

aaa dijo...

Mega-proyectos como Marina d’Or, la urbanización del Pocero, Dubai y demás burbujas inmobiliarias.
A destrozar la naturaleza, y luego dejar colgada a la gente (y a los pequeños especuladores).
Con el dinero de un apartamento de esos, me voy yo de vacaciones todos los años a un sitio distinto, y luego no me preocupo de hipotecas, derramas, problemas de aislamiento, humedades y demás.
Luego, dentro de unos años, la zona pasa de moda y los carteles de “se vende” inundan todos los balcones.
En fin… siempre se ha dicho que “el ladrillo es la mejor inversión”.
Ahora a comprar ladrillos en México.



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Don Mojito dijo...

El cóctel de la industria constructura es siempre el mismo, los ingredientes son: corrupción institucionalizada, tierras virgenes, entidades bancarias e inversionistas que en aras de benificios suculentos están dispuestos a sacrificar los últimos rincones vírgenes de este planeta.
En América Central y del Sur hay montones de este tipo de rincones. Ojalá los Gobiernos de estos países sepan comprender que su capital son exactamente estas vastas tierras vírgenes, sus desiertos, selvas y costas que les garantizarán bienestar, empleo, ingresos también a largo plazo.
Lo de llenarse los bolsillos, dejar la costa hecha un asco, destruir una naturaleza intacta deteriorándola con complejos hoteleros, campos de golf, marinas deportivas que además mayoriatariamte estarán en manos de extranjeros es una receta obsoleta que ya ha creado bastantes problemas en otras partes del mundo, por lo cual sería recomendable que estos países que todavía disponen de una riqueza paisajística inigualable buscasen vías diferentes, más en consonancia con la protección ambiental tan necesaria.
Aparte de vender los terrenos a extranjeros que con haber adquirido su terrenito, su casita se creen en pleno de derecho de introducir sus valores y cambiar de forma radical los hábitos del país acogedor, este tipo de inversiones sólo beneficiará a unas pocas personas, las de siempre. El resto, con un poco de suerte, podrá servir a los nuevos amos cortándoles el césped, preparándoles las cañas de pescar, llevarles los palos de golf o mantiéndoles limpias las piscinas por un puñado de dólares. De lo contrario debe quedarse delante de la cerca de seguridad bien vigilada por los guardias jurados cayendo en la cuenta de que terrenos que una vez han pasado a manos de extranjeros raras veces vuelvan siendo propiedad de gente autóctona. En fin, el Méjico lindo ya está en venta. Señores inversionistas apúrense.


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