LAVOZDEGALICIA* : Tendrían que limpiar un poco el río. Es una pena que los plásticos estén por el cauce, enrollados en los matorrales». Una pareja de peregrinos de Ourense hicieron ese comentario el jueves. Fue por la mañana después de haber seguido la ruta, en paralelo al río, desde Samos hasta la villa lucense de Sarria. Pero no fue el único tramo en el que hallaron los envoltorios de las alpacas de hierba seca surcando los campos y las riberas.
Tampoco fue el único lugar en el que se toparon con construcciones que alcanzan las cuatro alturas, como en Triacastela, u otras desnudas que muestran al caminante el ladrillo desgastado por el paso del tiempo, como en Ayán, un pueblo ubicado a pocos kilómetros del monasterio benedictino de Samos. Es que el feísmo galaico es un fenómeno que parece haberse enquistado también a lo largo de la ruta jacobea.
Un recorrido por la vía francesa entre O Cebreiro y Santiago es suficiente para comprobar cómo los monumentos históricos y los paisajes que han contribuido a convertir la ruta en uno de los grandes atractivos turísticos de la comunidad van intercalándose con construcciones tradicionales ampliadas con ladrillo, extrañas figuras de cemento, grafitis propios de un entorno urbano como el metro de Nueva York, somieres que hacen las veces de cierre de finca, bañeras con dotes de abrevadero o flechas amarillas impresas sobre bloques. Todos ellos son algunos de los puntos negros que se extienden por la ruta a su paso por Galicia.
Incluso hay tramos donde los peregrinos avanzan en paralelo a polígonos industriales. Ocurre en el parque de A Gándara, en Melide. También en O Pino, donde pese a que la obra está ahora paralizada, los caminantes pueden tocar el vallado que marca los lindes del polígono y observar de cerca el desmonte.
Ante este escenario hay arquitectos como el coruñés Alberto Unsain que urgen la puesta en marcha de un plan integral de protección del Camino semejante al que ahora han establecido para el litoral. «El Camino es el bien inmaterial más importante que tiene Galicia y no tiene que estar a la espera de que cada concello lo proteja», explica.
La Xunta trabaja en ello, pero los pasos son lentos. Porque, como apunta el también arquitecto Carlos Quintáns, la heterogénea arquitectura que bordea la vía «es un problema de educación». Por eso es importante, a su juicio, realizar una actuación integral que ejemplifique que pueden hacerse reformas por poco dinero.
Actualmente el decreto específico para la ruta francesa que desarrolla la Lei de Protección dos Camiños de Santiago de 1996 establece una distancia de diferentes grados de protección que van desde los tres a los treinta metros. Dichas marcas se extienden hasta los 300, cuando se trata de asuntos relacionados con el paisaje.
La estructura de protección parroquial que establece la ley actual parece no ser bastante. Uno de los miembros de la Comisión de Patrimonio do Camiño de Santiago de la Xunta, Antón Pombo, explica que están trabajando en una nueva delimitación de la ruta y en la recuperación de trazos históricos de las vías jacobeas. «Os lindes novos están feitos, agora hai que revisalos e aprobalos. Logo farase un plan de protección para cada un dos camiños, pero son moitos quilómetros e leva tempo», apunta. La intención, en principio, es tener listo el de la vía francesa este año.
* La Voz de Galicia - 11.01.10
Foto: Vitor Mejuto, lavozdegalicia.es
El feísmo también salpica al Camino de Santiago
en
11.1.10
por UrbanismoPatasArriba
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Tema: NOTICIAS Galicia
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