ORIOL BOHIGAS/ Barcelona* : La propuesta de modificación de la Diagonal se ha convertido en un tema vivo en las conversaciones ciudadanas. Las opiniones mayoritarias coinciden en que el gran eje del Eixample necesita una mejora, pero el objetivo de esta mejora es, en muchos casos, dudoso e, incluso, contradictorio. Y aún son más contradictorias las prioridades que pueden plantearse. ¿Transporte colectivo? ¿Peatones y espacio público? ¿Eje comercial? ¿Línea de tranvía o de metro? ¿Autobuses? ¿Nueva relación con la cuadrícula de su entorno?
Y más interrogantes que hacen, cada uno de ellos, referencia a diferentes propuestas urbanísticas. Para ayudar a aclarar criterios, planteo dos temas que me parecen esenciales, tanto para discutir los objetivos como para establecer los métodos.
En primer lugar: hay que tener en cuenta que no se tata de una refundación, sino de una reutilización. Esto es: la Diagonal ya existe y no le cambiaremos ni las dimensiones ni los factores característicos en la forma y el contenido. Reutilizar significa ofrecer nuevos usos lógicos y fácilmente adaptables a lo que existe y perdura. Parece sensato, por ejemplo, utilizar una iglesia para convertirla en una sala de conciertos, y una nave industrial, en un contenedor de exposiciones. Menos sensato –y quizá imposible– es convertir una catedral en una estación de metro, y un teatro, en un grupo de viviendas económicas. La rehabilitación viene siempre condicionada a una adecuación funcional y morfológica.
Pues bien, creo, sencillamente, que en el tramo central de la Diagonal no hay lugar para una línea segregada como la del tranvía, tal como funciona en los tramos extremos, añadida a una relativa segregación de otros servicios colectivos como los taxis, o de líneas específicas como la de bicicletas. Quiero decir que no hay lugar para tantas cosas sin tener que cambiar todo el sistema de movilidad de gran parte del Eixample y sin perder cualidades básicas.
Para tener un criterio sobre esta capacidad real, se necesita un estudio muy serio, muy comprometido, validado por técnicos de altísima experiencia. Suprimir, por ejemplo, seis de los actuales carriles de automóviles privados es algo demasiado insólito si no hay garantías de evitar un fracaso demasiado estrepitoso. El Ayuntamiento de Barcelona debería empezar ofreciendo este estudio general de movilidad al conocimiento público y adaptar a él cualquier solución de urbanización, sin partir de prejuicios como el del tranvía segregado.
Y esto tiene relación con el segundo tema: no puede ofrecerse una participación popular tan profunda y tan comprometida como la que se está planteando sin tener claros esos temas técnicos previos que requieren una elevada especialización. Es muy loable esta obertura participativa, sobre todo si representa el inicio de una nueva actitud política de proximidad. Pero debe tenerse en cuenta que hay temas específicamente técnicos inaccesibles a gran parte de la ciudadanía. Olvidarlo es añadir a la consulta popular una teatralidad que creará desconfianza respecto de los intentos de proximidad real.
Y otro tema más. ¿Por qué no se pregunta la opinión popular sobre la adecuación del gasto que toda esta operación comporta? Barcelona y su área metropolitana está reclamando muchas inversiones y deberíamos preguntarnos si un tema como la continuidad del tranvía de la Diagonal y la reforma de su sistema de movilidad tiene tanta prioridad como para destinarle un volumen de gasto tan importante. ¿Hay datos precisos sobre este gasto?
*Oriol Bohigas, arquitecto
* El Periódico - Opinión - 28.12.09
Diagonal: 'Complejidad técnica y juicio difícil'
en
1.1.10
por UrbanismoPatasArriba
Unknown
Tema: ARTÍCULOS URBANISMO , NOTICIAS Cataluña
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