El 80% de los baleares dice que la corrupción daña la imagen de las Islas en el exterior

ELMUNDO* : 2008 ha sido el año del aterrizaje sin frenos en la crisis económica. Pero sobre todo han sido los doce meses de la corrupción política. De los altos cargos esposados. De los registros en despachos de postín. De los cuellos blancos entrando y saliendo de la prisión provincial. De los gerentes de consorcios públicos que esconden 200.000 euros en efectivo en una lata de colacao enterrada bajo las hortalizas del jardín. El año de las confesiones y las vendettas. De la langosta con dinero público y el pelotazo urbanístico. Del escándalo. De la tinta. Y de la furia del contribuyente.

La crisis y la corrupción. La corrupción y la crisis. Dos tragedias que se retroalimentan. Dos realidades que encrespan a la sociedad balear. Que la enervan de puertas adentro. Y, según desvela la encuesta encargada por EL MUNDO, que le destrozan la autoestima.

Los casos
Si ayer estas mismas páginas recogían el abrumador dato de que un 53,7% de los ciudadanos de las Islas califica el año como "catastrófico", "corrupto" o "vergonzoso", hoy avanzamos en esa línea. Un 82,7% de los encuestados considera que "los casos de corrupción están dañando la imagen de Baleares en el exterior". La imagen. Esa mina en la que se ha sustentado durante años la economía insular. Sólo un 4,5% se muestra incapaz de responder a la pregunta. Y un raquítico 12,9% se apunta al 'no'.

Los fardos que lastran esa imagen son muchos y muy pesados. El caso Son Oms: recalificación de un polígono industrial participada y comisionada por políticos de UM. El caso CDEIB: malversación de caudales públicos y cobros de sobornos a cambio de contratos. El caso Rabasco: condena a dos ex ediles de Llucmajor por el expolio de un millón de euros públicos.

El caso Andratx: una quincena de años de cárcel para políticos del PP por infracciones urbanísticas. El caso Plan Territorial: investigación en torno a la recalificación injustificada de un millón de metros cuadrados rústicos. El caso Turisme Jove: políticos gastando en lujos y pidiendo sobornos. El caso Bitel II: un alto cargo público exigiendo comisiones porque, claro, "no podía decir que no" a su alto tren de vida. La Piñata: el reparto de más de 4 millones de euros a dedo a entidades fantasma interpuestas por miembros de un partido. El caso Palma Arena. El caso Rodrigo de Santos, que ha llevado al ex edil que le da nombre a prisión por presunto abuso de menores después de que se desvelase que gastó 50.000 euros con la visa municipal en clubes de ambiente homosexual. Y, para rematar el año, la investigación del dinero que se gastó el ex presidente Matas en relojes de lujo o en amueblar su palacete.

En total, nueve políticos han sido encarcelados preventivamente o se han librado de entrar en prisión gracias al pago de fianzas millonarias. Otra decena están procesados.

Eso sí, la cosa va por barrios políticos. Curiosamente, un 57,1% de los votantes de UM considera que la corrupción no daña la imagen de Baleares en el exterior, mientras que un 14,3% no lo tienen claro y se muestran indecisos. Es la opinión de los que militan en uno de los partidos en cuyas filas más se han prodigado las actitudes denunciadas y refleja fielmente la histórica estrategia de un partido unido por la argamasa del clientelismo y que siempre opta por no darse por aludido. Sólo el 28,6% de los votantes de UM considera que sí daña la imagen. Los votantes que más denuncian esa degradación de la imagen son los del PSOE: un 88,1% del partido que gobierna cree que la corrupción larva la proyección de Baleares. Sólo un 9,5% entiende que la imagen de Baleares no se ve dañada por los escándalos.

Autocrítica
En el PP, el partido más duramente castigado por las operaciones de la Fiscalía Anticorrupción, un 75,6% también secunda esa teoría de la pérdida de prestigio autonómico. Lo que, teniendo en cuenta que el PP ha protagonizado la mayoría de esos escándalos, refleja un alto grado de autocrítica en los votantes del partido. Lo opuesto a UM.

En lo que se refiere a la percepción de ese deterioro de la imagen entre los simpatizantes del Bloc, un 78,3% de los encuestados que se declararon afines a la coalición nacionalista apoyaron la tesis de que la corrupción daña la proyección de las Islas, mientras que un 21,7% consideraron que no.

Curiosamente, entre el Bloc no hay indecisos en torno a este asunto. Otra de las conclusiones que se extraen del estudio es que la isla donde mayor fuerza tiene esta idea es Menorca, donde un 85,2% de los entrevistados considera que la imagen está perjudicada. La cifra contrasta con la de Ibiza, donde se sitúa en un 74,9%. Eso pese a que en la isla pitiusa se ha judicializado este año el caso Eivissa Centre, un presunto escándalo de comisiones desvelado por este diario y sustanciado en una serie de reveladoras grabaciones que han llevado a la imputación del presidente del Consell Xico Tarrés.






* El Mundo - EDUARDO COLOM - 29.12.2008

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