COTIZALIA* : Si la bonanza económica ha propiciado los actos de corrupción urbanística entre cargos públicos y constructores y promotores, la crisis se está convirtiendo en aliada de aquellas organizaciones que se han visto perjudicadas por la especulación inmobiliaria, y que pretenden modificar la legislación actual, aprovechando los momentos de debilidad que atraviesa el sector.
Enrique Climent Laguarda es presidente de Abusos Urbanísticos NO, una asociación sin ánimo de lucro que representa a propietarios negativamente afectados por el desarrollo urbanístico en la Comunidad Valenciana. Climent es probablemente uno de los pocos españoles que contemplan a contrarreloj la crisis económica que atraviesa el país. “Tenemos que aprovechar el momento porque una crisis como esta no va a ser eterna”, dijo a El Confidencial. Climent estima que a partir del 2011 resurgirá de nuevo la actividad inmobiliaria y cuenta con este periodo de tiempo para llevar a cabo las reformas pertinentes de la vigente legislación urbanística.
Este lunes en el curso de verano de El Escorial, La transparencia como antídoto a la corrupción, Climent aseguró que se reduciría considerablemente el nivel de corrupción si el Gobierno Central recuperara las competencias de urbanismo que se cedieron en su día a las Autonomías y a los Ayuntamientos. “Tenemos a más de 7,000 municipios en España lo que multiplica por 7,000 las oportunidades de corrupción”, afirmó.
El antiguo auditor del Estado tiene preparado para septiembre el lanzamiento de una federación española que agrupará a un número de asociaciones dedicadas a la defensa de los derechos humanos y a luchar contra los abusos urbanísticos y medioambientales. Una organización estatal con la que pretende conseguir que “la caja de resonancia sea mucho más ruidosa” de lo que ha sido hasta ahora su pequeña organización.
Pero no ha pasado desapercibida la labor que hasta la fecha ha realizado Abusos Urbanísticos NO. Su historia es una historia de perseverancia. Después de presentar sin mucho éxito sus quejas y denuncias ante los diferentes órganos de gobierno españoles, se dirigió a la Comisión Europea como último recurso. “Nos dimos cuenta de que era el único sitio que nos podía brindar una cierta ayuda”, dijo. Ante la Comisión la organización presentó alrededor de 15,000 quejas civiles, un gran porcentaje de las cuales provenían de jubilados extranjeros que viven en la costa mediterránea española. “Esto ayudó a que la Comisión se lo tomara realmente en serio”, dijo Climent. Y, efectivamente, el organismo europeo envió a España tres comisiones de investigación, concluyendo la tercera de ellas en la derogación de la Ley 6/1994 Reguladora de la Actividad Urbanística, que se sustituyó a finales del 2005 por la actual ley de 2006. A pesar del éxito, el proceso no estuvo exento de dificultades. “La reacción a las visitas europeas por parte de los cargos públicos autonómicos fue tan lamentable que en un artículo escribí que me avergonzaba de ser valenciano si serlo implicaba tener un gobierno como el que tenemos”.
Actualmente, la organización se mantiene a la espera de una sentencia del Tribunal de Justicia Europeo contra el gobierno de España por incumplimiento de Directivas Europeas en materia urbanística que podría implicar una sanción de elevada cuantía. Cuando un político valenciano, cuyo nombre no quiso citar, se enteró de la posibilidad de la sanción, Climent le escuchó comentar, “que nos pongan multas, al fin y al cabo España nunca paga las multas que le pone la Comunidad Europea”.
Climent atribuye el salvaje desarrollo urbanístico en parte a las ingentes cantidades de dinero que buscaban (y siguen buscando) en el sector inmobiliario un destino para sus inversiones. Dinero blanco procedente del estallido de la burbuja tecnológica se sumó al negro procedente del cambio de la moneda única, o de la delincuencia internacional. “Esto era el paraíso para cualquier delincuente donde el trinomio de robo, corrupción y blanqueo encajaba como el mecanismo de un reloj”, afirmó Climent. “Nos hemos enterado de la noche a la mañana que tenemos instaladas a pan y cuchillo a Mafias rusas, rumanas, kosovares, sicilianas, napolitanas y colombianas”.
El fenómeno de movilización social que Climent está llevando a cabo resulta poco frecuente en nuestro país. “La sociedad española es una sociedad muy manipulada”, dijo Climent a El Confidencial. “Hay una indiferencia que hace que se pierda el interés por cualquier cosa que pueda afectarnos”.
* Cotizalia - Elena Herrero-Beaumont.- - 05/08/2008
Foto: Seseña (Toledo), urbanización de El Pocero - EFE
La crisis se convierte en antídoto para la corrupción urbanística
en
5.8.08
por UrbanismoPatasArriba
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Tema: NOTICIAS URBANISMO , NOTICIAS VIVIENDA
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