La corrupción alimenta la indiferencia hacia los políticos

GACETA* : Puestos a evaluar el poder, los españoles exhiben un cinismo proverbial. Y la proliferación de casos de corrupción en los últimos años —sobre todo los vinculados al ámbito urbanístico— no hace sino incrementar la desconfianza de los ciudadanos. El 63% de los españoles encuestados por la organización Transparencia Internacional (TI) en 2006 considera a los partidos bastante corruptos o extremadamente corruptos.

Sin embargo, se da la paradoja de que muchos alcaldes en cuyos municipios se venía denunciando con bastante fundamento algún escándalo inmobiliario —Estepona (PSOE), Los Alcázares (PSOE), Totana (PP), Torre Pacheco (PP), Zurgena (PA), etcétera—, revalidaron el cargo en las elecciones municipales celebradas un año después, en 2007, lo que invita a fundar una opinión escasamente favorable al espíritu democrático de los españoles. O quizá más bien contribuye a cimentar su atávico pasotismo.

El reciente Informe Global 2008 sobre Corrupción, elaborado por TI, muestra la relación existente entre la corrupción percibida y lo que denomina la “anomia social”, que no es otra cosa que la aplicación, al tejido civil, del silogismo “si nadie cumple las normas, por qué yo las voy a cumplir”. El documento apunta la causa estructural ya conocida que perpetúa la lacra de la corrupción urbanística en nuestro país. “La apuesta por un urbanismo desarrollista, altamente especulativo, insuficientemente planificado y escasamente participativo”, que viola sistemáticamente el modelo de ciudad sostenible.

Poca participación política

Actualmente en España existe una vivienda por cada dos habitantes (sólo en 2005 se construyeron 800.000 nuevas viviendas en nuestro país, tantas como en Reino Unido, Alemania y Francia juntas). Semejante sobreproducción no ha abaratado el precio del producto, sino todo lo contrario: el coste de los pisos ha subido un 150% en siete años, aunque ahora parece que está finalizando tal incremento. Los sobreprecios galopantes son fruto de una demanda mayoritaria de viviendas como activos financieros y no como valores de uso, lo que además favorece el empeoramiento de la calidad de los servicios en esos ámbitos.

El desaliento cunde entre el ya de por sí escéptico pueblo español. La corrupción incrementa la desconfianza y destruye el capital social. España es, de entre los países desarrollados, el que tiene un menor nivel de participación política convencional, y uno de los que tienen un menor nivel de participación política no convencional (movimiento asociativo). Una de las oleadas del CIS en 2007 certificaba que, para el 77% de los encuestados, la política aparece como nada o poco importante. Déficit de institucionalidad, anomia social... Pero hay más: improductividad en la economía.

Círculo vicioso

Según el estudio de TI, la corrupción acarrea un desequilibrio en el gasto público en favor de un sector tan poco productivo como el de la construcción. “Nuestros ayuntamientos han encontrado en el suelo su principal fuente de financiación extra, pero en numerosos casos el suelo se malvende o el dinero que obtienen con la recalificación tienen que emplearlo luego en dar servicios a los nuevos habitantes, con lo que acaban aumentando sus gastos, por lo que necesitan sacar más suelo o a la venta o a recalificación, en un imparable círculo vicioso”. El sector inmobiliario está aportando un 32% de los ingresos municipales, mientras que genera el 36% del total de gastos municipales. Lo comido por lo servido.

El informe de TI revela que un 41% de españoles encuestados considera a los órganos legislativos bastante o extremadamente corruptos, el 54% a las empresas y el 44% a los medios de comunicación. En cuanto a los servicios públicos, el 40% considera bastante o muy corrupto al sistema legal y al poder judicial, el 29% a la policía, el 47% a los servicios de registros y permisos, el 29% a los servicios públicos telefónicos, de gas, electricidad, etc., y el 37% a la recaudación de impuestos.




* Gaceta.es - Jorge Bustos - 04/07/2008
Foto: especulación viñeta

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