Amenazas de muerte contra el periodista Chema Gil por destapar una trama urbanística en Murcia

PERIODISTAS/MARTA MOLINA* : Amenazas de muerte, llamadas telefónicas e, incluso, alusiones a su lugar de residencia, a su familia y a su trabajo. En ese día a día se mueve desde hace dos años el periodista murciano Chema Gil, director del digital www.noticiasdemurcia.com. Gil es autor de las informaciones periodísticas que llevaron a incoar el caso de corrupción urbanística en Torre Pacheco (Murcia). Un proceso que implicó al Ayuntamiento y que ahora investiga el juzgado número cuatro de San Javier en las diligencias 878/2007. Entre quienes profirieron parte de esas intimidaciones, se cuenta el alcalde de la localidad, Daniel García Madrid, quien amenazó con dejar sin trabajo al periodista.

Chema Gil comenzó a desvelar asuntos escandalosos en la gestión del Ayuntamiento de Torre Pacheco en el periódico La Gaceta del Mar Menor, que antes dirigía y que debió cerrar presionado por la falta de anunciantes.

“Intimidados por el Ayuntamiento”, atribuye el periodista. Sus informaciones sirvieron de base para que los juzgados iniciaran la causa penal que ahora se ha puesto al descubierto. El periodista recibe desde entonces amenazas casi diarias. La mayoría, telefónicas. Algunas, de muerte. Como las que colgaron desconocidos en el foro de la página web del Ayuntamiento de Torre Pacheco o la que atendió la delegación en Murcia de la agencia EFE. Incluso han llegado a advertirle de que sabían el colegio y la hora exacta donde cursa su hija de ocho años. El periodista puso todo en conocimiento de la Guardia Civil e, incluso, consiguió recibir protección de este cuerpo durante dos días. Pero, aunque las amenazas continúan, las autoridades le retiraron el amparo “por entender que no había de qué preocuparse”, explica.

El periodista, en cambio, considera de extrema gravedad su situación y la de su familia. Tomó conciencia del cariz del asunto cuando colegas de profesión le alarmaron de la implicación del alcalde de Torre Pacheco en las amenazas. Los periodistas conocieron ese dato una vez que se levantó el secreto sumarial, aunque parcial, del caso. “Ésto hay que sacarlo”, le dijeron. “Porque si mañana te fallan los frenos del coche, nadie va a saber quién está detrás”, le advirtieron. No obstante, Chema Gil denuncia la pasividad de las autoridades y los colectivos periodísticos que, ante la gravedad de la situación, “solo me recomiendan mantener la calma”. Le piden “aguantar el tipo”, pero confiesa temer por la integridad de su familia y por su propia vida. Sus recelos no pasan tanto por el alcalde o e constructor Facundo Armero. Teme, más bien, la reacción de algún “exaltado próximo a sus intereses”.

Las escuchas telefónicas que han quedado fuera del secreto de sumario hace unos días ponen de manifiesto que el alcalde García Madrid encargó a una persona --“no identificada” en las investigaciones de la Guardia Civil- que diera nombres y apellidos de los familiares del periodista, según consta en la desgrabación de las escuchas telefónicas que quedaron fuera del secreto del sumario. Además, desde el teléfono móvil del alcalde, intervenido por orden judicial al edil del PP, el 22 de abril del pasado año se envió un sms solicitando la identidad de la esposa del periodista. El titular del teléfono receptor satisfizo el requerimiento ocho horas después. En otra conversación, seis días después, el alcalde amenaza con lograr que el periodista se quede sin trabajo, incluyendo en la conversación que mantiene con un familiar suyo la frase: “ya verá ese”.

La situación no quedó ahí ya que el 19 de mayo, poco después de las dos de la tarde, Daniel García, según obra en las diligencias de la Sección de Investigación Criminal de la Guardia Civil, llamó al mismo número de teléfono al que un mes antes había dirigido el mensaje pidiendo datos de la familia del periodista. El alcalde solicita ahora la dirección del domicilio de Chema Gil. La persona que recibe el encargo saluda al alcalde con un “a sus órdenes”. Poco después le comunica la dirección. El alcalde, interpelado, responde que la necesita para enviarle un jamón al periodista. Ese obsequio nunca llegó al domicilio.

“Desamparado y desprotegido”, según confiesa, Chema Gil denuncia la pasividad de los colectivos periodísticos regionales, que han desatendido su caso. “A pesar”, dice, “de la gravedad del asunto”.





* Periodistas-es - Murcia - 12-02-2008



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