Hacia el 6 de octubre: exigimos que nuestra voz marque el camino

Vdevivienda* está siguiendo con el máximo interés y el sentido crítico que nos caracteriza los últimos movimientos que se hacen desde el poder político para simular un cambio en sus prioridades y políticas sobre el derecho a la vivienda. Pero sabemos que ese cambio es más aparente que real, y no está guiado por una auténtica conciencia social, sino que está forzado por unas circunstancias adversas tanto a nivel nacional, con el fin de la especulación urbanística, como internacional, patente en la crisis de liquidez que viven los mercados financieros internacionales por un problema originado precisamente en las hipotecas de alto riesgo en EEUU. También somos conscientes de que en este cambio de panorama ha sido muy importante la presión de los ciudadanos y ciudadanas de este país que cada vez en mayor número exigen una verdadera política social, y por eso el próximo 6 DE OCTUBRE volveremos a salir a la calle en la que apostamos que será la mayor manifestación de la historia por el derecho a la vivienda digna.

No nos valen cambios cosméticos, como el relevo al frente del Ministerio de la Vivienda en la persona de Carme Chacón, una mujer que tan sólo tiene imagen y que se niega a responder ante un periodista de la BBC cuando se le pregunta por el fin de la burbuja urbanística y sus consecuencias; pero la censura del gobierno ya no puede ocultar un problema que ya es demasiado evidente para todo el mundo. Esta política de ocultación sistemática de la realidad es la norma desde hace años, cuando ya en la prensa internacional se alertaba de lo que iba a pasar aquí, y sin embargo en España se seguía alimentando el engaño con la sempiterna letanía de que la construcción iba a seguir tirando de la economía por los siglos de los siglos. Y creemos que esta actitud se debe a que el poder político ha sido un cómplice más en el pastel de la especulación urbanística; los políticos, aliados con los banqueros, constructores e inmobiliarias, se han dedicado a saquear a las clases trabajadoras de este país; pero para mantener el timo, era necesario que la gente creyera que antes llegaría otro diluvio universal que un parón en el ciclo de la construcción.

No nos valen fórmulas mágicas, como esa nueva ley del suelo que llega tan a destiempo, cuando España es ya el paraíso de la especulación y el país con los pisos más caros del mundo en relación a los salarios. Además, este texto permite un amplio margen de maniobra a las leyes autonómicas, que pueden aprovechar multitud de recovecos legales para convertir los tímidos avances de esta norma en pequeños inconvenientes fácilmente superables. Exigimos que este nuevo texto marque unos límites más claros sobre las características que debe tener una VPO, que elimine la figura del agente urbanizador y que, sobre todo, tenga como vocación principal el dar un uso social a los más de 3 millones de viviendas vacías que hay en España.

Y por supuesto, no nos valen las recetas neoliberales que ahora se quiere imponer a los trabajadores y trabajadoras afectados por las subidas de los tipos de interés y la presión cada vez más asfixiante de las hipotecas. Estas recetas buscan a su vez salvar el cuello a los que han generado este gran problema, a esos especuladores que se han enriquecido en los últimos años a costa de alimentar un gran monstruo que irremediablemente tenía que estallar. Estos mercaderes de las finanzas no han parado hasta matar a la gallina de los huevos de oro; gracias a dios que han venido en su socorro sus grandes amigos, las autoridades monetarias de las grandes potencias y de la UE, que han suministrado a los maltrechos mercados financieros una medicina pagada precisamente con nuestro dinero, con el dinero de los que no podemos acceder a una vivienda digna si no es a costa de un endeudamiento de por vida que nos impida disfrutar de una auténtica calidad de vida, y nos condene a vivir bajo el temor de un despido o de un nueva subida de los tipos.

Se ha acabado el quedarnos quietos a la espera de que nos solucionen el problema los que lo han causado. Ahora es nuestro turno. Queremos ser nosotros los que marquemos el camino y dictemos las soluciones. El protagonismo en las políticas sociales no pueden tenerlo los que se han enriquecido a costa de los derechos sociales. Su tiempo se ha acabado; ha terminado el tiempo del silencio. Es el momento de que nuestra voz se escuche, de que marque el camino a seguir y se convierta en la vanguardia del cambio social. Es el tiempo de la calle, es la hora de la lucha. Los ciudadanos y ciudadanas de este país vamos a dejar muy claro el próximo 6 de octubre que ya no nos valen excusas, y que nuestra única e innegociable meta es que al fin consigamos unas verdaderas políticas sociales que destierren para siempre la precariedad y el mercadeo de la vivienda. Y en este camino, si estamos todos juntos, sólo podemos vencer.





* Vdevivienda - Madrid - 22 de agosto de 2007







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